Aunque pueda parecer, en principio, que la esclerosis múltiple es una enfermedad que surge, únicamente, en las personas jóvenes, esto no es así. Más del 10% de las personas afectadas tienen más de 65 años, una edad que provoca, además, que la intensidad de los síntomas limiten más su vida diaria que lo que sucede en el caso de personas más jóvenes.
Qué es la esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso que afecta al cerebro y a la médula espinal. Se trata de una dolencia crónica y que, por el momento, no tiene cura.
Esta enfermedad ataca a la mielina, la sustancia que rodea y protege las células nerviosas y que es la principal encargada de que los impulsos eléctricos se transmitan de forma rápida y eficaz de una neurona a otra.
Debido al deterioro que sufre la mielina se forman unas cicatrices, conocidas como esclerosis (las cuales se producen en múltiples localizaciones del cerebro y la médula espinal, de ahí lo de ‘esclerosis múltiple’). Lo que provoca este daño en la mielina es la imposibilidad de la transmisión correcta de los impulsos nerviosos.
Esclerosis múltiple: síntomas
Si se padece esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca la vaina protectora, conocida como mielina, que recubre las fibras nerviosas y produce problemas de comunicación entre el cerebro y el resto de partes del cuerpo.
Los síntomas de la esclerosis múltiple y su evolución varían, de forma ingente, entre unos pacientes y otros. De ahí que también se le llame “la enfermedad de las mil caras”.
Los síntomas de la esclerosis múltiple dependen también de la ubicación y la gravedad del daño a la fibra nerviosa en el sistema nervioso central. Algunas personas con esclerosis múltiple en un grado avanzado pueden perder la capacidad de caminar sin ayuda o por completo. Otras personas, en cambio, pueden tener largos períodos de paralización sin presentar síntomas nuevos, según el tipo de esclerosis múltiple que tengan.
Atendiendo a la exteriorización de dichos síntomas, estos pueden ser divididos de la siguiente forma:
Síntomas visibles
Son aquellos que se perciben con mayor claridad, siendo los más frecuentes los siguientes:
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Temblor
Es uno de los síntomas más comunes. El temblor aparece, principalmente, en las extremidades superiores. Los tipos de temblores más comunes en la esclerosis múltiple son el temblor postural (aparece cuando la cabeza o alguna de las extremidades mantiene una postura fija) y el temblor de intención (el que se produce cuando se quiere agarrar un objeto).
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Mala coordinación
Los pacientes con esclerosis padecen un trastorno caracterizado por la disminución de la capacidad de coordinar los movimientos, a lo que se añade la pérdida de fuerza. Ello se podrá observar en las acciones más cotidianas de nuestros mayores. Por ejemplo, escribir, usar los cubiertos durante las comidas o coger objetos de pequeño tamaño.
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Dificultades en el habla
La articulación imprecisa de las palabras, así como cambios en el ritmo del habla o la fatiga vocal se muestran en la mayoría de personas con esclerosis múltiple. Para evitar que estos problemas limiten la vida de nuestro familiar, la atención temprana del logopeda y del neuropsicólogo se hace de suma importancia.
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Problemas intestinales o de vejiga
En algunos casos, esta enfermedad también afecta al intestino y a la vejiga. Esto se debe a algunos factores como un tránsito intestinal más lento o la falta de coordinación de los esfínteres. Así, el estreñimiento, la falta de hambre o el dolor abdominal son problemas habituales.
Síntomas tempranos de la esclerosis múltiple
Este tipo de síntomas son más complicados de percibir que los anteriores y, en muchas ocasiones, no se asocian, directamente, a la esclerosis múltiple. Se trata de los siguientes:
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Fatiga o debilidad
Es el síntoma más común. Casi el 90% de las personas que padecen esta enfermedad sufren de fatiga general. Esta supone, además, un alto impacto en su calidad de vida, ya que repercute muy negativamente en su rutina diaria.
