Comienza el otoño, la estación del año caracterizada por la llegada progresiva del frío. Del sol cálido veraniego pasamos al viento y a las nubes, en ocasiones, acompañadas de lluvias duraderas.
Para que estos cambios de temperatura no perjudiquen a nuestros mayores, debemos adaptar los cuidados que reciben. ¿Cómo hacerlo? Estas son las recomendaciones más importantes:
Vigilar la piel
Hemos de tener siempre presente que a medida que envejecemos, nuestra piel se va volviendo mucho más frágil. Esto sucede porque la capa más externa de la piel pierde su elasticidad, al mismo tiempo que las capas inferiores comienzan a adelgazar como consecuencia de la pérdida del tejido graso y de la disminución del colágeno.
Con la llegada del otoño, debemos mantener un cuidado especial de la piel de nuestros mayores para protegerla de los efectos de la bajada de la temperatura, del aire frío y de la humedad.
Las medidas fundamentales que debemos mantener son las siguientes:
- Hidratación. Lograda esta tanto con la constante aplicación de crema hidratante tras el aseo como mediante la ingesta frecuente de líquido (agua, zumos, sopas…).
- Consumir alimentos antioxidantes. Algunos de los más benefiosos son brócoli, tomate, legumbres, frutos rojos, aceite de oliva virgen y, como dulce, chocolate negro.
- Evitar salir a la calle durante las horas de más frío. Hay que aprovechar las horas de sol para salir a dar el paseo diario y disfrutar del aire libre. Será importante que, durante estas salidas, nuestro mayor lleve las prendas de abrigo adecuadas.
- Asegurar la higiene. El aseo diario es fundamental para mantener la piel en perfecto estado. Cuando les sequemos con la toalla, debemos hacerlo con toques suaves para evitar la fricción y teniendo especial cuidado en los pliegues de la piel.
Asimismo y como medida que recoge todas las anteriores, debemos prestar atención permanente y minuciosa a cualquier tipo de cambio que su piel presente.
Evitar la tristeza
Tras la alegría del sol de verano, nos adentramos en una época en la que el día es más gris y más corto. Las visitas de los familiares tienden a ser menos frecuentes y los mayores pasan más tiempo solos en el hogar. Esto hace que experimenten un sentimiento de desánimo muy perjudicial para su bienestar físico y emocional.
¿Cómo evitarlo? En una simple palabra se encuentra la respuesta: compañía. Nuestro mayor necesita el afecto, la atención y los cuidados de alguien que esté y se mantenga a su lado. Tanto los familiares como la cuidadora puede brindarles el tipo de compañía con la que verán alegrar sus días y mejorar su estado de ánimo.
Modificar, levemente, la dieta
El tipo de dieta de otoño tiene un objetivo principal para nuestros mayores: aportarles los nutrientes necesarios para hacer frente a la llegada de las bajas temperaturas. Con esta adaptación de la alimentación, evitaremos posibles problemas de salud tales como resfriados, gripes u otras afecciones de mayor gravedad.
Además de los antioxidantes ya anteriormente nombrados, varios nutrientes se hacen esenciales:
- Extra de vitaminas. Principalmente, vitaminas B y C. Las legumbres y los cítricos serán grandes aliados.
- Hierro. Aporta energía y ayuda a prevenir la aparición de infecciones, además de evitar uno de los problemas más comunes de los mayores: la anemia.
- Productos típicos del otoño. Alimentos como las castañas, la calabaza y la granada les aportarán sales minerales, fibra y múltiples vitaminas (A, B y C) y reducirán, a su vez, el colesterol.
Así, una comida perfecta de otoño puede consistir en una crema de calabaza, un plato de lentejas con verduras y de postre, un rico zumo de naranja natural.
Ventilar el hogar
Por mucho que lleguen las bajas temperaturas, no debemos dejar de ventilar la vivienda. Es más, debemos cumplir más que nunca con esta tarea porque a los contaminantes habituales (ambientadores, productos de limpieza, humos varios…etc.) se les suman otros como la humedad, los ácaros de las alfombras o la propia calefacción.
Tan importante es la ventilación en esta época del año que con ella conseguiremos:
- Reducir el polvo.
- Regular la humedad.
- Oxigenar el aire.
- Evitar las intoxicaciones provocadas por los gases de calderas, estufas o chimeneas.
Para realizar una ventilación efectiva, basta con tener presentes los siguientes consejos:
- Ventilar por la mañana.
- Con unos minutos es suficiente. Abrir las ventanas entre apenas cinco y diez minutos ventilará las estancias sin disminuir la temperatura ambiente.
