En la tercera edad, es común enfrentar diversos problemas de salud, y uno de los más significativos es el tabaquismo. Dejar de fumar en esta etapa de la vida puede ser especialmente beneficioso para las funciones vitales. No obstante, no siempre resulta una tarea fácil, debido a que el grado de adicción ya es muy fuerte.
Además, existen aspectos negativos relacionados con el hábito de fumar en la vejez, puesto que el consumo de tabaco a edades más avanzadas aumenta el riesgo de demencia y alzhéimer.
¿Por qué dejar de fumar?
Independientemente de la edad o el tiempo que se haya fumado, dejar de fumar en cualquier momento mejora su salud. Al dejar de fumar, probablemente se sumarán años a la vida de una persona, se respirará mejor, se tendrá más energía y ahorrará dinero. También:
- Se disminuirá el riesgo de cáncer, ataque cardiaco, accidente cerebrovascular y enfermedad pulmonar.
- Mejorará el sentido del gusto y del olfato.
- Se dejará de oler a humo.
- Una persona podrá dar ejemplo saludable a sus hijos y nietos.
- Descenderán el ritmo cardíaco y la presión arterial a niveles más normales.
- Comenzarán las terminaciones nerviosas a regenerarse mejorando, así, el sentido del olfato y del gusto.
- Órganos vitales como los pulmones, el corazón y el sistema circulatorio empezarán a funcionar mejor.
- Se toserá menos y se volverá a recuperar buen el aliento.
- Disminuirá la probabilidad de sufrir un ataque cardiaco o un accidente cerebrovascular.
- Mejorará la respiración.
- Disminuirá la probabilidad de desarrollar cáncer.
Efectos del tabaco en la salud
El tabaquismo tiene un efecto devastador en el sistema respiratorio y es la principal causa de aparición de enfermedades como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Pero no solo eso, el tabaquismo es responsable de la gran mayoría de cánceres de pulmón.
La International Agency for Research on Cancer estimó que en el año 2020 se diagnosticaron aproximadamente 18,1 millones de casos nuevos de cáncer en el mundo.
El número de cánceres diagnosticados en España en el año 2022 se estima que alcanzará los 280.100 casos según los cálculos de REDECAN, lo que supone un ligero incremento con respecto a los años anteriores.
Mayor susceptibilidad a enfermedades pulmonares
El envejecimiento natural del sistema respiratorio hace que los adultos mayores sean más vulnerables a enfermedades pulmonares como la EPOC y la bronquitis crónica. El tabaquismo agrava estos problemas, lo que puede resultar en una calidad de vida reducida y hospitalizaciones frecuentes.
Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares
Fumar aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular. En la tercera edad, el sistema cardiovascular ya está bajo presión, por lo que fumar puede ser aún más perjudicial. Dejar de fumar es esencial para reducir este riesgo.
Impacto en la calidad de vida
El tabaquismo puede disminuir la calidad de vida en la tercera edad. La falta de aliento, la tos crónica y la fatiga constante pueden limitar la capacidad de participar en actividades cotidianas. Dejar de fumar puede mejorar significativamente la calidad de vida y la energía.
Interacción con medicamentos
Los adultos mayores a menudo toman varios medicamentos para gestionar condiciones de salud crónicas. Fumar puede interferir con la efectividad de estos medicamentos, lo que complica aún más el manejo de la salud. Dejar de fumar puede mejorar la respuesta a los tratamientos médicos.
Daños en la piel
Fumar también tiene un impacto negativo en la piel, causando envejecimiento prematuro y arrugas. Puede hacer que la piel luzca apagada y contribuir al desarrollo de manchas en la piel.
Consejos para dejar de fumar
Abandonar el hábito de fumar no es fácil y, en muchas ocasiones, no se está preparado/a para realmente apartarlo. Por ello, siempre conviene tener fuerza de voluntad y seguir una serie de pautas a rajatabla para hacer que el proceso sea más llevadero.
Consultar a un profesional de la salud
Antes de emprender cualquier programa para dejar de fumar, es crucial hablar con un médico. Un profesional de la salud puede ofrecer orientación personalizada y recomendar estrategias específicas para lidiar con la adicción al tabaco.
También hay medicamentos recetados que pueden ayudarle a dejar de fumar. Un aerosol o un inhalador nasal de nicotina puede reducir los síntomas de abstinencia y hacer más fácil dejar de fumar.
Hay otros medicamentos que también pueden ayudar con los síntomas de abstinencia que, en cualquier caso, deben estar bajo supervisión médica.
Establecer metas realistas
Dejar de fumar puede ser un desafío, especialmente en la tercera edad. Es importante establecer metas realistas y a corto plazo. Esto puede incluir reducir gradualmente el consumo de tabaco o elegir una fecha específica para dejarlo por completo.
Identificar desencadenantes
Identificar las situaciones o emociones que desencadenan el deseo de fumar es esencial. Esto suele estar asociado a un factor psicológico, como es el caso de fumar tras una comida. Una vez identificados, se pueden desarrollar estrategias para enfrentar estos desencadenantes sin recurrir al tabaco.
Buscar apoyo social
Contar con el apoyo de amigos y familiares puede marcar una gran diferencia en el proceso de dejar de fumar. Compartir sus objetivos con otros puede brindar motivación y responsabilidad adicional.
Existen otro tipo de prácticas, como llevar una vida saludable: cuando realizamos ejercicio me manera diaria, nos alimentamos de manera saludable e incorporamos hábitos saludables en la rutina, reducimos la ansiedad generada por el tabaco.
Una de las maneras más eficaces para tener las tentaciones fuera del alcance de una persona es mantener mecheros y cigarrillos lejos de su alcance.
Además, es importante no caer ante la presión social, ya que el círculo que rodea a una persona puede incluir fumadores.
Encontrar un sustitutivo comestible o masticable en los momentos de ansiedad, mascar chicle o comer un snack puede ser otra recomendación para aliviar las ganas de fumar.
El tabaquismo en la tercera edad presenta riesgos significativos para la salud, pero dejar de fumar es una decisión que puede mejorar la calidad de vida y reducir la vulnerabilidad a enfermedades graves. Siguiendo los consejos mencionados y buscando apoyo, los adultos mayores pueden tomar el control de su salud y disfrutar de una vida más saludable y activa en la tercera edad.