Con la llegada del otoño y el acortamiento de los días, las temperaturas descienden y la luz es cada vez más escasa. En este momento del año, algunas personas empiezan a sentirse más cansadas y tristes que de costumbre. Cuando se dan todas estas circunstancias, es posible que estemos ante un problema de salud llamado depresión estacional o trastorno afectivo estacional.
Si a esto se le suma el vivir en soledad y ser una persona mayor, este proceso depresivo se puede acelerar, ya que vivir en situación de dependencia, abandono y con marcadas limitaciones funcionales son factores que pueden agravar este síndrome.
¿Qué es la depresión estacional?
El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que afecta a entre el 1% y el 6% de la población en España. Se caracteriza por cambios en el estado de ánimo y el comportamiento normal en determinados momentos del año, con síntomas que duran de 4 a 5 meses.
La mayoría de las personas tienen depresión estacional durante los meses de otoño e invierno, cuando los días son más cortos y las noches más largas. Algunas personas tienen este problema durante la primavera o el verano, pero es mucho menos frecuente.
En la tercera edad el impacto del trastorno puede ser más difícil de detectar, ya que los síntomas a menudo se solapan con otros problemas de salud mental o física comunes en la vejez, como la depresión o la ansiedad.
Factores como la reducción de la actividad física, el aislamiento social y las enfermedades crónicas pueden agravar los síntomas de la depresión estacional en los adultos mayores. Además, la menor exposición a la luz solar en los meses de invierno tiende a afectar más a quienes pasan más tiempo en interiores, algo común entre los ancianos.
¿Cuáles son las causas del trastorno afectivo estacional?
Los expertos en salud mental no conocen con exactitud la causa exacta del trastorno afectivo estacional, aunque sí que coinciden en que podría estar relacionada con cambios en la cantidad de luz del día, sobre todo en las estaciones de otoño e invierno.
Una teoría consiste en que la luz estimula una parte del cerebro llamada hipotálamo, que controla el estado de ánimo, el apetito y el sueño.
En personas que padecen esta condición, la falta de luz y su relación con los neurotransmisores del cerebro pueden provocar que el el hipotálamo funcione de manera correcta.
Estas son algunas de las causas que los expertos creen que podrían motivar este problema:
- Antecedentes familiares: tener antecedentes que han sufrido depresión en el pasado puede condicionar esta condición.
- Sufrir de depresión.
- Niveles bajos de vitamina D: una menor exposición a la luz solar y no recibir una cantidad suficiente de vitamina D a través de los alimentos y otras fuentes pueden dar lugar a niveles bajos de vitamina D en el organismo.
Síntomas del trastorno afectivo estacional
De acuerdo con el medio de referencia sanitario Mayo Clinic, en la mayoría de los casos, los síntomas del trastorno afectivo estacional aparecen a fines de otoño o a principios del invierno y desaparecen durante los días de primavera y verano, con mayor presencia del sol.
Estos son los síntomas de este trastorno:
- Sentimiento de apatía y decaído durante muchos días seguidos.
- Poca energía para realizar las actividades diarias.
- Necesidad de dormir en exceso.
- Dificultad para concentrarse.
- Presencia de un sentimiento de desvalorización.
- Aumento del apetito, sobre todo con dulces y carbohidratos.
- Cambios en las conductas relacionadas con el sueño.
¿Cómo combatir la depresión estacional? Consejos para cuidadores
Más allá de tratamientos basados en medicamentos, existen diversas herramientas que pueden ayudar a combatir la depresión estacional. Por ejemplo, la fototerapia, es decir, hacer que como cuidadores las personas que sufren este problema se expongan a la luz natural del sol, generalmente por la mañana pronto y durante unos 30 minutos.
Como cuidadores será muy importante velar por mantener una rutina diaria para establecer estabilidad emocional a la persona que se está cuidando.
Del mismo modo, la alimentación juega un papel fundamental en el estado de ánimo. Consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales, como frutas, verduras y alimentos con alto contenido de omega-3, puede tener un impacto positivo en tu estado de ánimo. Evita el exceso de azúcares y alimentos procesados.
Otra recomendación es incorporar técnicas de relajación para personas mayores, que pueden ayudar a bajar los niveles de estrés y ansiedad.
A esta situación también se le conoce como “winter blues” o “tristeza estacional” y ha sido objeto de estudio a nivel psicológico. Los cambios ambientales que se producen durante los meses de otoño e invierno alteran el equilibrio que hay entre los ritmos circadianos internos y los del entorno y, de esta manera, causan un desequilibrio que provoca cambios en la conducta y el estado de ánimo.
Otros estudios apuntan a que las personas con una sensibilidad baja de la retina a la luz tienen más probabilidades de padecer trastorno afectivo estacional, ya que esta sensibilidad altera el correcto procesamiento de la misma, induciendo a algunos de los síntomas del trastorno.
En términos generales, una buena calidad del sueño, sumado a una serie de hábitos saludables, como evitar las pantallas por la noche, dar pequeños paseos a plena luz del día.