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Problemas de movilidad
Junto con la fatiga, es uno de los síntomas más precoces y que más condiciona la vida de las personas con esclerosis múltiple. Estos problemas de movilidad van empeorando progresivamente y, en los casos más graves, pueden conducir a la pérdida de autonomía.
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Dolor
Se trata de uno de los síntomas que más puede repercutir en la calidad de vida de los pacientes y que es, además, uno de los más frecuentes (dos de cada tres personas con esclerosis múltiple sufren episodios de dolor). Estos se producen, principalmente, en las extremidades, la espalda y la cabeza (sufrimiento de cefaleas y migrañas de mayor intensidad que las de la población general).
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Trastornos del sueño
Los problemas para conciliar el sueño son muy comunes en los pacientes ancianos (más de un 70% los padecen). Esta alteración, reproducida en forma de dificultad para conciliar el sueño, quedarse dormido en lugares poco apropiados para ello o presentar demasiado sueño a lo largo del día, puede agravar otros síntomas como el dolor y la fatiga.
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Trastornos cognitivos
La disfunción cognitiva es una consecuencia más de la enfermedad. Son varias las funciones que más afectadas se ven: la memoria cercana, el procesamiento de la información y la capacidad para resolver problemas. La rehabilitación cognitiva puede ser muy eficaz para tratar estas alteraciones.
Es importante decir, también, que funciones muy relevantes no se ven afectadas, como el intelecto general y la comprensión lectora.
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Trastornos visuales
La neuritis óptica supone la primera manifestación de la enfermedad en un 20/30% de los casos. Se trata de la inflamación del nervio óptico que provoca visión borrosa, dolor sordo detrás del ojo y pérdida de la visión del color (los colores se perciben menos vivos).
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Epasticidad
La espasticidad se describe como un trastorno que consiste en la rigidez muscular y en los espasmos involuntarios. Producida por lesiones en la zona motora superior, la médula y el cerebro, el grado de espasticidad puede tener variaciones enormes a lo largo del tiempo.
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Trastornos emocionales
Los síntomas no se presentan solo en los campos físico y cognitivo, también en el emocional. Así, el estado de ánimo puede verse afectado por la esclerosis múltiple, pudiéndose llegar a producirse episodios depresivos.
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Dificultad al tragar
Los pacientes de esclerosis múltiple pueden sufrir disfagia, una enfermedad que provoca problemas para llevar a cabo la deglución de los alimentos. Hace apenas unos días, contamos todo sobre qué es la disfagia.
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Pérdida de equilibrio
Los problemas de equilibrio, mareos y vértigos derivan de la interrupción en la comunicación neuronal. En base a ello, la persona camina de manera tambaleante. Junto con esto, el equilibrio también se ve afectado por otros síntomas que hemos expuesto en líneas anteriores, como los problemas visuales, los temblores o la fatiga.
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Alteraciones de sensibilidad
Estas pueden afectar a cualquier parte del cuerpo, desde la cara, los brazos o las piernas. Las sensaciones más habituales son entumecimiento, hormigueo, ardor, pinchazos e hipersensibilidad de la piel. El incremento de la temperatura ambiental puede empeorar estas dolencias.
Diferencia entre esclerosis múltiple y esclerosis lateral amiotrófica
Aunque al comienzo de ellas pueden compartir alguno de sus síntomas, son muy diferentes en la mayor parte de sus aspectos, sobre todo en lo relativo al rápido desarrollo de la enfermedad y a la esperanza de vida. Así, la esclerosis lateral amiotrófica limita más el día a día de los pacientes que la padecen, tratándose de una afección de mayor gravedad que la esclerosis múltiple.
Diagnóstico de la esclerosis múltiple
No hay pruebas específicas para diagnosticar la esclerosis múltiple.
Para lograr llegar a un diagnóstico claro, se lleva a cabo lo que se denomina “diagnóstico diferencial”: descartar las enfermedades que puedan cursar de forma similar.
