Intolerancias más comunes entre los mayores

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Nuestros mayores son más propensos a sufrir problemas digestivos. Estos pueden ser debidos a múltiples causas, entre ellas, al desarrollo de una intolerancia alimentaria.

Si notamos que nuestro mayor siente malestar tras haber consumido ciertos alimentos, es posible que nos encontremos ante una intolerancia alimentaria.

¿Qué entendemos exactamente por ella?

Se entiende por intolerancia alimentaria a la incapacidad de consumir ciertos alimentos o nutrientes sin que dicha ingesta produzca efectos negativos sobre la salud.

Esto es, cuando el organismo rechaza un alimento concreto al no digerirlo bien.

Para conseguir detectar la presencia de una intolerancia, es necesario realizar un estudio muy personalizado de la alimentación, pues esta afecta a cada persona de muy distinta forma: los alimentos que benefician a una persona pueden ser perjudiciales para otra.

Entre los tipos de intolerancias alimentarias, exponemos a continuación las intolerancias más comunes que padecen nuestros mayores:

Intolerancia a la lactosa

Es la intolerancia alimentaria más habitual en las personas mayores. Se estima que el 30% de los ancianos la padecen.

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir un tipo de azúcar denominado lactosa.

Nuestro organismo posee una enzima que se llama lactasa, la cual es utilizada para llevar a cabo la digestión de la lactosa. Cuando esta enzima falta, el organismo es incapaz de asimilar de forma correcta la lactosa, de manera que aparecen diversas dolencias gastrointestinales y otros síntomas que se manifiestan con vehemencia.

Síntomas

Los síntomas, los cuales se producen entre media y 2 horas después de haber ingerido el alimento, son los siguientes:

  • Náuseas o vómitos.
  • Dolor en el abdomen.
  • Ruidos estomacales.
  • Sensación de hinchazón.
  • Sudor frío.
  • Mayor fatiga de la habitual.
  • Dolor de cabeza.

Así, si después de que nuestro familiar tome leche o algún producto lácteo siente malestar, es posible que su organismo esté siendo incapaz de digerir el azúcar de la leche.

Tratamiento para las intolerancias

La intolerancia a la lactosa no tiene cura. Pero, esto no significa que no se puedan aliviar sus efectos. Todo lo contrario. Existen dos tratamientos principales para ella:

  • Fármacos. Mediante la toma de una pastilla que contiene lactasa nuestro familiar puede ingerir cualquier alimento con lactosa sin tener que preocuparse el malestar posterior.
  • Cambio en la dieta. Tres son los pasos que deberemos ayudar a nuestro mayor a dar:
  1. Excluir la lactosa de la dieta.
  2. Sustituirla por otros alimentos para no dejar de consumir las sustancias nutritivas fundamentales.
  3. Consumir calcio a través de otros productos (pescado azul, legumbres como la soja, fruta…etc.).

Dieta ancianos intolerantes a la lactosa

Productos como los siguientes resultan interesantes para una dieta basada en las condiciones anteriores:

  • La leche sin lactosa (o con baja cantidad de ella) y la leche de soja.
  • Fibra. Consumir la leche con fibra o con otros alimentos sólidos hace que esta se ingiera mejor, pues la fibra lentifica la digestión, lo que facilita la acción de la escasa lactasa existente.
  • Yogur y leche fermentada. Poseen menos lactosa que los lácteos normales y las bacterias que contienen ayudan a la lactasa a realizar mejor la digestión.
  • Queso curado y requesón. Contienen menor cantidad de lactosa que otros quesos comunes.
  • Importante: Debemos tener en cuenta que hay una gran cantidad de productos envasados que aunque no son lácteos, contienen lactosa. Tal es el caso de algunos como tostadas, fiambres, purés o helados.

Intolerancia al gluten

Pese a que se tiende a pensar que la intolerancia al gluten se da, sobre todo, durante la infancia, esto no es así. En los últimos años, se ha producido un aumento de los casos diagnosticados de personas mayores que padecen celiaquía. De hecho, el 20% de las personas adultas a las que se les diagnostica este problema son mayores de 60 años.

Esta, no obstante, es un problema de difícil detección, pues sus síntomas se suelen asociar a otras afecciones propias de la edad. En otras ocasiones, ni siquiera se manifiestan.

Síntomas

Los síntomas de la intolerancia al gluten en ancianos son diferentes de los que padecen los niños.

Estos son:

  • Deficiencia de vitaminas y minerales, lo que desata el desarrollo de afecciones como anemia u osteoporosis.
  • Sensación continua de ardor estomacal.
  • Dolor y distensión abdominal.
  • Digestiones lentas y pesadas.
  • Alteración del hábito intestinal (diarreas y/o estreñimiento).

Tratamiento

El tratamiento de la celiaquía consiste en mantener una dieta estricta libre de gluten. Gracias a ello, nuestro mayor conseguirá recuperar el buen funcionamiento del intestino.

Igualmente, será necesario que añadamos a su dieta suplementos vitaminados y de hierro y calcio.

A la supresión del gluten de la dieta habitual le acompañará, seguramente, la necesidad de eliminar también la lactosa, pues es frecuente que ambas intolerancias estén presentes a la vez.

Intolerancia a la histamina

El 1% de los adultos sufren intolerancia a la histamina, aunque se cree que la cifra es mucho mayor.

Se trata de una dolencia que surge cuando la histamina presente en los alimentos que nuestros mayores ingieren no se descompone de manera correcta.

Los alimentos que más niveles de histamina contienen son, entre otros, embutidos, quesos azules, chocolate, café, tomate, espinacas y fruta desecada.

Sus síntomas no aparecen de manera inmediata y son, además de los mismos que en las intolerancias anteriores, otros que afectan no solo al sistema gastrointestinal, sino a diferentes partes del cuerpo: alteraciones en la piel (psoriasis, dermatitis, urticaria, etc.), dolor muscular y ansiedad.

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