En muchas ocasiones la tercera edad sorprende a la sociedad con lo que es capaz de hacer y los hitos que es capaz de conseguir.
La jubilación es una nueva etapa a la que muchas personas puede causar vértigo y preocupación. ¿Qué hacer con tanto tiempo libre? Pues acciones como la que se muestra a continuación.
Buena prueba de ello es la siguiente historia, en la que un grupo de participantes del programa Nadiesolo.org han llevado a cabo una serie de acciones enfocadas a la compañía de personas en situación de vulnerabilidad, muchas veces jóvenes aislados.
Se trata de un ejemplo de voluntariado asociado a las personas mayores, lejos de lo que pueda parecer el concepto original de voluntariado, ligado a la juventud, vitalidad y servicio a los demás.
Justamente la otra cara de la moneda, la de personas mayores brindando su mejor sonrisa y cuidados a colectivos que más lo necesitan, y paradójicamente, en muchos casos resultan ser personas jóvenes con toda la vida por delante.
La experiencia es un grado para enfocar los problemas
Esta iniciativa tiene como objetivo promover el acercamiento de adultos mayores a jóvenes y compartir experiencias. Estas experiencias, por su parte, sirven para ayudar a personas que están pasando por momentos delicados, ya sea por cuestiones laborales, familiares o existenciales.
Es el caso de Juanjo Rodríguez, invidente de 52 años y en situación de soledad tras un grave accidente sufrido hace años, durante su adolescencia que le dejó abatido y sin ganas apenas de salir de su casa.
Hoy, en cambio, disfruta de la conversación de Juan Lambooy, un hombre de 86 años y Fernando Castillo, de 85 años, ambos ingenieros industriales ya jubilados y que aprovechan este voluntariado para acercarse a personas que necesitan cuidado y atención como Juanjo.
A veces una simple conversación o una persona que sea capaz de escucharte es suficiente para ayudar a encarar los problemas rutinarios desde otro prisma.
En palabras de los dos octogenarios, “se cuentan batallitas y anécdotas de sus respectivos trabajos” y han conseguido crear con Juanjo un vínculo especial de amistad.
Voluntariado en la tercera edad para combatir problemas como la depresión
La depresión en España y en el mundo es un asunto muy delicado y que, en los últimos años, se ha acrecentado su incidencia en hombres y mujeres mayores de 15 años.
La importancia de la salud mental está a la orden del día, porque rige el día a día de las personas y ya son varias las organizaciones nacionales que apuestan por incorporar medidas para erradicar el problema de raíz.
Una de esas medidas, emanadas desde la sociedad en consonancia con organizaciones es esta de la tercera edad al servicio de personas vulnerables.
Asimismo, España está a la cabeza de países europeos donde la depresión es un problema muy serio, en concreto, ocupa el cuarto puesto.
Del mismo modo, la sensibilidad hacia la salud mental ha despertado en España, pues con la pandemia de coronavirus, la salud mental de muchas personas se ha visto mermada.
Pero hablar de salud mental no es solamente tratar enfermedades o trastornos mentales, sino también se trata de adicciones, como puedan ser las drogas, el alcohol o el juego.
En España, a mediados de 2020, había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo, el 5,25 % de la población mayor de 15 años de todo el país
Por ello, la importancia de socializar cobra mucho poder en estos tiempos y tratar con personas que necesitan compañía también satisface y otorga paz a quien presta una mano ayuda.
Envejecimiento activo al poder
Sin duda, una iniciativa que hace que ambas partes se beneficien de las iniciativas pues, por un lado, se pretende ayudar a salir de situaciones complicadas a personas vulnerables y, en palabras de personas mayores voluntarios de esta acción social, “nos hace sentirnos necesarios y convenientes. Te rejuvenece”.
Una de las labores más recomendadas para envejecer activos por todos los beneficios que aporta a la sociedad.
Pero no acaban ahí las actividades de esta iniciativa, puesto que las personas mayores son las encargadas de acompañar a personas como Juanjo al supermercado o al propio médico, incluso ayudar a cruzar un paso de peatones.
En definitiva, una historia digna de ser recogida para animar a personas mayores a realizar iniciativas tan emotivas y cargadas de empatía como esta.