Distimia: qué es, síntomas y tratamiento

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En muchos momentos de la vida pero, sobre todo en la tercera edad, la salud mental es muy importante. Existen muchas formas de sufrir depresión, y una de ellas es la distimia, que es muy común en edades avanzadas.

¿Qué es la distimia?

La distimia es un trastorno depresivo de carácter persistente. Se trata de una depresión que se convierte en crónica, perdurando en las personas mayores durante un período largo de tiempo (años).

Además de con el nombre de distimia, esta dolencia se conoce de otras formas:

  • Depresión menor: el apellido de “menor” se incluye para especificar que sus síntomas son de menor fuerza que los de la depresión común.
  • Depresión crónica: con base en la propia duración de la dolencia. No obstante, este término no significa que como crónica no pueda ser mitigada.

Qué es el trastorno distímico

El trastorno distímico, también conocido como trastorno distímico o distimia, es un trastorno del estado de ánimo crónico y de larga duración que se caracteriza por síntomas depresivos persistentes y de menor intensidad en comparación con la depresión mayor.

Las personas con distimia suelen experimentar síntomas depresivos durante la mayor parte del día, la mayor parte de los días, durante al menos dos años (un año en niños y adolescentes).

Trastorno distímico: síntomas

  1. Sentimientos de tristeza o vacío.
  2. Pérdida de interés o placer en actividades habitualmente placenteras.
  3. Cambio en el apetito (pérdida o aumento).
  4. Problemas de sueño (insomnio o hipersomnia).
  5. Fatiga o falta de energía.
  6. Sentimientos de desesperanza o pesimismo.
  7. Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
  8. Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva.
  9. Irritabilidad o enojo frecuente.
  10. Dificultades en las relaciones interpersonales.

Es importante destacar que, aunque los síntomas de la distimia pueden no ser tan graves como los de la depresión mayor, pueden ser lo suficientemente persistentes como para afectar significativamente el funcionamiento diario y la calidad de vida de la persona afectada.

Además, algunas personas con distimia pueden experimentar episodios de depresión mayor en algún momento de su vida.

Causas de la distimia

La aparición de la distimia no está asociada a una causa concreta, sino que puede estar aparejada a muy diversos factores de riesgo y múltiples causas diferentes. Entre ellas, destacan las siguientes:

  • Vivencia de un episodio de gran estrés o ansiedad. Un acontecimiento traumático, como por ejemplo el duelo por un allegado fallecido, puede desencadenar en un trastorno depresivo crónico.
  • Problemas de salud de otra índole. La aparición de diversas afecciones propias de la edad puede provocar en nuestro familiar un sentimiento persistente de pesimismo y baja motivación frente a la vida.
  • La falta de actividad física y psicológica ocasiona en las personas mayores un sentimiento de dejadez y pérdida de ilusión por el futuro que va minando progresivamente su autoestima.
  • Soledad. La soledad es la principal causa de muchos de los problemas anímicos de las personas mayores. Encontrarse ante esta situación tan temida ocasiona en nuestros mayores un profundo sentimiento de tristeza y abandono.
  • Dependencia. Existe una estrecha relación entre la dependencia funcional y la distimia al sentirse la persona con poca valía y como una carga para los de su alrededor.
  • Determinada composición de sustancias químicas del cerebro. Varios estudios han determinado que la alteración de estas sustancias químicas, como por ejemplo la serotonina (sustancia que ayuda al cerebro a controlar las emociones y tomar decisiones), pueden ser la causa principal de la aparición de la distimia.
  • Genética. Suele afectar en mayor medida a personas que presentan antecedentes familiares relacionados con esta enfermedad.
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Síntomas de la distimia

La distimia no es sencilla de diagnosticar porque la tristeza no es su síntoma principal. En el caso de las personas mayores, habitualmente, los síntomas son menos obvios que los de la depresión. A ello se suma que, en muchas ocasiones, nuestro familiar no quiere hablar de sus sentimientos, lo que nos dificulta saber qué le ocurre con exactitud.

