Los cambios que se dan tanto en cuerpo como en la mente cuando se llega a la tercera edad son evidentes, aunque algunos de esos cambios pueden desembocar en problemas de salud evidentes, uno de ellos es la hipersomnia en personas mayores, que puede llegar a condicionar el día a día en la vejez.
La hipersomnia en ancianos aparece como consecuencia de modificaciones en los patrones del sueño, algo que, puede llegar a propiciar problemas de salud más graves como depresión en la tercera edad o ansiedad.
El nivel de incidencia de la hipersomnia en la población mundial se sitúa entre el 0,5% y 5%
Hipersomnia: definición
La hipersomnia hace referencia a la alteración del ciclo del sueño, existiendo una somnolencia excesiva. Generalmente la hipersomnia se da por el día. Como consecuencia, la persona mayor se queda dormida sin un motivo aparente y con extrema facilidad y en circunstancias en las que no debiera quedarse dormida.
Por ejemplo, en situaciones cotidianas como en un espacio público, leyendo, viendo la televisión, o incluso conduciendo, que es más grave
Esto podría deberse a que el descanso nocturno no es el adecuado y, por tanto, esta persona no puede controlar la aparición del sueño, dando lugar a la hipersomnia diurna.
Por tanto, la hipersomnia ocasiona limitaciones funcionales en el individuo y disminuye su rendimiento intelectual.
La hipersomnia idiopática: todo un reto escapar del sueño
Aún estando en plena actividad, la persona mayor sufre un cansancio extremo que necesita canalizar de algún modo. Ese modo es el descanso. La persona que sufre de hipersomnia idiopática mantiene una lucha constante contra la somnolencia que intenta sobrellevar realizando periodos de siesta pero estos son poco reparadores.
De esta forma, la persona de edad avanzada que sufre esta alteración del sueño padece diurna excesiva, un despertar como embriagado, unido a problemas de memoria y concentración.
Exceso de sueño todo el día: síntomas principales
Conviene tener muy en cuenta que se está ante un caso de hipersomnia diurna y no de fatiga o apatía, que eso se encargará de examinar el médico especialista.
- Sueño de larga duración.
- Marcada y larga dificultad para despertar, principalmente en la mañana y en menor grado desde las siestas.
- Disfunción cognitiva o “mente nublada”, con problemas de memoria evidentes.
- Siestas prolongadas y no reparadoras.
- Fatiga.
- Falta de concentración durante el día.
- Pérdida de capacidad sensorial.
- Errores de movimiento.
- Irascibilidad.
Causas de la hipersomnia diurna
El origen y foco de la hipersomnia por el día es incierto. No se conoce una causa científica certera que explique el por qué la gente que se queda dormida durante el día.
Pero por lo general, los especialistas coinciden en que las causas más frecuentes de la hipersomnia son la privación crónica de sueño, somnolencia diurna asociada a fármacos, el síndrome apnea obstructiva del sueño y el síndrome fase retrasada de sueño.
No obstante, existen causas asociadas a la aparición de la hipersomnia, tales como lesiones cerebrales, trastornos como la depresión clínica, uremia, hiperglucemia o el tratamiento de la fibromialgia.
Además, algunos tipos de cáncer, y sobre todo el tratamiento de éstos pueden desembocar en un problema de hipersomnia.
Del mismo modo, expertos han confirmado que ciertas enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson o el alzhéimer pueden asociarse a problemas con la conciliación del sueño y, por ende, hipersomnia.
¿Cómo se cura la hipersomnia? Consejos para la prevención
La hipersomnia se puede prevenir en caso de que la excesiva somnolencia esté ocasionada por alguna causa específica que estimule la falta del sueño, por rutina u otros trastornos que intervengan. De manera que, solamente se podrá evitar si se examina la causa que está perturbando el sueño de la persona. Para prevenir la hipersomnia, se recomienda los siguientes hábitos:
- Es conveniente tratar de adquirir la rutina de dormir 7-8 horas diarias.
- Evitar cualquier ejercicio físico antes de dormir.
- Cenar ligero y sano.
- Alejarse del móvil, el ordenador y la televisión cuando sea oportuno.
- Relajarse y obviar las inquietudes o preocupaciones.
- Mantener un silencio oportuno en la habitación para facilitar el sueño.
- Realizar ejercicios de respiración y relajación ayuda al paciente a conciliar el sueño con facilidad..
¿Existe tratamiento para la hipersomnia?
Actualmente no existe un tratamiento basado en fármacos para hacer frente a la hipersomnia, pero sí una serie de consejos de expertos médicos para regular ese trastorno o alteración del sueño en personas mayores:
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Esquemas de sueño regulares, que pueden ayudar a regular los ciclos circadianos y evitar tendencia al retraso de fase.
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Siestas preventivas.
- Apoyo de familiares, así como la presencia de música, alarmas constantes, compañía de familiares o mascotas.
Del mismo modo, los expertos recomiendan que la persona mayores lleve un control exhaustivo del sueño, con conductas estrictas, con horarios precisos para acostarse y levantarse. Además, debe evitar conducir vehículos.
De igual manera, el deporte es de gran apoyo porque ayuda a mantenerse activo por el día y conciliar el sueño por la noche
Por otra parte, las técnicas cognitivo-conductuales son de gran ayuda para tratar los problemas derivados por la hipersomnia.
El especialista idóneo para tratar la hipersomnia y demás trastornos del sueño es el experto en Neurofisiología Clínica, quien recomendará el tratamiento más adecuado según el caso.
No obstante, sí que se han realizado experimentos para ayudar a combatir la hipersomnia con fármacos como el metilfenidato, melatonina o el oxibato de sodio han demostrado paliar los efectos del insomnio diurno.
Hipersomnia y depresión: ¿Tienen relación?
Es bien conocido que el insomnio es un síntoma común de depresión.
La dificultad de su diagnóstico reside también en la similitud de sus síntomas con los de otras afecciones como la depresión o la fatiga. La hipersomnia induce al paciente a un cambio brusco en su estado de ánimo. El cansancio, la pérdida de memoria o los problemas de atención son solo algunos de los signos que este trastorno y la depresión comparten.
Una de las claves para diferenciar la hipersomnia de la depresión es que es importante que la persona que padezca este desorden durante al menos un mes. Además, por norma general, su descanso debe superar siempre las diez horas.
Por tanto, la depresión y el sueño se vinculan de una manera evidente. Los síntomas de depresión pueden afectar al sueño, y los síntomas de trastornos del sueño como apnea del sueño o insomnio también pueden conducir a la depresión.
En torno a un 70% de las personas con depresión tienen algún tipo de trastorno del sueño
Y se ha estudiado mucho sobre esta cuestión. Un estudio de 1997 encontró que tanto el insomnio como la hipersomnia se relacionaban con una mayor tasa de pensamientos y comportamientos suicidas. El insomnio en sí aumenta 10 veces el riesgo de desarrollar síntomas de depresión.
En definitiva, la hipersomnia causa somnolencia diurna grave y afecta significativamente la calidad de vida, pese a lo cual ha recibido poca atención, con escasos avances en su fisiopatología y terapéutica específica.