Continuando con nuestra serie de entradas sobre esta estación del año en la que nos encontramos, hoy os proponemos unos planes para que nuestros mayores basen este particular otoño en dos sentimientos: diversión presente e ilusión futura.
Así pues, ¡adelante con los planes que transformarán, como cuando un solo complemento mejora el atuendo, la rutina de los más mayores!:
¡Es la hora de las series!
La frase “sofá y mantita” es patrimonio de esta estación. Aunque la solemos escuchar en boca de los más jóvenes de la casa, es ya hora de que los mayores también pronuncien esta asentada expresión.
Entre la ingente variedad de series que hay a nuestra disposición, hemos elegido tres que estamos seguros de que alegrarán las tardes de nuestros mayores:
- Una serie de catastróficas desdichas. Comedia familiar donde las haya. Los hermanos huérfanos Baudelaire tendrán que superar una gran cantidad de retos mientras, al mismo tiempo, intentan librarse de su tutor, el malvado conde Olaf. Los hermanos deberán impedir que Olaf consiga su objetivo: quedarse con la herencia de sus padres. Para ello, tendrán que adelantarse a todos sus planes.
Nuestros mayores se deleitarán con la combinación de fantasía y comedia, aderezada con inteligentes juegos de palabras. A veces no sabrán si están ante una serie o un cuento literario. - El método Kominsky. Las risas están garantizadas con esta serie en la que se bromea continuamente con las consecuencias de la vejez. Michael Douglas y Alan Karkin les harán sentirse identificados con sus personajes, dos hombres de edad adulta, pero que afrontan esta etapa de la vida de manera antepuesta. Así, encontraremos sentimientos extendidos entre la población anciana, desde el optimismo más positivo hasta la soledad más triste. Eso sí, siempre con el necesario y tan beneficioso toque de humor.
- La casa de papel. Ya que vamos a ver una serie, ¡qué mejor que ver la más famosa no solo a nivel nacional, sino internacional! Anteriormente, cuando viajábamos al extranjero y decíamos que éramos de España, nos mencionaban La Macarena. Ahora, nos nombran La casa de papel y lo absolutamente maravillosa que es. Puede parecer un nivel de adoración exagerado. No lo es. La trama de la serie es de una calidad tan abismal que nuestros mayores se convertirán en su nuevo grupo de fans.
Y si quieren seguir con las palomitas y combinar alguna de estas series con una película de su época, hace unos meses elaboramos una lista de las películas más míticas de los años 60.
Videollamadas: la nueva reunión familiar
En estos últimos meses caracterizados y asediados por la pandemia, lo virtual ha ganado la delantera a lo presencial. La imagen de la mesa de domingo rodeada de comida y de familia se ha transformado en saludos delante y a través de la pantalla del móvil.
Ahora que no solo los más mayores pasan más tiempo en casa, sino todos los miembros de la familia, es un momento ideal para organizar un plan de videollamada compartido por todos. Solo es necesario concretar el día y la hora y darle a aceptar la llamada de esta ahora usual reunión.
Puede ser, al mismo tiempo, una motivación para que nuestros mayores aprendan el manejo de los nuevos dispositivos. ¡Cuidado, porque una vez empiezan a descubrir las miles de posibilidades que el móvil les brinda, no pueden dejar de utilizarlo! Luego son ellos los que nos descubrirán aplicaciones que no sabíamos ni que existían. (Aunque, nosotros encantados de convertirnos, de repente, en los menos modernos del hogar).
¡Cojan sus cuchillos y… a cocinar!
Las meriendas otoñales son tesoro gastronómico de la felicidad. Al disfrute de comerlas se une el entretenimiento de prepararlas. Preguntémosle a nuestros mayores qué les gustaba merendar de niños en estos meses y preparemos, con ellos, esa misma receta.
Seguro que las recetas que más se repiten se basan en productos de temporada. Y es que el otoño nos regala alimentos tan apetitosos como la calabaza, el boniato, las castañas, las manzanas o los higos.
En nuestra pasión por los postres típicos de nuestras abuelas, os queremos hablar de uno que los sevillanos seguro conoceréis y que el resto descubriréis: la Poleá.
También llamadas gachas dulces, es una receta tan sencilla como sabrosa con la que pasaremos de merienda a merendola.
Los ingredientes para seis personas son: 1 L de leche, 3 cucharadas de harina fina de repostería, 3 cucharadas de azúcar, ralladura de limón, canela molida y en rama, matalauva, aceite de oliva y pan.
