Del 12% al 22%; de 1000 millones de habitantes a 2100 millones o, lo que es lo mismo, 7 veces la población de EEUU. Esta será la cifra de personas mayores de 65 años que habrá en el mundo en 2050. De esta manera, entre el año 2020 y el 2050, la población mundial de la tercera edad se duplicará, según ha alertado la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través de un estudio.
Se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones, explica la OMS.
En 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más, y esto supone que los estados deben asegurar una serie de medidas para garantizar el Estado de Bienestar.
Asimismo, al hilo de este estudio, se proyecta que España será el país más envejecido del planeta, con una tasa del 40%, y tendrá una esperanza de vida de 85,8 años en 2040, lo que convertirá a España en el país con mayor esperanza de vida del mundo, según se desprende de un estudio de la Universidad de Washington.
El envejecimiento supone problemas para los países
Aunque la esperanza de vida aumente y existan una mayor cantidad de personas que superen los 65 años, este hecho esconde más problemas de base, según la OMS. Un ejemplo claro son las pensiones, ya que el Gobierno ya está haciendo modificaciones para hacer frente a la jubilación de la generación del baby boom. Además, la natalidad en España se ha reducido considerablemente, llegando a los 1,23 hijos por mujer. No solo eso, sino que el envejecimiento de la población implica un posible agravio a nivel sanitario.
En otros países latinoamericanos, el envejecimiento va de la mano de la desigualdad, la pobreza, el agotamiento de un modelo de crecimiento económico insostenible, y el avance del desempleo y del empleo de baja productividad, que obligan a los gobiernos a pensar medidas para enfrentar esta situación.
Otro ejemplo, el envejecimiento está relacionado con enfermedades crónicas como la demencia, el cáncer y la diabetes tipo 2. Esta última patología también se verá beneficiada por los distintos avances que prevé el informe. Con una incidencia de 578 millones de personas en todo el mundo en 2030, los dispositivos para comprobar los niveles de glucosa se prevé que muten en los próximos años.
Entre las afecciones más comunes de la vejez están la pérdida de audición, las cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia. Todas estas enfermedades se agravan a medida que se envejece y aumenta la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo. Esto, unido a que en el año 2050 se va a duplicar la sociedad mayor de 65 años, es probable que el sistema sanitario se vea desbordado.
La Década del Envejecimiento Saludable: todo pasa por el cambio
Para que los gobiernos sepan hacer frente a esta disyuntiva coyuntural a nivel de sociedad, desde la OMS se ha creado un proyecto llamado ‘La Década del Envejecimiento Saludable de las Naciones Unidas’ para llevar a cabo una acción concertada, catalizadora y colaborativa a lo largo de 10 años orientada a promover vidas más largas y saludables.
Esta iniciativa de la OMS se centra en cuatro pilares: cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar en relación con la edad y el edadismo, desarrollar las comunidades de forma que se fomenten las capacidades de las personas mayores, prestar servicios de atención integrada y atención primaria de salud centrados en la persona, que respondan a las necesidades de las personas mayores y proporcionar acceso a la atención a largo plazo a las personas mayores que la necesiten.
La Década del Envejecimiento Saludable plantea un mundo en el que todas las personas vivan de manera larga y saludable. Esto significa que tienen que mantener su habilidad funcional, que está creada por el entorno de una persona, así como su capacidad intrínseca.
De esta manera, con esta acción colaborativa se pretende fomentar el envejecimiento saludable, y mejorar el bienestar de las personas mayores, concentrando los esfuerzos en que estas satisfagan sus necesidades básicas: aprender, crecer y tomar decisiones, movilizarse con seguridad; construir y mantener relaciones.
Para el 2030, 1 de cada 6 personas en el mundo tendrá 60 años o más. Para sumar más edad, las iniciativas pretenden tratar las principales áreas de acción de la década: combatir el edadismo, brindar una atención integral, fomentar entornos amigables con las personas mayores y fortalecer la atención a largo plazo para quienes la necesitan.
Las claves del futuro para poder llegar a tener calidad de vida
La oportunidad que brinda la llamada “Década del Envejecimiento Saludable” para englobar a personas de todas las edades es única. Históricamente se ha hecho mucho hincapié en cómo médicos, enfermeros o trabajadores sociales pueden llegar a mejorar la calidad de vida de las personas mayores, pero no se ha puesto el foco en cómo ellas mismas pueden aumentar su bienestar.
Una de las claves de esta iniciativa es entender que los adultos mayores pueden gestionarse sus propios medicamentos, o pueden llegar a saber qué ejercicios hacer si sufren artritis, o pueden saber activarse y gestionar sus emociones, con el apoyo de otras personas.
Otro de los desafíos es evitar las caídas de ancianos, ya que no existen programas comunitarios que ayuden a estas a evitar las caídas.
Se pretende, por otro lado, apostar por enseñar deportes como el taichí o el pilates a personas con dolores de huesos, ya que ha demostrado ser beneficioso para ancianos afectados por estos problemas.
Por delante, 10 años para intentar implantar un modelo que haga la vida más óptima a un colectivo vulnerable, azotado por la crisis humanitaria del COVID-19 y con una distancia digital todavía bastante acusada.