La siesta en las personas mayores: beneficios de un pequeño placer

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A partir de una edad avanzada es muy importante mantenerse sanos, así como incorporar hábitos saludables que hagan que aumente la calidad de vida. Es aquí donde entra en juega la siesta en las personas mayores, con unos beneficios muy claros pero con algunos matices a tener en cuenta.

Y uno de esos hábitos saludables es la calidad del sueño en general, la siesta en personas mayores en particular.

La calidad del sueño cobra una importancia capital, pues es muy común padecer problemas de insomnio en personas mayores.

De hecho, son varios los estudios que revelan que dormir las horas adecuadas en la tercera edad.

Incluso voces médicas autorizadas expertas en la salud de personas mayores y en el proceso de envejecimiento reconocen que una siesta corta mejora la salud y circulación sanguínea, así como mejora la memoria en personas mayores.

Beneficios de la siesta en personas mayores

A medida que las personas envejecen sus patrones de sueño se modifican y es muy común encontrar problemas relacionados con el sueño, tales como sueño ligero, insomnio o apnea del sueño.

Es por ello que las siestas en personas de edad avanzada se vuelven más frecuentes y, aunque no está demostrado que la siesta ayude a evitar el deterioro cognitivo en la tercera edad o problemas de salud como la demencia, sí que es cierto que incluye una serie de beneficios muy a tener en cuenta:

  • Ayuda a relajarse.
  • Reduce los niveles de fatiga en personas mayores.
  • Es uno de los remedios caseros para la memoria de las personas mayores, junto con la alimentación.
  • El sueño regula la respuesta inmunitaria del cuerpo.
  • La siesta vespertina aporta una mayor agilidad mental y los reflejos.
  • Incentiva el estado de alerta en la persona.
  • La siesta ayuda a disminuir en un 37% el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
  • Mejora la conciencia de ubicación, fluidez verbal y memoria de trabajo.
  • Potencia la positividad de la persona mayor y aumenta su estado de ánimo.

¿Cuánto debe durar una siesta en personas mayores?

No es recomendable que supere los 20-30 minutos de duración. En adultos más jóvenes sí que pueden tolerar siestas más largas.

Pero en un adulto mayor los efectos de una siesta duradera no son positivos como en plena etapa de crecimiento.

Además, varios estudios afirman que existen ciertos efectos adversos para la salud como diabetes, enfermedad cardiaca y depresión, que están relacionados con un sueño largo a mitad del día, en torno a más de una hora de duración.

Asimismo, se recomienda que los adultos mayores se mantengan activos el mayor tiempo posible durante las horas del día, así como animarse a realizar algún tipo de actividad física y mental para que, al llegar la noche, su horas de sueño no se vean condicionadas, que suelen ser unas 7-8 horas al día.

No obstante, esto no debería ser condicionante de una calidad óptima de horas de sueño nocturno, pues sin un buen descanso nocturno, un adulto de la tercera edad tendrá mayor probabilidad de sufrir somnolencia excesiva durante el día.

Una mujer mayor durmiendo la siesta para recuperarse de la energía de la mañana en el sofá de su casa.

Entonces… ¿es bueno dormir siesta?

Sí, siempre y cuando se acompañe de un estilo de vida activo y no se supere los 20-30 minutos de duración de la siesta en personas mayores.

Y en personas mayores con problemas de conciliación de sueño nocturno no es tan recomendable dormir siesta puesto que puede propiciar el mal hábito de no disponer del sueño oportuno recomendable en horas nocturnas.

La costumbre de la siesta solo la practica en España un 16,2% de la población

La siesta antes de comer: ¿es recomendable?

Existe otra siesta menos común y menos conocida, pero que también se da en muchos casos.

Es la famosa “siesta del carnero” o “siesta del canónigo” y es una siesta que se da sobre todo en la tercera edad, ya tras la jubilación, puesto que no se tiene que trabajar antes o después.

Este tipo de siesta que se produce antes de comer suele ser más reparadora que la que se hace después, ya que no solo ayuda a reponer fuerzas, sino que hace que se coma con menor ansia, según confirman expertos del sector.

En definitiva, la “siesta del carnero” también es igualmente de recomendable que la siesta después de comer siempre y cuando no sobrepase los 20 minutos o 30 minutos al día, puesto que ayudará a coger energías para el resto del día, sobre todo a aquellas personas mayores que tienen muy interiorizado el hábito de madrugar mucho.

Un hombre mayor descansa echándose la siesta en su cama.

La relación entre la siesta y dolor de cabeza

No obstante, existen casos en que la siesta puede sentar mal a las personas mayores, y esto es debido a la inercia del sueño.

De hecho, es bastante común que muchas personas con edad avanzada se despierten de la misma con una sensación de confusión, cansancio e incluso con malestar corporal con síntomas como náuseas.

Incluso se ha demostrado que cuanto más tarde se inste a dormir la siesta peores efectos tendrá sobre la salud.

En todo caso, el momento propicio para un adulto mayor es justo después de comer, ya que si se tarda demasiado se puede condicionar el llamado ciclo circadiano, que son cambios físicos que se regulan con distintas características físicas y mentales y que ocurren en el transcurso de un día.

¿Qué es la inercia del sueño?

En ocasiones, una persona mayor se despierta de la siesta cansado, irascible o con mal humor, incluso con malestar corporal.

Esto no es debido a su personalidad, sino a un fenómeno neuronal conocido como “inercia del sueño”.

Es más, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño incluye la inercia del sueño como un tipo de parasomnia que puede afectar tanto a adolescentes como adultos mayores.

Un estudio de la Universidad de Harvard definió la inercia del sueño como “el deterioro del rendimiento cognitivo que se produce inmediatamente al despertarse

Según varios estudios, el proceso de inercia del sueño no suele durar más de 60 minutos, aunque en algunos casos puede alargarse incluso horas.

La inercia del sueño se puede paliar con algunos consejos como: asegurarse de dormir entre 7 y 8 horas diarias, así como disponer de un colchón en óptimas condiciones.

Dormir sin interrupciones y sin televisiones o luces que puedan molestar, o evitar comidas y cenas copiosas son algunas de las recomendaciones para la calidad del sueño del adulto mayor.

La hora de la siesta, acompañada de hábitos saludables

Las ventajas y desventajas de dormir la siesta son evidentes y han quedado demostradas. Como todo en la vida, se recomienda en su justa medida, siempre y cuando sea un hábito saludable, y la siesta lo es.

En caso de requerir el cuidado de personas mayores a domicilio, será un cuidador o cuidadora la persona encargada de garantizar estas premisas en la hora de la siesta.

Envejecer es un proceso natural que conlleva muchos cambios, tanto físicos como mentales.

Un anciano duerme una pequeña siesta en las butacas de un aeropuerto mientras espera su vuelo.

A medida que se envejece se van perdiendo facultades, entre ellas, la capacidad para conciliar el sueño e incluso el descanso nocturno, por lo que la recomendación de los profesionales es cuidar y estar pendientes a los cambios que presente el organismo y los cambios severos de sus hábitos, en este caso del sueño.

Sin duda, la calidad del sueño es uno de los propósitos saludables para personas mayores más recomendados por las organizaciones e instituciones sanitarias, entre ellos, la siesta en personas mayores.

La Organización Mundial de la Salud destaca que para mantener un cuerpo saludable a partir de la tercera edad, las personas mayores deben dormir entre 7 y 8 horas diarias, para así garantizar una buena calidad de vida, a parte de una buena dieta, rutina de ejercicios y controles médicos.

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