Horst Bendix es un jubilado alemán que ha conseguido, con 92 años, diseñar un turbina eólica capaz de generar hasta tres veces más de energía que los aerogeneradores tradicionales
La creciente demanda de energía en todo el mundo ha llevado a la búsqueda de alternativas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Las energías renovables se presentan como una solución viable y necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y mitigar los efectos del cambio climático.
Así, las empresas del sector continúan innovando y buscando nuevas fórmulas con el objetivo de ser más eficientes y sostenibles. Para ello, se explotan todos los recursos procedentes del sol o el viento.
En este afán de innovación, un emprendedor de 92 años ha diseñado un aerogenerador capaz de generar hasta tres veces más de energía eléctrica que las turbinas eólicas convencionales.
Horst Bendix es el creador de este invento, que puede dar solución a los problemas de espacio y de eficiencia que disponen algunas instalaciones de molinos en el planeta.
Bendix, el ingeniero con espíritu emprendedor
Este alemán se jubiló en 1995, tras haber sido jefe de investigación y desarrollo de Kirow, una empresa de ingeniería pesada con sede en Leipzig. Sin embargo, el espíritu emprendedor invadió a este ingeniero y no puedo evitar ocupar su tiempo libre en la investigación tras la jubilación.
Más allá de la importancia del diseño de Bendix, su historia es un ejemplo de cómo la mentalidad innovadora y el espíritu emprendedor no tienen nada que ver con la edad. Pocas personas se dedican a seguir inventando pasados los 90 años.
Horst Bendix confía en el viento de gran altitud para su actual diseño de aerogenerador.
La teoría científica del alemán es que los vientos a gran altura son más fuertes y constantes, lo que puede hacer que la «cosecha de viento» sea más productiva.
¿Y qué tiene de diferente la turbina eólica de Horst Bendix?
El aerogenerador actual consiste en una torre en la que hay una góndola giratoria con el cubo del rotor sobre el que se asientan las palas del rotor. El generador de energía está instalado en la góndola y todo el sistema se asienta sobre una base sólida. Sin embargo, estos sistemas tienen que enfrentarse a un problema grave: las fuerzas de flexión.
Cuando la torre está a una altura considerable, tiene que hacer frente a rachas de viento con gran violencia, lo cual puede dañar la infraestructura.
Horst Bendix reemplaza la torre en su sistema con una construcción de trípode que consta de una columna vertical y dos columnas de soporte.
Y hay otra innovación: el generador ya no está ubicado en la góndola, sino que varios se colocan debajo, al pie del sistema. La energía eólica se dirige de arriba abajo a estos generadores a través de un sistema de correas.
La ventaja de la construcción es obvia: se pone fin al problema de las fuerzas de flexión. Debido a que los generadores están ubicados en la parte inferior, se elimina el peso de la cabeza de la torre. Esto significa que puede llegar fácilmente a zonas más altas donde hay mucho más viento. Y eso a su vez significa un rendimiento mucho mayor. Además, toda la torre gira automáticamente con la dirección del viento.
Según Bendix: ‘con un sistema tan grande con una altura de buje tan grande, puedes cosechar más de 20 a 30 gigavatios hora por año. Con uno convencional, por ejemplo, diez. El rendimiento podría ser del doble al triple’.
Este es otro claro ejemplo que se suma a otros como el de un ingeniero español llamado José María Almira, un emprendedor de 93 años que hace más de 30 años inventó el pincho de la sombrilla después de que su parasol saliera volando en la playa, y hace apenas unos meses volvió a ser noticia por su nuevo negocio. Otra solución para hacer la vida más fácil, en este caso, a personas con movilidad reducida.