El abanico de las enfermedades raras y poco comunes es muy amplio. Es el caso del botulismo, que es una patología provocada por la intoxicación de la toxina botulínica, producida por la bacteria Clostridium botulinum.
Las personas son especialmente vulnerables a este tipo de enfermedades raras debido al debilitamiento del sistema inmunológico, a la presencia de otras enfermedades de carácter crónico o a la menor capacidad de respuesta ante los síntomas del botulismo.
¿Qué es el botulismo?
El botulismo es una toxiinfección alimentaria poco frecuente pero de consecuencias graves causada por una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum.
Esta neurotoxina afecta al sistema muscular provocando debilidad y parálisis progresiva, con síntomas iniciales como vómitos, cólicos abdominales y visión borrosa, que pueden evolucionar causando dificultad respiratoria y dificultad para hablar e ingerir.
El botulismo es mortal en el 5-10% de los casos como consecuencia de una insuficiencia respiratoria.
Clostridium botulinum es una bacteria Gram-positiva, anaerobia, formadora de esporas y con forma de bacilo que se encuentra en suelos y sedimentos marinos de todo el mundo.
Este microorganismo es capaz de crear la toxina botulínica, una proteína neurotóxica que impide la liberación del neurotransmisor acetilcolina de las terminaciones nerviosas en la unión neuromuscular. En el ser humano, esto provoca un cuadro conocido como parálisis flácida.
¿Qué síntomas presenta el botulismo?
Cuando es de origen alimentario, los síntomas del botulismo son los siguientes:
- Sequedad en la boca.
- Dificultad para tragar.
- Dificultad para hablar.
- Problemas para respirar, que pueden desembocar en una insuficiencia respiratoria.
- Visión doble.
- Náuseas y vómitos.
- Parálisis.
- Caída de los párpados.
- Babeo.
- Debilidad en ambos lados del cuerpo.
Hay que diferenciar los distintos orígenes de botulismo:
- Alimentario: esta bacteria crece en ambientes pobres en oxígeno. En este caso, el cuadro se produce al ingerir alimentos mal enlatados.
- Por herida: la bacteria causal de la toxina ingresa a través de un corte o lesión.
- Infantil: ocurre cuando un bebé ingiere esporas de C. botulinum. Estas se desarrollan y comienzan a generar la toxina en el colon del infante, con una serie de signos y síntomas muy severos.
- Iatrogénico: es muy poco común y puede ocurrir cuando se inyecta la toxina con fines estéticos o médicos (bótox).
Causas del botulismo
La toxina botulínica suele entrar en contacto con el ser humano adulto a través de alimentos mal conservados. Aunque sea el método de transmisión más común en personas adultas, solo corresponde a un 15 % de los casos totales. Algunas de las fuentes alimenticias de mayor riesgo son las siguientes:
- Comidas caseras mal enlatadas, sobre todo verduras, frutas y pescados.
- Carnes curadas.
- Pescados crudos o ahumados.
- Patatas al horno envueltas en papel de aluminio.
- Miel.
- Jarabe de maíz.
Papel de los cuidadores ante el botulismo
Los cuidadores tienen un papel fundamental en la prevención y detección temprana del botulismo en personas mayores.
- Manipulación segura de alimentos: será de obligado cumplimiento que los alimentos se preparen y conserven adecuadamente. Evitar el consumo de conservas caseras de dudosa procedencia y verificar la integridad de los productos enlatados, desechando aquellos con signos de deterioro como abolladuras, hinchazón o fugas.
- Higiene en heridas: mantener una limpieza rigurosa de cualquier herida o úlcera, aplicando los cuidados necesarios para prevenir infecciones.
Detección de síntomas:
Estar alerta a signos como:
- Debilidad muscular: Especialmente en los músculos faciales y de las extremidades.
- Dificultad para tragar o hablar.
- Visión doble o borrosa.
- Dificultad respiratoria.
Ante la aparición de estos síntomas, es fundamental buscar atención médica inmediata, ya que el tratamiento temprano mejora significativamente el pronóstico.
¿Qué alimentos pueden provocar botulismo?
Normalmente, el botulismo se produce tras el consumo de conservas caseras, principalmente conservas de vegetales como guindillas en aceite, espárragos, alubias verdes, entre otros. En general, se asocia a alimentos poco ácidos (con pH por encima de 4,5), donde puede desarrollarse y elaborar la toxina.
Además, los productos enlatados con latas hinchadas, abolladas, oxidadas o con fugas suelen ser peligrosos transmisores de botulismo.
Hay que prestar mucha atención a productos que presenten mal olor, burbujeo o un cambio anómalo en la textura al abrir, puesto que podrían incluir esta bacteria.
Lo mismo ocurre con jamones, salchichas y otros productos cárnicos preparados en condiciones no higiénicas o sin refrigeración adecuada.
Incluso con pescados preparados artesanalmente o almacenados a temperaturas inapropiadas.
Asimismo, aceites que no han sido refrigerados después de su preparación, ya que pueden favorecer el crecimiento de la bacteria.
Aunque el botulismo infantil es más frecuente en bebés menores de un año, la miel puede contener esporas de Clostridium botulinum.
Ante estos alimentos que pueden provocar la presencia de botulismo, existen una serie de medidas preventivas clave para evitar las intoxicaciones alimentarias como el botulismo.
¿Cómo saber si una conserva tiene botulismo?
Identificar si una lata de conserva tiene botulismo puede ser una tarea algo complicada, puesto que la toxina botulínica no altera el sabor, ni el olor ni el aspecto que presenta el alimento, pero hay señales evidentes que pueden indicar que una conserva podría estar contaminada:
- Una tapa de conserva abombada o inflada puede indicar una posible producción de gases por las bacterias.
- Latas abolladas, oxidadas o con fugas pueden permitir la entrada de microorganismos.
- Si hay derrames visibles o burbujeo al abrir, es un indicador de fermentación o contaminación.
- El mal olor es un signo muy evidente de contaminación.
- Un sonido fuerte o una liberación inesperada de gas al abrir la conserva pueden ser señales de que se ha producido actividad bacteriana.
Una recomendación añadida sería cocinar el alimento sospechoso de botulismo. Hervir alimentos en conserva casera antes de consumirlos: hervir durante al menos 10 minutos puede destruir la toxina en la mayoría de los casos.
Mantener la refrigeración adecuada: especialmente en aceites aromatizados y productos perecederos.
Identificar y evitar estos alimentos es clave para prevenir el botulismo, especialmente en poblaciones vulnerables como personas mayores.
El botulismo es una afección grave que requiere atención especial en las personas mayores. Los cuidadores deben estar informados y vigilantes para prevenir la enfermedad y actuar rápidamente ante cualquier signo sospechoso, garantizando así la salud y el bienestar de quienes están a su cuidado.