Para determinar si nuestro familiar puede sufrir distimia, los síntomas que podemos observar son los siguientes:

  • Falta de interés en las actividades diarias.
  • Apatía.
  • Cansancio y falta de energía tanto mental como física.
  • Dificultad para dormir.
  • Desesperanza sobre el futuro.
  • Irritabilidad desmesurada.
  • Melancolía y tristeza constante. Sensación de vacío.
  • Baja autoestima.
  • Dificultad para concentrarse y para recordar ciertos episodios o hechos recientes.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Aislamiento social, disminución de la interacción social.
  • Dificultad para experimentar placer o disfrutar.
  • Falta o exceso de apetito.

Infografía de los síntomas de la distimia

En relación con estos múltiples síntomas, debemos tener en cuenta que estos, por lo general, aparecen y desaparecen durante años y su intensidad puede cambiar con el tiempo. No obstante, los síntomas no suelen desaparecer durante más de 2 meses.

Diferencia entre distimia y depresión

La distimia depresiva y la depresión mayor presentan unas pequeñas diferencias que hacen que no se trate de la misma enfermedad y que puedan llegar a confundirse entre ellas.

Las principales diferencias entre distimia y depresión atienden a los siguientes aspectos:

  • Síntomas: En la distimia, los síntomas no se presentan de una manera tan clara y contundente como en la depresión.
  • Intensidad: El nivel de intensidad de la distimia es menor que el de la depresión.
  • Afección en la vida cotidiana: Dado que en la depresión los síntomas se desarrollan de una forma más brusca, esta afecta a la rutina diaria en mayor medida que la distimia.
  • Tipo de tratamiento: Mientras que la depresión requiere un tratamiento esencialmente farmacológico, el de la distimia suele ser menos invasivo y basado en terapias psicológicas.
  • Duración: La depresión dura por un tiempo limitado y acotado. Sin embargo, la distimia se mantiene de forma continuada, adquiriendo, por ello, el calificativo de distimia crónica.

Diagnóstico: test

Para efectuar un diagnóstico primario y rápido de la posible existencia de la distimia, se realiza un test que contiene preguntas sobre diferentes aspectos del comportamiento de la persona y de su día a día.

Las preguntas más características son las siguientes, a las cuales el paciente deberá responder con una puntuación de 1 a 5 donde 1 equivale a “totalmente en desacuerdo” y 5 a “totalmente de acuerdo”:

  • Padezco dificultad para dormir desde hace meses.
  • Observo el futuro con poca ilusión y desesperanza.
  • Tengo autoestima, me siento bien conmigo mismo.
  • Estoy continuamente irritado o enfadado.
  • Siento una sensación de tristeza persistente, sin experimentar ningún sentimiento positivo.
  • Tengo excesivo apetito o no tengo nada.
  • Me encuentro siempre cansado, sin energía.
  • Tengo dificultad para concentrarme o tomar decisiones.
  • Poseo una vida social activa, me gusta relacionarme con los demás.
  • Me siento incapaz de realizar las actividades que realizaba antes

Tras el test, el especialista evaluará la necesidad de realizar otras pruebas médicas con el fin de determinar si la dolencia que nuestro familiar padece es distimia o si se trata de otra enfermedad de carácter depresivo.

Tratamiento distimia

Si la distimia no es diagnosticada y, posteriormente, tratada, puede derivar en una depresión. A la cuestión de cómo se trata la distimia, los especialistas han determinado un tratamiento adaptable a cada caso concreto. Este consta de dos vertientes: tratamiento farmacológico y psicoterapia.

Medicación para tratar la distimia

Como se ha señalado en líneas anteriores, una de las causas principales de la aparición de la distimia es la alteración de la serotonina, un neurotransmisor que afecta de forma directa al estado anímico. Por ello, los medicamentos recetados suelen ser determinados antidepresivos que ayudan a controlar la actividad de la serotonina con el fin de estimular su óptimo funcionamiento.

Una mujer mayor abrazada a una almohada.

La medicación será prescrita para ser tomada de forma continua, de manera que el paciente deberá llevar un seguimiento médico continuado para analizar la evolución de esta dolencia depresiva.

Psicoterapias para combatir la distimia

La psicoterapia consiste en que nuestro familiar hable con un especialista de la salud mental sobre lo que siente y le sucede.

