¿Qué es el síndrome de fatiga crónica en ancianos?

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El síndrome de fatiga crónica o la encefalomielitis miálgica, es una grave enfermedad neurológica que afecta considerablemente a las personas mayores que lo sufren.

Una enfermedad, además, desconocida hoy en día por la población en general, pero que presenta unos efectos y síntomas, descritos muy bien por quienes la padecen, que llegan a resultar hasta incapacitantes para ellos.

De hecho, las personas que sufren este malestar crónico en la vejez tienen día a día que enfrentarse a multitud de barreras físicas y psicológicas, debido a los efectos que sienten a causa de un cansancio crónico que les impide hacer vida normal.

Un cansancio crónico y agotamiento extremo en el anciano que va acompañado de un dolor difuso, que llega a provocar trastornos del sueño, además de tipo neurovegetativo y neurocognitivo. Una enfermedad que aparece de repente y que deteriora la salud de la persona rápidamente.

Síndrome de fatiga crónica: la encefalomielitis miálgica

El síndrome de fatiga crónica o encefalomielitis miálgica es una enfermedad crónica que incide gradualmente en el sistema cardiovascular, endocrino, inmunitario y neurológico.

Su principal característica se basa en que la persona siente un malestar crónico y una fatiga que llegan a frustrarla, ya que mina por completo su calidad de vida y bienestar.

Asimismo, al tratarse de una enfermedad desconocida hoy en día, no son muchas las investigaciones que se están realizando para conocer exactamente por qué se produce ese cansancio crónico extremo.

El síndrome de la fatiga crónica es una enfermedad desconocida

De hecho, los investigadores, al no haber pruebas tampoco específicas de laboratorio para identificarla, no saben exactamente qué produce el síndrome de fatiga crónica o encefalomielitis miálgica.

Aunque sí se ha comprobado que ni el género o la edad de las personas son determinantes a la hora de padecerla, ya que no se trata de sólo un malestar crónico que se padece en la vejez.

Sin embargo, las últimas investigaciones revelan que tanto el estrés oxidativo como una disfunción mitocondrial, en la que las funciones del cuerpo y las células dejan de funcionar correctamente, podrían estar detrás del desarrollo de la enfermedad.

Pero algo que sí se sabe, es que es importante para diagnosticarla que los especialistas puedan contar con los antecedentes médicos de la persona, además de estudiar los síntomas que presenta el afectado.

Por otra parte, hay que apuntar que las personas que sufren de encefalomielitis miálgica gozaban de buena salud antes de su aparición, por lo que existe una hipótesis que sostiene que podría desencadenarse a causa de una infección bacteriana viral que estaría detrás de la disfunción del sistema inmunológico.

Malestar crónico que se padece en la vejez: Encefalomielitis miálgica

Síntomas de la fatiga crónica en ancianos

El principal síntoma de la fatiga crónica es como su nombre indica la fatiga, la cual impide a la persona el realizar actividades tanto físicas como cognitivas aunque lo desee. Un malestar crónico que si se alargase, al menos medio año, el médico podría llegar a determinar que se padece encefalomielitis miálgica.

De otro lado, existen otros síntomas de la fatiga crónica como:

  • Malestar generalizado.
  • Fuerte dolor articular y muscular.
  • Cansancio crónico.
  • Problemas neurológicos y cognitivos: falta de concentración y de memoria a corto plazo, entre otros problemas.
  • Sufrir trastornos del sueño.
  • Aparición de migrañas y dolor de cabeza.
  • Mareos y problemas del sistema nervioso autónomo.
  • Cambios de temperatura corporal.
  • Intolerancias alimentarias.
  • Debilidad inmunitaria: Dolor de garganta, faringitis, gripe, etc.

Hay que tener presente que las personas que sufren el síndrome de fatiga crónica a menudo se ven confinadas en la cama debido a los síntomas que sufren. Una enfermedad que no mejora descansando, pero que sí se ve empeorada después de la realización de actividades físicas o de tipo mental.

Algo curioso, es que las personas mayores que sufren encefalomielitis miálgica, en algunos casos, no se sienten como enfermos; pero la realidad es que no tienen las mismas capacidades para hacer vida normal como antes.

De hecho, actividades cotidianas como el cocinar o darse una ducha se vuelven difíciles, así como seguir el ritmo que es necesario para ser parte activa de la vida social y familiar.

Un síndrome que puede ser de larga duración (años), e incluso, podría discapacitar gravemente a las persona. Pero hay que saber que los síntomas pueden desaparecer por un tiempo y volver a aparecer en ciertos periodos.

Y aunque es cierto que no todas las personas que lo sufren se llegan a recuperar completamente, la gran mayoría de pacientes afectados va recuperando paulatinamente las habilidades perdidas a causa de la enfermedad.

Niveles de afectación de la encefalomielitis miálgica

Las personas presentan distintos niveles de afectación cuando sufren encefalomielitis miálgica. Estos pueden ser:

    1. Leve: en este estadio la persona que sufre la enfermedad ve reducido en un cincuenta por ciento la capacidad de hacer actividad física o cognitiva.
    2. Moderado: en este nivel el paciente presenta limitaciones más fuertes y puede hacer sólo vida domiciliaria y también bastante limitada.
    3. Grave: en este grado superior de la enfermedad la persona solamente puede estar en la cama y evidentemente las actividades a realizar quedan anuladas por la enfermedad.

Tratamiento de la encefalomielitis miálgica o el síndrome de fatiga crónica

Como hemos nombrado anteriormente, en la actualidad no existe un tratamiento específico para el síndrome de fatiga crónica, solamente contra los síntomas específicos que se presentan en cada caso.

Por ello, si un familiar o persona mayor a nuestro cargo creemos que sufre esta enfermedad, nuestra recomendación es llevarlo al médico para que pueda diagnosticarla, o descartarla, y recetarle medicamentos concretos dependiendo de los síntomas que sufra.

Además, estas pautas y medidas ayudarán a la persona a llevar mejor la enfermedad y rebajar la intensidad de sus síntomas:

  • Seguir una rutina de sueño correcta, levantándose y acostándose a la misma hora.
  • Beber agua regularmente para mantenerse hidratado.
  • Evitar el alcohol y los estimulantes como el café, refrescos con cafeína y bebidas energéticas.
  • Llevar una dieta sana y equilibrada libre de azúcares.
  • Relajarse y meditar centrándose en la recuperación (la música para relajarse es conveniente).
  • Hacer las actividades en los momentos del día que la persona se sienta más fuerte.
  • Buscar ayuda de un profesional de la psicología si es preciso para comprender mejor la enfermedad.
  • Hacer ejercicio físico de la mano de un profesional que conozca la enfermedad para evitar el desgaste muscular.
  • Acudir al fisioterapeuta y al masajista para tratar de forma correcta el dolor muscular.

Hay que saber, que todas estas indicaciones es conveniente consultarlas con el médico porque cada persona se encuentra en un nivel específico de la enfermedad, como hemos visto, y lo que es bueno para uno quizá es contraproducente para otro.

Asimismo, en los casos de fatiga crónica en ancianos, el contar con una cuidadora interna o por horas, que ayude a la persona en su día a día, será de gran relevancia para hacerle la vida más sencilla, ayudarle en su recuperación y al mismo tiempo para que tenga compañía durante todo el proceso.

 

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