Los beneficios de la sauna en la vejez

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Ahora que se acercan los meses de mayor presencia de frío del año entran en escena algunas prácticas relajantes como es el caso de la sauna, muy favorable para personas mayores por sus beneficios físicos y mentales.

La sauna se trata de un cuarto donde la temperatura está entre 70° y 100° centígrados y utiliza calor seco con un poco de humedad. Cuando una persona usa una sauna, la temperatura de su piel aumenta y comienza una sudoración intensa.

A pesar de ser una práctica desaconsejable para personas hipertensas, han quedado demostrados los múltiples beneficios de la sauna para la salud de las personas de la tercera edad.

El vapor de los baños calientes tiene un efecto beneficioso debido a que, al permanecer sentado por algún tiempo, el ritmo cardiaco tiende a aumentar, de hecho, cuando sucede esto es como si la persona hubiera realizado ejercicio o algún deporte.

Por lo tanto, es muy común que al salir del sitio la presión de las personas tienda a estar en equilibrio, y cuando se cuenta con una presión sana, esto tiene un impacto no solo en la memoria, también con los padecimientos relacionados con el sistema cardiovascular.

Un anciano sentado en el interior de una sauna.

¿Para qué sirve la sauna?

En primer lugar, conviene saber qué es la sauna. Es un pequeño espacio de madera que tiene incorporada una estufa eléctrica o de leña que calienta piedras hasta que alcanzan una alta temperatura, y se vierte agua sobre ellas para generar vapor.

De esta forma, esta práctica de baño hace que el calor dilate los vasos capilares de la piel para mantener la presión sanguínea por el aumento de la temperatura, que se multiplica por dos, lo que hace que se incremente la circulación sanguínea en la superficie de la piel.

Es por esto que se produce un efecto similar al que se consigue caminando rápido.

Las altas temperaturas y la elevada humedad estimulan el riego sanguíneo y, con ellas, la regeneración celular de la piel, mejorando en muchos casos lesiones dérmicas o enfermedades cutáneas.

¿Cuál es el origen de la sauna?

La sauna tiene su origen en Finlandia, y en sus inicios, era considerada como un lugar sagrado. Generalmente, estaba situado en los patios de las casas, donde se reunía la familia para purificar el cuerpo y la mente. A partir del siglo XX, todo empezó a cambiar y las saunas se convirtieron en una actividad vinculada al ocio, que actualmente puedes encontrar en spas, hoteles, gimnasios y en algunas casas particulares.

A diferencia del resto del mundo, en Finlandia la sauna no es prerrogativa de gimnasios y centros deportivos, sino algo asociado al hogar.

¿Cómo usar la sauna?

Antes de entrar en una sauna, y especialmente en la tercera edad, hay que tener en cuenta que su uso está contraindicado si se padecen ciertos tipos de enfermedades cardíacas, epilepsia o cáncer.

Además, el protocolo incluye dejar cierto espacio después de las comidas, y no se debería tener sed o cansancio. Tampoco se debe comer ni beber durante la estancia.

Seguidamente, cuando se necesite hidratarse y refrescarse, conviene quedarse unos minutos en el exterior para refrescar las vías respiratorias y tomar una ducha de agua templada

Después, será el momento de ingerir líquidos como agua mineral, zumos o bebida isotónica, con el objetivo de recuperar los minerales perdidos en la sauna por el sudor.

Dos personas mayores sentados en una sauna.

Beneficios de la sauna en personas mayores

La sauna ayuda a las personas mayores a sentirse mejor y aportará muchos beneficios. Aunque si nunca se ha visitado una sauna es recomendable consultar con un médico, ya que hay que asegurarse de que es aconsejable para la condición de salud física de cada adulto mayor.

A continuación los beneficios de la sauna en la vejez:

  • Ayuda a dormir en mejores condiciones: la sauna relaja al cuerpo y elimina toxinas del cuerpo, lo que hará que la persona mayor se sienta más descansada.
  • Mejora la circulación sanguínea: el calor de la sauna provoca la dilatación de tus vasos sanguíneos. Esto permite que la sangre circule de manera más fluida y ayuda a la desintoxicación y oxigenación de los tejidos corporales.
  • Disminuye el estrés: El calor ayuda a relajar los músculos y estimular la liberación de endorfinas, que harán que el adulto mayor se sienta con más vitalidad.
  • Fortalece el sistema inmunitario: El cuerpo humano en una sauna puede alcanzar altas temperaturas y, como consecuencia, activa las defensas.
  • Limpia la piel: La sauna hace que se abran los poros de la piel, algo que permitirá eliminar impurezas y lucir una piel bella.
  • Reduce el dolor muscular.
  • Alivia dolores como la artritis en personas mayores.

Una infografía con las ventajas de la sauna para personas mayores.

Asimismo, una de las cualidades importantes de la sauna es su poder relajante, ya que las altas temperaturas consiguen que los impulsos nerviosos se ralenticen, con lo que se consigue una mayor calma.

De hecho, la sauna suaviza algunos síntomas de enfermedades respiratorias, como el asma.

Estos son algunos de los beneficios del baño de vapor más comunes y que pueden venir muy bien en la tercera edad.

Consejos para ir a la sauna

Por último, se muestran una serie de recomendaciones básicas a tener en cuenta a la hora de acudir a sesiones de sauna para personas mayores:

  • Las sesiones deben ser cortas. No obstante, se puede aumentar la tolerancia al calor a lo largo de varias visitas de manera paulatina.
  • Limita las sesiones de 15 a 20 minutos. Incluso las personas sanas deben limitar su tiempo de 15 a 20 minutos en una sauna.
  • Observa cómo te sientes. Si eres sensible al calor, te sientes mareado, con náuseas o empiezas a sentirte incómodo, sal de la sauna inmediatamente.
  • Mantenerse hidratado. Siempre conviene hidratarse de antemano y beber de dos a cuatro vasos de agua fría después de cada sesión.
  • Evitar el uso de joyas en el interior. Las joyas de metal, incluyendo anillos y aretes pequeños, pueden calentarse muy rápidamente y causar irritación o quemaduras en la piel.
  • Protege el cabello. La sauna puede dejar los tallos de tu cabello secos y quebradizos. Puedes protegerlo con una toalla o gorro de ducha.
  • Usa prendas cómodas. Será recomendable usar ropa suelta, un traje de baño o una toalla, ya que la ropa pesada puede provocar sobrecalentamiento.
  • Descansar y refrescarse después. Una vez finalizada la sesión será muy importante sentarse durante unos 10 minutos y reposar, para posteriormente ducharse con agua fría para ayudar a que la temperatura del cuerpo vuelva a niveles normales.

Por lo tanto, la respuesta sobre si es adecuado que los adultos mayores usen estos sitios será variada, siempre y cuando se lleve un estilo de vida saludable y dependerá de la situación en particular, de su salud y condición física.

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