Qué es la insuficiencia renal
La insuficiencia renal es una dolencia provocada por la incapacidad de los riñones para filtrar, de manera adecuada, las toxinas y otras sustancias de desecho.
Una de las funciones principales de los riñones es la de depurar el organismo. Esta la llevan a cabo mediante la filtración de la sangre que llega a los riñones. La sangre contiene sustancias tóxicas que requieren ser depuradas, como urea, fósforo o los propios medicamentos que nuestros mayores ingieren. Una vez depuradas, la sangre vuelve a la circulación a través de la vena renal. Si los riñones dejan de filtrar de forma correcta, pueden acumularse desechos que afecten a la composición química de la sangre.
Tipos de insuficiencia renal
La insuficiencia renal en ancianos puede presentarse de dos formas:
Insuficiencia renal aguda (IRA)
Las funciones del riñón se ven perjudicadas de forma súbita y brusca. Esta alteración se manifiesta en las tres funciones principales del riñón: la depurativa y las asociadas a la regulación del volumen de líquidos y de la composición de iones.
En ella se produce una retención de líquidos debido a que quien la padece orina poco o, incluso, deja de orinar.
Existe la posibilidad de que dichas alteraciones lleguen a ser graves y requieran que se aplique, con inmediatez, un tratamiento para evitar consecuencias mayores.
La insuficiencia renal aguda es reversible, por lo que a través del tratamiento adecuado es posible su cura.
Insuficiencia renal crónica (IRC)
Se trata, como su propio nombre transmite, de la insuficiencia renal de carácter irreversible, de forma que persiste de manera permanente y progresiva. La velocidad con la que progrese hacia la insuficiencia renal avanzada dependerá de dos factores: la causa de la afección y el tipo de tratamiento al que nuestro mayor puede someterse para frenar su avance.
La insuficiencia renal crónica se caracteriza por su falta de síntomas aun en los estadios avanzados de la enfermedad, pues el organismo se adapta a las alteraciones que en el riñón se producen y, por ende, no se exterioriza ningún síntoma que nos alerte de la presencia de la misma. De ahí que las acciones que se podrían realizar para frenar su evolución son mucho más limitadas que si se hubiera realizado un diagnóstico precoz.
Esta es especialmente común en los adultos mayores. Se estima que el 37% de las personas mayores de 65 años la padecen, porcentaje que aumenta hasta el 50% en los mayores de 85 años.
En los estadios más avanzados de la insuficiencia renal crónica se produce lo que se denomina enfermedad renal terminal (ERT). Esta aparece tras un tiempo muy prolongado (entre 10 y 20 años) de alteraciones en el riñón, las cuales han continuado desarrollándose hasta que los riñones ya no pueden atender las necesidades que el cuerpo demanda.
La fragilidad de su organismo, unida a la comorbilidad que, habitualmente, padecen (existencia de dos o más enfermedades al mismo tiempo), provoca que la insuficiencia renal terminal en ancianos sea más habitual que en personas de menor edad.
Insuficiencia renal síntomas
Los síntomas de la insuficiencia renal en ancianos no suelen ser muy evidentes hasta que las alteraciones llegan a estadios muy avanzados. Por ello, se hace especialmente importante estar alerta a cualquier indicio de síntomas.
Los más comunes son los siguientes:
- Fatiga y debilidad.
- Malestar estomacal, náuseas o vómitos.
- Calambres y sacudidas musculares.
- Picazón constante.
- Hinchazón de las extremidades inferiores (pies y tobillos).
- Retención de líquidos.
- Continuas ganas de orinar.
- Dolor en el pecho (en caso de que se acumule líquido en el revestimiento del corazón).
- Falta de aire (si se acumula líquido en los pulmones).
- Hipertensión (presión arterial alta) difícil de controlar.
- Inapetencia y alteración del sentido del gusto (la comida tiene sabor metálico).
- Disminución de la agudeza mental.
- Problemas para conciliar el sueño.
Causas y factores de riesgo
Son varias las causas y diversos los factores de riesgo que provocan la aparición y desarrollo de la insuficiencia renal:
- Edad avanzada. Las personas mayores poseen más riesgo de sufrirla.
¿Por qué? Por estas cuatro circunstancias:
- Disminución del flujo renal.
- Imposibilidad de que el riñón realice una reabsorción correcta de agua y sal, por lo que se produce una reducción de la cantidad de sodio en la sangre. De ahí que que se diga que el riñón de la persona mayor “pierde sal”.
- Disminución del número de glomérulos y capilares glomerulares.
- Medicación. Ciertos fármacos como antiinflamatorios, antibióticos o antihistamínicos pueden derivar en esta enfermedad.
- Diabetes con poco control de la glucemia. El daño renal provocado por la diabetes se denomina nefropatía diabética.
- Hipertensión arterial. Es la segunda causa de insuficiencia más común.
- Obesidad. Un índice de masa corporal por encima del recomendado (más de un 25) es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de una insuficiencia renal.
- Nivel bajo de función renal y otras enfermedades renales (ej: poliquistosis, acumulación de quistes en los riñones).
- Género. La insuficiencia renal se presenta y actúa de forma diferente en hombres y mujeres. En los hombres evoluciona de manera más rápida que en las mujeres y, sin embargo, en las mujeres la tasa de prevalencia es mayor.
- Consumo de tabaco. Los pacientes que son fumadores habituales presentan mayor riesgo de sufrir insuficiencia renal crónica terminal.
- Genética.
Pronóstico de insuficiencia renal
El pronóstico de la insuficiencia renal en ancianos depende, en gran medida, de la fragilidad que nuestro mayor ya presente asociada a otras patologías que padece y del estadio en el que la enfermedad se encuentre.
Así, por ejemplo, la insuficiencia renal grado 4 en ancianos presentará un pronóstico de mayor gravedad, pues en esta fase de la enfermedad ya se ha producido un deterioro sustancial de las funciones renales.
En ocasiones, la insuficiencia cardíaca y renal en ancianos se producen al mismo tiempo, lo que empeora el pronóstico del paciente. Tan elevada es su coexistencia que esta se ha definido con un nombre propio: síndrome cardio-renal.
La insuficiencia cardíaca se desencadena en las etapas más avanzadas de la enfermedad renal crónica, provocada por las propias consecuencias derivadas de la alteración de los riñones.
Tratamiento de insuficiencia renal
Existen tratamientos específicos para la función renal baja en ancianos. Uno de los tratamientos más efectivos es la dieta para tratar la insuficiencia renal, que consiste en el cambio de los siguientes hábitos alimenticios:
- Sustituir la sal de las comidas por especias o jugo de limón.
- Priorizar el consumo de verduras frescas en lugar de envasadas.
- Evitar las carnes procesadas (como embutido).
- Evitar la bollería y distintos dulces ultraprocesados y sustituirlos por fruta.
- Evitar alimentos en vinagre, como aceitunas o pepinillos.
- Aumentar el consumo de alimentos que contengan vitamina D (como pescado azul, trigo o huevos) y calcio (lácteos).
Si este tratamiento no resulta suficiente debido a que nuestro mayor presenta un grave deterioro de sus funciones renales, el médico valorará la aplicación de la diálisis.
Nuestra experiencia como garantes del cuidado de mayores nos ha enseñado que los pacientes con insuficiencia renal mejoran su bienestar y disminuyen su mortalidad si reciben los cuidados específicos que esta enfermedad requiere. En Aiudo somos especialistas en seleccionar a cuidadores con experiencia en el tratamiento de esta patología, gracias a los cuales, nuestros mayores, incrementan su calidad de vida.