- Habitación por habitación. Lo más recomendable es abrir las ventanas de una habitación y, a continuación, cerrar la puerta de la misma. Así, estancia por estancia. Es decir, no se deben abrir todas las ventanas y todas las puertas creando una corriente de aire, pues ello sí que provocará una bajada repentina de la temperatura del hogar.
- Una ayuda: deshumidificadores. Con su acción, mantendremos controlado el nivel de humedad y eliminaremos las toxinas perjudiciales presentes en el ambiente.
- Mantener la vivienda limpia. Para ello, conviene pasar la aspiradora con frecuencia, controlar que los conductos de calefacción están en buen estado y evitar los ambientadores y productos de limpieza con olores penetrantes.
En otoño también hay alergias
Otoño y primavera son las estaciones del año donde los brotes alérgicos por factores ambientales se presentan con más fuerza. Los síntomas de estas alergias, además de ser molestos (al afectar a zonas sensibles del cuerpo como la nariz y los ojos), pueden ocasionar la complicación de otras enfermedades que nuestro mayor ya padece de forma crónica (como, por ejemplo, las insuficiencias respiratorias).
Las principales alergias que nuestros mayores sufren en otoño son las siguientes:
- Rinitis. Consiste en la inflamación de la mucosa nasal y se caracteriza por síntomas como congestión, goteo nasal, picor de la nariz y estornudos.
- Asma. Se trata de una enfermedad crónica de las vías respiratorias. En otoño, como consecuencia del frío y los cambios de temperatura, aumenta el riesgo de que nuestros mayores sufran ataques de asma.
- Dermatitis. Debido a la sequedad y a la fragilidad de la piel a las que antes ya hemos hecho mención, la aparición de la dermatitis suele ser común en esta época del año.
Y como recomendación general: es necesario estar pendientes de ellos para observar cualquier tipo de alteración provocada por un episodio alérgico. Es la única forma de actuar con premura.
Evitar el sedentarismo
No debemos dejar que nuestros mayores pongan de excusa la bajada de la temperatura para no salir de su hogar. Como nunca nos cansamos de recordar, está comprobado que el sedentarismo acorta la vida, pues favorece la aparición temprana de numerosos problemas de salud. Así, una inmovilidad prolongada provoca el deterioro del sistema cardiovascular y de las capacidades motoras.
Para evitar que esto suceda, proponemos unos efectivos ejercicios físicos con los que nuestros mayores se sentirán motivados a levantarse del sillón:
- Pasear bajo el sol. La vitamina D del sol y los beneficios físicos y psicológicos de caminar se unen en esta rutina para aportar a nuestros mayores el mayor bienestar. Nuestra recomendación es caminar no más de media hora, realizando pequeños descansos para que nuestro mayor no se fatigue.
- Juegos. Con ellos se combina tanto la estimulación física y cognitiva como el entretenimiento y la diversión.
Una buena forma de conseguirlo es a través de actividades en las que se trabaje la motricidad fina. Los más adecuados son los juegos de construcción clásicos, en los que las pequeñas piezas de las que están compuestos les harán trabajar tanto este tipo de motricidad como la lógica y la creatividad.
- Ejercicios de fuerza, resistencia y flexibilidad. Los músculos de nuestros mayores requieren trabajo constante para evitar su rápido deterioro. Un buen ejercicio diario para ejercitar los brazos puede ser el siguiente: agarrar una botella de agua de tamaño pequeño (50 cl) y, con los brazos estirados, levantarlos en forma de cruz.
Si deseas conocer más tipos de ejercicios, en esta entrada enumeramos un listado muy interesante.
Elegir ropa adecuada
Una de las formas clave de evitar el temido cambio brusco de temperatura corporal que se puede producir en esta estación del año es mediante el uso de las prendas de vestir apropiadas. Debemos utilizar ropa cómoda y cálida tanto en la calle como en el propio hogar. Cuando nuestro mayor salga al exterior, deberemos siempre llevar complementos de más abrigo por si los requiere (tales como guantes y bufanda).
En cuanto al hogar, lo más conveniente es llevar varias capas de ropa que pueda ponerse o quitarse según desee. Al mismo tiempo, utilizar ropa cálida en casa ahorra en calefacción y nos permite liberarnos de ella durante unas horas.Si importante es la ropa, no lo es menos el calzado. En esta época en la que tan frecuentes son las lluvias, deberemos estar pendientes de que nuestro mayor lleva el calzado apropiado para evitar cualquier posible resbalón. Y en el hogar, un calzado cómodo y caliente mantendrá no solo los pies, sino todo el cuerpo en una óptima temperatura. ¡Recordemos una frase que los más mayores siempre nos repiten: “El frío entra por los pies”!
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