La peseta, “la pela”, o “la rubia” como popularmente se conocía ha marcado nuestras vidas. Por ejemplo, cuando juntabas cinco pesetas formaban un duro, y un billete de 1000 duros nos alegraba la vida a muchos.
Estaba la del agujero, sin agujero, dorada, plateada y las más pequeñas. Hoy, 20 años después de su cambio al euro, la peseta ha tenido una última misión, que servirá para recordarla por todos los tiempos.
El arraigo ha sido históricamente un elemento diferenciación en la perdurabilidad de las cosas. Buena muestra de ello son las pesetas en España, que 20 años después de su desaparición y recambio por el euro, todavía siguen estando muy presentes en la retina y memoria de las personas mayores.
Hasta tal punto que incluso a día de hoy se puede escuchar aquello de “¿cuánto es esto en pesetas?” en panaderías o comercios locales de muchas zonas rurales.
La peseta no es solo objeto de deseo de coleccionistas, sino que ha sido fuente de investigación en enfermedades como por ejemplo el alzhéimer.
La última misión de la peseta
Puede parecer el nombre de una película española de prestigio, pero nada más lejos de la realidad. Se trata del nombre de la campaña de la Fundación Pasqual Maragall que tuvo el objetivo de recaudar fondos, en concreto con pesetas, que personas tuviesen en sus casas.
Exactamente, una vez se recogieron las pesetas, se recaudaron un total de 4,5 millones de pesetas, unos 26.000 euros, que fueron enviados a la investigación contra el alzhéimer.
María, la cuidadora que coleccionaba pesetas mientras ayudaba a su marido
El alzhéimer es una enfermedad que María ha vivido muy de cerca, y su formación como pedagoga le permitió saber cómo orientarse. Incluso se involucró con la investigación, siendo voz cantante en muchas de las iniciativas emanadas desde fundaciones.
María ha estado coleccionando pesetas durante muchos años, como coleccionista, y además de haberse involucrado activamente en lucha por los avances de la enfermedad, ha estado ayudando a su marido en todo lo que necesitaba.
De esta forma, María tenía guardadas las monedas y los billetes para enseñárselas a los pequeños de su familia, y a los extranjeros que ayuda con la lengua y la cultura castellanas.
Núria y cómo una encuesta de Facebook le unió en la lucha contra el alzhéimer
Núria perdió a su madre hace siete años y conoció a la Fundación Pasqual Maragall a través de una encuesta de la red social Facebook. El objetivo de dicha encuesta era muy claro: firmar a favor de la investigación contra esta enfermedad neurodegenerativa.
Después de un año, Núria se hizo socia de la fundación para aportar su granito de arena. Núria no dudó en colaborar porque la memoria de su madre estaba muy deteriorada a causa del alzhéimer.
En este caso, fue su padre quien se ocupó en gran medida de su madre enferma que, además tenía problemas respiratorios severos.
Ante una problemática como es la falta de ayudas económicas en favor de la investigación, iniciativas como esta recogida de pesetas, que permite trabajar con los enfermos de alzhéimer en familia suman en todos los sentidos
Con el apoyo de 16 personalidades e influencers, “La última misión de la peseta” también contó con la participación de 16 personalidades públicas e influencers, que han sido clave para animar a la participación y generar consciencia sobre la enfermedad. Entre ellos destacan Jordi Évole, Dani Martín, Jordi Pérez Cruz, Pablo Novoa, Amaro Ferreiro, Nury Calvo, Villagayumbos, Mama soltera, Como una princesa, Soy una madre normal y Bravas bcn.
Generar conciencia sobre la enfermedad
“La última misión de la peseta” ha contado con la participación de 12 empresas colaboradoras, entre ellas Ciments Molins, Allianz, Agem y Ricoh, y La Crep. Hay que destacar que la Fundación Pasqual Maragall ha recibido más de 500 peticiones de información y más de 120 visitas relacionadas con la campaña, que han permitido seguir haciendo divulgación sobre la enfermedad.
Un, dos, tres… a recordar esta vez
“Por 100 pesetas, enfermedades neurodegenerativas para las que actualmente no hay cura, por ejemplo, alzhéimer. Un, dos, tres, responda otra vez…”. Este podría ser el comienzo de una de las rondas de preguntas del más famoso concurso español de todos los tiempos, que hace más de 40 años conquistó el corazón de millones de familias españolas.
Otra de las iniciativas curiosas que se ha llevado a cabo para recaudar fondos contra el alzhéimer está en Zamora y ha sido un programa experimental de estimulación cognitiva para pacientes de este trastorno que ha logrado un importante éxito basándose en la dinámica del popular formato televisivo.
Un programa que, tras varios años de pruebas ha podido constatar científicamente sus buenos resultados en términos de mejora de la calidad de vida de los pacientes, así como de ralentización del avance de la enfermedad, que se ha implantado en residencias y en el IMSERSO.
Iniciativas frente a los problemas para abordar el tratamiento de pacientes con demencias
Este tipo de actividades no hacen otra cosa que demostrar que se puede obtener resultados muy positivos en favor de una causa. Dentro de la creación de un ambiente familiar y cercano, con un tono lúdico y escondiendo detrás una motivación como es la lucha para frenar el avance del alzhéimer.
El resultado de ambas iniciativas no deja lugar a dudas, usar elementos del pasado traídos al presente ha permitido motivar a personas mayores con demencias para colaborar en la causa y servir, tanto de forma económica como psicológica, para dar freno a la enfermedad de Alzheimer.