Los pasos son muy sencillos:
- Echar en una sartén un chorro de aceite de oliva, dos cucharaditas de matalauva y la ralladura de limón.
- Cuando los granos de matalauva se empiecen a tostar, colamos el aceite hasta que quede limpio.
- Colocar, de nuevo, la sartén en el fuego y echar la leche, el azúcar, la rama de canela y la harina.
- Remover poco a poco hasta que adquiera consistencia y se eliminen los grumos.
- Preparar unos picatostes y añadirlos junto con la canela molida. (La receta tradicional es con pan frito, pero para restarle calorías optamos por pan tostado).
Leer como forma de vivir aventuras
- Tabla de Flandes. La historia, el misterio y los personajes podrían ser enmarcados para ser admirados como los cuadros de un museo. Precisamente, la aventura gira en torno a un cuadro flamenco del siglo XV. En él, se representa una partida de ajedrez que pudo cambiar la historia de Europa. Contemplada ahora cinco siglos después, tres personajes se unirán para resolver el misterio que ella engloba. Durante su peligrosa investigación, sucederán acontecimientos inesperados en los que se apoyarán para acabar, finalmente, resolviendo el juego.
- Patria. El éxito de ventas con el que irrumpió en el mercado literario va acorde a la relevancia del escenario real que en sus páginas se describe. Esta novela de Fernando Aramburu nos conducirá, a través de dos familias vascas, a la atmósfera etarra en la que tanto dolor y terror se ha vivido. Amigas íntimas desde siempre, su vida las separa y, sobre todo, las marca ETA. Por una parte, una familia será extorsionada por la banda terrorista hasta acabar con la vida del padre de familia. En la otra, el hijo entrará a formar parte de uno de los comandos etarras. Bittori, la mujer del empresario asesinado, quien tuvo que exiliarse de su pueblo tras el asesinato, decide regresar a él tras el enésimo anuncio del alto al fuego. Su vuelta volverá a mostrar el odio y el temor feroz que a ese ambiente caracteriza.
- La sombra del viento. En el año de la muerte de Carlos Ruiz Zafón, no podemos olvidarnos de su libro más emblemático. Se trata de una novela traducida a 40 idiomas y con más de diez millones de ejemplares vendidos. Su historia combina el suspense con el costumbrismo, componiendo un libro dentro de otro. El protagonista, Daniel Sempere, se adentrará, conducido por un relato, en un tren de enigmas que le llevarán por la historia reciente más oscura de la ciudad de Barcelona. Con una elevada intriga hasta el final, el comienzo parte de un lugar singular: el Cementerio de los Libros Olvidados.
¡A jugar!
Una de las actividades que las cuidadoras de nuestras familias Aiudo nos cuentan que más diversión proporcionan a los mayores son los juegos de mesa. El otoño es el tiempo oportuno para jugar durante horas y, a través de ellos, mejorar, en paralelo, sus capacidades cognitivas y emocionales.
Entre los muchos que existen, dos nos gustan especialmente:
- Quién es quién. Célebre juego donde los haya. Solo se necesitan dos personas y el tablero del famoso juego para comenzar con las ingeniosas preguntas sobre las características de cada personaje. Mediante ello, los mayores agilizarán la vista y la mente y se convertirán en los mejores observadores.
- Patchwork. Original y fabuloso juego. ¿Podrías pensar que la confección de una colcha puede convertirse en un juego de estrategia? Pues aquí está. En un tiempo limitado, dos contrincantes competirán por diseñar la mejor colcha. Después de jugar, podemos seguir la estela de la confección y hacer el patchwork pero con tela real. ¡Seguro que nos queda una colcha de exposición!
Nuevos propósitos, ¿por qué esperar al próximo año?
Faltan justo dos meses y medio para que este insólito e histórico año 2020 finalice. Habitualmente, los propósitos siempre se fijan para el comienzo del año nuevo. Pero, qué mejor año para cambiar de fecha esa costumbre que este en el que tantas tradiciones que parecían inmóviles han mudado.
Con la ayuda y motivación de la cuidadora, nuestros mayores pueden hacer un listado de propósitos a cumplir hasta final de año. 77 días dan para mucho (y nadie mejor que ellos lo saben).
¿Un truco para que los ilusionantes objetivos presidan cada día? Escribirlos en una cartulina de tamaño grande y colgar esta en la estancia de la casa que más frecuenten.
Antes de que finalice el año tienen y tenemos que lograr cumplirlos. Para el próximo año ya fijaremos, por supuesto, otros muchos.