El verano es la época del año que muchas personas esperan para descansar e irse de vacaciones. A pesar de que el invierno sea el momento idóneo para la proliferación de gripes y resfriados, en los meses de más calor también puede darse, y conviene tener especial cuidado, ya que puede resultar muy incómodo para la persona afectada.
Los cambios bruscos de temperatura, los aires acondicionados, el bañador mojado que no se cambia tras el baño o la creciente sequedad ambiental son algunas de las causas que pueden desencadenar resfriados en verano. Pero existen medidas sencillas pero eficaces que ayudarán a acortar la duración a detectar a tiempo los primeros signos para poder actuar con solvencia.
Síntomas de un resfriado de verano: ¿Cómo detectarlo?
Los síntomas de un resfriado de verano son muy similares a los que puedas sufrir por un resfriado en cualquier otra época del año, pero puede presentar algunas peculiaridades relacionadas con las temperaturas elevadas propias de esta época e incluso con el estilo de vida distinto que las personas suelen seguir durante las vacaciones estivales (cambios en la dieta, baños en playa o piscina…). Además del malestar general, que suele acompañar cualquier proceso vírico, entre los síntomas de un resfriado de verano más frecuentes destacan:
- Fiebre: aunque estos resfriados no suelen ir acompañados de un aumento de la temperatura corporal considerable, la sensación de fiebre resulta especialmente importante. Lo normal es tener solo unas décimas, alcanzando los 37 ºC – 37.5 ºC. Esto se debe a que las altas temperaturas provocan que la sensación térmica sea mayor. Pese a no tener fiebre excesivamente alta, los escalofríos y el acaloramiento general son habituales.
- Tos y garganta seca: se trata de otro de los signos evidentes. En este caso, la tos es ligera, sin expectoración, y garganta seca, con sensación de estar irritada, son también síntomas frecuentes. En lugares donde predominan los veranos secos (con escasa humedad ambiental) la sequedad de la garganta, que puede provocar incluso molestias al tragar, se acentúa.
- Congestión y mocos: la mucosidad, de escasa densidad, es también manifestación típica de los resfriados veraniegos.
- Estornudos: sobre todo en el inicio del resfriado, pueden presentarse estornudos frecuentes algo que puede hacer que los síntomas se confundan con los de la alergia.
¿Cómo prevenir el resfriado en verano?
Si bien no existe una fórmula efectiva que consiga evitar la proliferación de un resfriado de verano, hay una serie de pautas que pueden ayudar en la prevención de este:
- Evitar los cambios de temperatura bruscos.
- Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón.
- Aumentar la ingesta de líquidos, preferentemente agua.
- No exponerse continuamente al aire acondicionado.
- Seguir una dieta saludable, rica en frutas y verduras. Ambas incluyen gran cantidad de agua, por lo que son beneficiosas para la salud en cualquier momento del año, pero aún más en verano.
- Evitar el contacto con personas cercanas que tengan señales de estar incubando un resfriado.
- Descansar lo suficiente, ya que esto hará que se refuerce el sistema inmunológico.
- Taparse la boca al toser o estornudar. Se puede optar por el brazo en lugar de las manos, ya que estas estarán en contacto con otros objetos. Además, se recomienda el uso de pañuelos desechables.
Aunque estos consejos pueden reducir el riesgo de contraer un resfriado, no garantizan una protección completa. Como cuidadores, o familiares, si se detectan síntomas de resfriado, es importante velar por el bienestar de la persona afectada, su descanso, mantener una buena hidratación y consultar a un profesional de la salud si es necesario.
Medidas para tratar el resfriado de verano: remedios caseros
Más allá del tratamiento farmacológico, que incluye un abanico de posibilidades bastante amplio: antihistamínicos, que son efectivos para los estornudos, lagrimeo y congestión nasal provocados por los cambios de temperatura, antiinflamatorios, útiles frente al dolor de cabeza y garganta y malestar general, mucolíticos y expectorantes para aumentar la fluidez de la mucosidad y expulsarlos con mayor facilidad, antitusivos y descongestionantes, para combatir el resfriado de verano, los colectivos más vulnerables, como pueda ser el caso de las personas mayores, tendrán que adoptar una serie de medidas con el objetivo de mejorar lo antes posible y evitar el contagio de otras personas:
- Mantener reposo siempre que sea posible.
- No exponerse a cambios bruscos de temperatura, como pueda ser del aire acondicionado al calor asfixiante del exterior en horas del día.
- Realizar lavados nasales con suero fisiológico o agua de mar para aliviar la congestión.
- Utilizar humidificadores ambientales para evitar la sequedad de las vías respiratorias y así fluidificar la mucosidad.
- Utilizar ropa ligera y mantener las habitaciones correctamente ventiladas.
- Desinfectar las superficies con las que se tenga contacto habitualmente.
- No compartir objetos de higiene o alimentación con el resto de personas.
El resfriado de verano es una patología frecuente de la época estival que tiene relación con los aires acondicionados, los cambios de temperatura y la sequedad ambiental que estos aparatos producen. Su sintomatología es parecida al catarro común y no presenta gravedad, pero aún así hay que prevenir con la ayuda de los especialistas en el ámbito sanitario