En base a ello, el médico le hará las siguientes pruebas:
- Análisis de sangre.
- Punción medular.
- Resonancia magnética.
- Historia clínica.
Tratamiento de la esclerosis múltiple
En la actualidad, no existe cura para la esclerosis múltiple. Los tratamientos que se aplican sirven únicamente para paliar sus síntomas. Las terapias son de dos tipos:
- Farmacológica: para tratar de frenar el avance de la enfermedad.
- Rehabilitadora: para conservar la funcionalidad en el día a día.
Fisioterapia para combatir la esclerosis múltiple
La fisioterapia para mayores constituye el tratamiento principal. Con ella, se consigue mejorar, de manera destacable, la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad degenerativa. El fisioterapeuta trabajará sobre los problemas motores y sensitivos para que la persona se recupere tras los brotes más intensos y logre disfrutar de la máxima funcionalidad posible.
¿Cómo avanza la esclerosis múltiple?
Hay que tener en cuenta que cada persona es diferente, pero por lo general pueden transcurrir décadas antes de que la persona necesite apoyo para desplazarse, y aún más hasta que se presente discapacidad importante.
Al menos el 50 % de los que tienen esclerosis múltiple recurrente-remitente desarrollan finalmente una progresión constante de los síntomas, con o sin períodos de remisión, en un plazo de 10 a 20 años a partir de la aparición de la enfermedad.
En este sentido, en fases iniciales, la mayoría de las personas mayores o dependientes con esclerosis múltiple experimentan síntomas cuando se presentan brotes. Lo más frecuente es que esos síntomas remitan o incluso desaparezcan después del brote.
A lo largo del tiempo, la enfermedad puede progresar de manera más progresiva. En esta forma no hay variaciones drásticas en los síntomas, como sucede en los brotes, sino que la esclerosis múltiple avanza de forma lenta y mantenida.
¿Se puede confundir esclerosis múltiple con ansiedad?
Se puede confundir la esclerosis múltiple con ansiedad, ya que ésta aparece en muchos casos en caso de esclerosis múltiple. Pero lo cierto es que la ansiedad es una de las consecuencias que puede dar la esclerosis múltiple.
La Esclerosis Múltiple (EM) surge cuando el sistema inmune del cuerpo ataca la mielina, el material graso que aísla las neuronas y permite la transmisión rápida de señales eléctricas. Cuando se daña la mielina, se interrumpe la comunicación entre el cerebro y otras partes del cuerpo, lo que lleva a problemas de visión, debilidad muscular, dificultad para el equilibrio y la coordinación y deficiencias cognitivas.
Una de cada tres personas con esclerosis múltiple sufre de ansiedad, por lo que conviene preguntarse la relación existente entre ambos problemas de salud.
En este sentido, la fibromialgia, síndrome del intestino irritable, migrañas, ansiedad, depresión y trastorno bipolar son algunos de los primeros signos detectados en el origen de la esclerosis múltiple según una investigación realizada en la Universidad de Columbia Británica (UBC), en Vancouver, Canadá y publicada en ‘Multiple Sclerosis Journal‘.
Además, dicho estudio proporciona una muestra evidente de que la esclerosis múltiple puede estar precedida por síntomas tempranos, conocidos como pródromos, que no se consideran manifestaciones “clásicas” de la enfermedad, como visión borrosa, entumecimiento o debilidad en las extremidades.
Avances en la esclerosis múltiple
En los últimos años, el pronóstico de las personas que la presentan ha mejorado considerablemente. Gracias a los últimos avances, los investigadores poseen la certeza de que, en pocos años, se va a lograr crear un tratamiento tan efectivo que los pacientes que sufran esta enfermedad envejecerán sin haber llegado a una fase degenerativa. Pues, hay multitud de equipos de investigadores que, en este momento, están desarrollando nuevos tratamientos para la esclerosis múltiple, en los que destaca la ingente labor para poder conocer con anticipo la progresión de la enfermedad.
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