Dicen que la edad es solo un número, pero una reciente investigación ha descubierto que existe uno en concreto que va a marcar un antes y un después en el proceso de envejecimiento.
Aunque envejecer es un proceso natural de todo ser humano, suele darse el caso de pensar que una persona es más mayor de lo que se cree, y la ciencia podría dar respuesta a qué edad se es viejo/a.
Las células envejecen, cambia la estructura corporal, se pierde elasticidad e hidratación en la piel, lo que favorece la aparición de arrugas, así como aumenta la prevalencia de enfermedades y tipos de demencia.
Además, las personas ancianas pueden sufrir sordera, problemas de visión y movilidad. Esto puede hacer que la percepción sobre la edad de una persona sea mayor que la que realmente es.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford ha desarrollado un método para determinar la edad fisiológica de una persona a partir de un simple análisis de sangre. El estudio, publicado en la revista Nature Medicine, revela que a partir de los 78 en adelante se ingresa en la etapa de la vejez en términos biológicos.
Este criterio se basa en un análisis exhaustivo de 4263 donantes, entre 18 y 95 años, donde se identificó que, a partir de esa edad, los niveles de ciertas proteínas en el plasma sanguíneo muestran cambios sustanciales que reflejan un proceso de envejecimiento acelerado.
A medida que avanza la edad, las proteínas pasan de ser constantes a disminuir lentamente hasta el punto de dejar de producirse debido a una baja capacidad de reparación del ADN, lo que implica una mayor vulnerabilidad a los efectos del envejecimiento en varios órganos del cuerpo.
Uno de los integrantes del equipo de investigación, Tony Wyss-Coray, asegura que “las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos experimentan cambios importantes, significa que una persona también cambia”.
Los científicos detallan tres etapas diferenciadas de envejecimiento
El análisis de más de 4 mil muestras de sangre de personas entre 18 y 95 años permitió identificar 1.379 proteínas cuyos niveles variaban significativamente con la edad. De ellas, un conjunto de 373 proteínas resultó ser suficiente para predecir con precisión la edad de los participantes.
Los resultados sugieren que el envejecimiento no es un proceso lineal, sino que se caracteriza por tres puntos de inflexión distintos:
- Desde los 34 años hasta los 60 años: se observan cambios leves en la abundancia de proteínas.
- Desde los 60 años hasta los 78 años: esta etapa, conocida como “madurez tardía”, se caracteriza por una mayor aparición de signos de envejecimiento.
- A partir de los 78 años: se presenta la última gran transformación en el perfil proteico y los cambios físicos y psicológicos son evidentes.
La investigación destaca la importancia de comprender los procesos biológicos subyacentes al envejecimiento para abordar mejor los desafíos asociados con el cuidado y la salud en la población de edad avanzada.
Hombres y mujeres envejecen de manera distinta
El estudio también reveló que hombres y mujeres experimentan el envejecimiento de manera distinta. Casi dos tercios de las proteínas predictivas de la edad mostraron una mayor significancia en uno de los dos sexos, lo que recalca la importancia de considerar el sexo como una variable biológica crucial en la investigación médica.
Aunque este trabajo en una investigación concreta, los científicos aseguran que puede tener aplicaciones clínicas en el futuro, basándose en las siguientes premisas:
- Identificación de personas en riesgo: permitiría detectar a individuos con mayor predisposición a desarrollar enfermedades relacionadas con la edad.
- Evaluación de tratamientos: serviría para evaluar la eficacia de medicamentos y terapias dirigidas a retrasar o revertir el proceso de envejecimiento.
Este estudio representa un avance significativo en la comprensión del envejecimiento humano y abre nuevas vías para el desarrollo de estrategias que nos permitan vivir vidas más largas y saludables.
Además, la ciencia reconoce la diversidad individual en el proceso de envejecimiento, lo que significa que la edad en la que una persona puede ser considerada “mayor” varía significativamente según el contexto cultural y las circunstancias individuales. En última instancia, la ciencia enseña que llamar a alguien “mayor” es más que simplemente referirse a su edad cronológica; es reconocer y respetar la complejidad de su experiencia de vida y el valor que aportan a la comunidad en cualquier etapa de su desarrollo. Aunque en este sentido cobra, dependiendo del estilo de vida que pueda llevar una persona, cobra más importancia aquello de “la edad es solo un número”.
Un comentario
Mayor cuando ya no tiene deseos de nada: trabajar, pasear, amar, solo deja pasar los días pensando en el pasado, en lo que no pudo o dejó de hacer. Es muy importante estado de salud que limita considerablemente, impidiendo realizar cualquier labor, consecuencias por no cuidarse debidamente en la juventud.