Nuestros mayores merecen y necesitan ser atendidos por las mejores manos. Por ello, es esencial cuidar a quienes les cuidan. Si el cuidador está bien, nuestro familiar también lo estará. Para lograrlo, os contamos siete consejos para aumentar el bienestar del cuidador y, por ende, de tu familia:
- Buena comunicación
- Apoyo emocional
- Respetar el descanso
- Interesarse por el bienestar del cuidador
- Escuchar sus consejos
- Hacer el camino fácil
- Escoger a la persona adecuada
Buena comunicación
La mejor forma de que cuidador y familia os sintáis a gusto es que mantengáis reuniones periódicas. Estas las debéis centrar en conversar sobre las impresiones y necesidades de vuestro familiar y, al mismo tiempo, del cuidador. Gracias a esta base comunicativa, el cuidador se sentirá escuchado y expresará en mayor medida su opinión y propuestas garantizando el bienestar del cuidador.
Apoyo emocional
Debemos demostrarle al cuidador que comprendemos la dificultad de su trabajo y apreciamos su gran labor diaria. Esta labor implica un gran esfuerzo emocional y si se siente valorado por la familia, proyectará su bienestar en su trabajo. Es decir, en nuestro familiar.
Respetar el descanso
El desgaste no es solo emocional, sino también físico. El cuidador está sometido a un estrés emocional y también a una gran carga física. Por ello, debemos respetar de manera estricta sus horas y días de descanso. Solo podrá realizar su trabajo en las mejores condiciones si tiene garantizado un tiempo suficiente de desconexión. Recordemos que la calidad de vida del cuidador y la de nuestro familiar están ligadas.
Interesarse por el bienestar del cuidador
Tras la figura del cuidador se esconde una persona con una historia, una situación personal, preocupaciones, obligaciones y metas. Demostrar con actos que nos preocupa el bienestar del cuidador más allá del aspecto puramente laboral, hará que se sienta comprendido y apoyado.
Escuchar sus consejos
El cuidador es el profesional y, como tal, es el que conoce a la perfección lo que tu familiar necesita. Por ello, debemos dejarnos aconsejar por él en todo lo relativo a los cuidados, desde la rutina de comidas y ejercicios, cómo realizar las movilizaciones o cómo mejorar su estado anímico. De esta forma, no debemos encerrarnos en el tipo de rutina que sigue nuestro mayor. Es el momento de escuchar y juzgar objetivamente la nueva rutina que el cuidador nos propone. Esta será la idónea para el tipo de cuidados y actividades que actualmente nuestro mayor requiere.
Hacer el camino fácil
Somos conscientes de que, al principio, nuestros familiares se muestran muy reacios con la propuesta de solicitar los servicios de un cuidador. En nuestras manos está allanar el camino entre el cuidador y nuestro familiar. El primer contacto entre ellos es vital para lograr el comienzo de una relación cómoda y beneficiosa. Por ello, días antes de que se conozcan, tenemos que realizar una importante labor previa: transmitirle a nuestro familiar cómo su bienestar va a aumentar gracias al trabajo del cuidador.
Este trabajo previo mejorará el bienestar del cuidador.
Escoger a la persona adecuada
La selección correcta del cuidador es el consejo más importante. Escoger al cuidador más idóneo para tu familia y tu familiar pasa por un necesario exhaustivo proceso de selección. Debemos analizar sus conocimientos profesionales y su experiencia y no olvidarnos, a su vez, de sus aptitudes emocionales.
Este sustancial último consejo es, precisamente, en lo que Aiudo destaca. En Aiudo llevamos a cabo un proceso de selección personalizado para cada familia. Somos conscientes de la preocupación inicial que las familias experimentan cuando tienen que requerir la labor de un cuidador. Por ello, nuestro primer paso es conocer los anhelos y propósitos de la familia y las necesidades concretas del familiar. A partir de esta profunda y productiva conversación, nuestros técnicos de selección buscan al cuidador más afín con tu familia. Tanto es nuestro esfuerzo en conseguirlo que poseemos el índice de rotación de cuidadores más bajo de nuestro sector.
El bienestar del cuidador, mental y físico, se traduce directamente en la buena atención de nuestro familiar. Que ambos gocen de una relación satisfactoria es la clave para que el bienestar de tu familiar crezca.
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