Dentro de los tipos de psicoterapia, se encuentran los siguientes:

  • Terapia psicoanalítica: En ella, tanto especialista como paciente entenderán las causas psicológicas y las vivencias personales que le han dirigido al paciente a esta situación. A través de esta terapia, nuestro familiar irá liberándose de los lastres pasados y presentes que no le dejan avanzar.
  • Terapia de compasión: Cuando nuestro familiar no se acepta a sí mismo o a la vida que actualmente posee, la terapia más adecuada es esta. Con ella, aprenderá a estar conforme con la nueva etapa vital en la que se encuentra y valorará las virtudes que la edad le ha proporcionado.
  • Terapia cognitivo-conductual: Ayuda a nuestro familiar a generar nuevas conductas y desarrollar diversas actividades para contrarrestar el malestar y el desánimo. Con una propuesta de actividades dirigidas a aumentar la motivación, reforzará su confianza y autoestima.
  • Terapia de los sistemas de la familia interna: Su misión es ayudar a relacionarse de manera armoniosa y amorosa consigo mismo. Pretende que el paciente mire hacia su interior para observar su gran familia interna (pensamientos, sensaciones, imágenes, ilusiones…). El planteamiento es partir de esta familia para reparar las vulnerabilidades y problemas que provoca el proceso depresivo.

El tratamiento psicológico puede complementarse con actividades placenteras y activadoras con las que aumente su bienestar y su calidad de vida.

¿La distimia se cura?

La distimia presenta, habitualmente, una evolución hacia la cronicidad. Esto es, pocas personas se curan. Pero, ello no significa que el paciente no pueda mejorar y llevar a cabo una vida normal.

Gracias al tratamiento, los síntomas de la distimia se pueden mitigar hasta el punto de ser casi inapreciables, de forma que los problemas y dificultades que, como consecuencia de esta presentaba, pueden llegar a desaparecer.

No obstante, es importante que el paciente disponga de un seguimiento continuo tanto por parte del especialista como de la propia familia, pues que los síntomas desaparezcan durante un período de tiempo no significa que lo haya hecho la enfermedad.

¿Cómo prevenir la distimia?

Las afecciones de naturaleza depresiva pueden ser prevenidas a través de reducir sus principales factores de riesgo. Las tres pautas sustanciales para prevenir la distimia son:

  • Evitar la soledad. No hay peor sensación para nuestros mayores que la de la soledad.
  • Seguir una rutina basada en la actividad física y psicológica.
  • Mantener una dieta equilibrada que contenga los nutrientes suficientes.

La atención de una cuidadora profesional de mayores puede proporcionar el cumplimiento conjunto de estos tres aspectos. Su compañía, atención y cuidados reforzarán la seguridad de nuestro familiar, logrando que disfrute de un bienestar estable que le impedirá padecer altibajos físicos y anímicos y le permitirá disfrutar de esta etapa de vida.

Consejos para cuidadoras de personas mayores con distimia

El trastorno distímico está estrechamente relacionado con la tristeza permanente, la depresión y la ansiedad. Una persona que padece esa condición suele perder interés en las cosas comunes de la vida, desanimada y con una sensación contante de vacío.

Por eso, el rol de la cuidadora en estos casas es fundamental que se desarrolle desde el respeto, con paciencia y, sobre todo, la empatía. Algunos consejos son:

  • Escucha activa y empatía: en estos casos resultan indispensable la comunicación activa y muestra de empatía hacia sus sentimietos. Permitir que la persona se sienta escuchada y comprendida permitirá aliviar su carga emocional.
  • Paciencia y asertividad: cuando tenga episodios de irritabilidad o llanto, darle apoyo emocional es fundamental para que no se sienta incomprendida.
  • Fomenta la participación en actividades: animarla a que participe de actividades gratificantes y placenteras ayudará mucho a levantar su estado de ánimo. Una buena idea es preguntarle qué le gustaba hacer antes y adaptarlo a sus condiciones y capacidades actuales.
  • Estableces una rutina dinámica: tratar de no hacer todos los días lo mismo. Ir cambiando de actividades, incluyendo actividad física y social, paseos por diferentes lugares y encontrar algo que tenga una motivación para la persona mayor.

Hay que tener en cuenta que todas las personas mayores con distimia son diferentes y reaccionarán de una u otra forma. Se recomienda tener una buena comunicación con la familia y, en la medida de lo posible, buscar orientación profesional.

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