La relación histórica entre la informática y los mayores ha sido desde sus inicios un punto de encuentro y también de debate. No son pocas las personas de la tercera edad que cada día usan la informática y todas sus posibilidades para integrarla en su día a día. Bien sea para comunicarse con sus seres queridos, escribir o, ¿por qué no?, llegar a crear páginas webs o incluso aplicaciones móviles.
Desde sus inicios, los mayores han conseguido romper una barrera tradicional para usarla en su favor, adquirir conocimientos, consultar fuentes de información, ayudar a los hijos y nietos en los estudios o sencillamente para el entretenimiento.
Un hecho que corroboran los datos de un estudio de Kaspersky que elevan hasta un total del 80% de las personas mayores que ya han incorporado y usan internet de manera rutinaria.
Calculando la pensión y jugando al solitario en Windows 95
A partir de mediados de los 90 y, sobre todo, con la aparición de Windows 95 comenzó el acercamiento de los mayores a la informática. Raro era el ayuntamiento, diputación o centro de Día que no ofrecía clases prácticas con las que comenzaron a familiarizarse con periféricos tales como el teclado, el ratón, el monitor o la impresora. Windows 95 marcó un antes y un después a la hora de navegar por internet, con una interfaz más amigable que logró acercar la informática a todo el mundo, más allá de los centros educativos y empresariales. Por tanto, gracias a su sistema de ventanas y la posibilidad de conectar a miles de teleféricos entre sí, Windows 95 consiguió hacer fácil lo difícil.
La magia para ellos (y para el resto de los mortales) comenzó al ver cómo podían llevar al terreno de lo digital acciones tan cotidianas como escribir en un bloc de notas (y su posterior impresión), realizar operaciones con la calculadora e, incluso, jugar al solitario con una baraja virtual, en uno de los clásicos más recordados de este sistema operativo. De hecho, hoy en día, los usos más frecuentes de la gente mayor en internet radican en el entretenimiento, como ver series.
Qué duda cabe que el año 1995 fue un punto de inflexión para internet porque, hasta ese año internet era algo incomprendido, sin tintes comerciales y un concepto alejado de la vida cotidiana. De esta forma, fue la señal para que surgiese Internet Explorer, un navegador web innovador en aquel año que permitía, por primera vez, que muchas personas mayores se conectasen gracias a la tecnología Dial-Up, con la que podían conectarse por línea conmutada a una línea telefónica o a un módem para tener acceso a la red.
Gracias a ésta se puede jugar a juegos en la red, enviar un correo electrónico, compartir ideas, consumir información o ver vídeos, entre otras opciones. Se puede decir que fue la revolución de la comunicación entre personas.
Una tecnología que, en primera instancia no cambió la vida de las personas de la tercera edad, pero sí introdujo el contexto actual: una generación de personas mayores cada vez más familiarizada con las nuevas tecnologías.
Además, con la llegada de Windows 95 se incorporó el contenido multimedia de calidad de la mano del CD. Evidentemente, unos avances que facilitarían la vida de los ancianos y serían el inicio del cambio de paradigma hacia lo que se entiende hoy como era digital.
Después de Windows 95: Web 1.0, Web 2.0 y Web 3.0
Tras la aparición de Windows 95 se produjo un proceso de transición hacia webs más interactivas. A finales de la década de los 90′ apareció el concepto de Web 2.0, coincidiendo con la aparición de un nuevo milenio, algo que también permitió acuñar el término de Web 1.0.
Las personas mayores encontraron en el universo web 1.0 la oportunidad de conectarse de manera bidireccional entre distintos usuarios a través de los foros, lo que tuvo unos avances significativos en diseño web y accesibilidad en aras de acercar la tecnología a todos.
Con la Web 2.0 aparecieron herramientas de videochat. Nace el audio, vídeo o los blogs de la manos de plataformas sociales como Facebook, Twitter o YouTube. Todas ellas nacen bajo este concepto de web, lo que supuso un logro importante para reducir la brecha digital.
Asimismo, el bienestar psicológico que les supone a las personas mayores dominar las nuevas tecnologías, para usos básicos, es un plus a la hora de romper barreras históricas entre los ancianos y las nuevas tecnologías.
La Web 2.0 trajo un avance en el cuidado de personas mayores, pues, por un lado fueron muchos los profesionales que pudieron enseñar a este colectivo y, por otro, les permitió adaptarse a los nuevos tiempos, mejorando su calidad de vida y propiciando que el aislamiento de los ancianos se viese reducido, sobre todo en ancianos que conviviesen con hijos en el mismo hogar.
Finalmente, con la Web 3.0 se redujo los tiempos de conexión y la posibilidad de conectarse entre más dispositivos más allá del ordenador de escritorio y portátiles. Aparecieron los gráficos 3D para hacer las webs más rápidas e intuitivas y los ancianos tuvieron la oportunidad real de navegar por internet con una facilidad pasmosa.
Enseñar internet a personas mayores: un reto posible en estos tiempos
A pesar de que los datos recogidos por Eurostat reflejen que, casi la mitad de las personas comprendidas entre los 65 y los 74 años dispongan de nociones bajas de informática y siga existiendo una brecha digital acusada entre la informática y los mayores, sí que es cierto que con el paso de los años se ha avanzado a pasos agigantados en esta materia.
De hecho, según el barómetro de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP), el porcentaje de personas mayores que recurre a internet sigue aumentando y actualmente se sitúa en 6 de cada 10, mientras que en 2019 esa cifra era un 4 de cada 10.
Prueba de ello, dentro del programa H2020 de la Unión Europea, define como uno de los siete retos sociales el de la salud, cambio demográfico y bienestar, donde se trata de manera especial el ‘desarrollo de tecnología para favorecer un envejecimiento activo y una vida más independiente de las personas mayores’.
Y es que la relación entre mayores y nuevas tecnologías incluye una serie de beneficios muy claros para el funcionamiento cognitivo de estas personas pero, no hay que olvidar que se requiere un proceso exhaustivo de motivación y aprendizaje hacia las de la tercera edad para conseguir los objetivos a corto y medio plazo.
La pandemia, motor de la digitalización de los mayores
La realidad es que la pandemia de COVID-19 esclareció un nuevo escenario, pues muchas instituciones y empresas encontraron en la vía telemática una vía de escape para poder seguir subsistiendo.
Tanto es así que, según el mismo barómetro de UDP, durante este tiempo de pandemia un total del 27,1% de las personas mayores no pudieron acceder a realizar gestiones sanitarias, administrativas, sociales o bancarias al no ser usuarios de internet. Algo que, paulatinamente, está cambiando a marchas forzadas debido a un contexto extraordinario que ha modificado en cierta medida el estilo de vida de las personas de la tercera edad.
Cierto es que todavía queda mucho por hacer y existen trabas en el camino que imposibilitan el acercamiento digital a la tercera edad, como la falta de dispositivos digitales, la carencia de conexión a internet.
No obstante, sigue existiendo un alto grado de desconfianza entre los mayores cuando necesitan usar alguno de estos servicios ante la posibilidad de delegar datos personales en dispositivos y no en personas de su estrecha confianza, como su médico habitual o su banquero de toda la vida. Y es precisamente esto el principal impedimento con el que se encuentra la digitalización a la hora de terminar de introducirse en la vida de las personas mayores.
Además, internet ha llegado ya a cualquier rincón de las ciudades, y eso ha posibilitado que las personas de este colectivo se sientan cada vez más integradas con la red de comunicación.
Por tanto, el cuidado a personas mayores de cara al futuro también pasa por este acercamiento a las nuevas tecnologías de manera paulatina.
De consumidores digitales a protagonista: Masako Wakamiya, la japonesa de 81 años desarrolladora de videojuegos
Son diversos los usos de internet en los mayores, pero, principalmente, para comunicarse con familiares y amigos por WhatsApp y SMS (85,1% del uso), también para informarse y leer prensa (80,8%). Seguidamente, para gestiones sanitarias, bancarias e incluso compras.
Sin embargo, queda demostrado que la tercera edad no ha dicho la última palabra en la era digital, pues además de estar cada vez más cercano internet a sus vida, existen ejemplos de personas mayores que han conseguido ir una marcha más en esto de la era digital, con hitos como la creación de aplicaciones web o videojuegos.
Buena prueba de ello es el caso de Masako Wakamiya, una anciana japonesa que aprendió a usar internet con 60 años y que, con 81 años, desarrolló un videojuego para smartphones. Corría el año 1996 cuando Masako se jubiló de su trabajo en el sector de la banca en el que estuvo 43 años.
Su nueva vida no atisbaba un futuro prometedor: jubilada, cuidando de su nonagenaria madre y en soledad. Pero un buen día vio un anuncio donde aparecía un ordenador y se puede decir que su vida cambió para siempre desde entonces.
Le sedujo la idea de chatear entre personas y, fue desde entonces, cuando comenzó a aprender de manera autodidacta. 21 años han pasado desde que se compró dicho ordenador y ha creado ‘Hinadan’, un videojuego interactivo en el que se ordenan figuras japonesas que se colocan en una alfombra roja intercaladas con pequeños árboles o adornos florales en homenaje al ‘Hinamatsuri‘, el día de las niñas y muñecas en Japón.
Además, por si fuera poco, Masako tiene una web propia a modo de blog donde detalla todos sus viajes por diversos países e incluye sencillos juegos donde crear imágenes con excel, especialmente dirigido a las personas de la tercera edad. Todo un logro de una mujer ejemplo de que no existen barreras entre la tecnología y los ancianos.
Maximiliana: cuando la tecnología se acerca a los ancianos
Hoy en día, incluso se han creado móviles enfocados para la tercera edad, como es el caso de Maximiliana, un teléfono móvil enfocado especialmente para que los nietos se comunicasen con los abuelos. Un smartphone que no hace falta tocarlo para hablar automáticamente y que tiene como opciones principales la geolocalización de la persona y un servicio de llamada de emergencia. Otro ejemplo más de avance en contra de la ‘brecha digital’.
Hitos y usos de las nuevas tecnologías entre ancianos que, en muchos casos, han conseguido mejorar su calidad de vida debido al acercamiento y calor humano con sus seres queridos, de especial importancia en casos de distancia o, como el mencionado, crisis sanitaria reciente. Las videollamadas, los juegos en línea, la conexión con el mundo real a través de las redes sociales y el hecho de sentirse integrados en la era digital les ha dado una mejora sustancial en su calidad de vida. A pesar de, tal y como se ha comentado, siguen existiendo muchas trabas entre las personas mayores y el internet, como el desconocimiento o el desinterés por aprender.
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