Un estudio del equipo de investigación de la Encuesta Longitudinal de Longevidad Saludable de China (CLHLS) ha analizado 28.000 personas en el país asiático para confirmar que la socialización frecuente prolonga la vida de las personas mayores
No existe una fórmula secreta como en la Coca-Cola, pero la vida social activa ha sido una recomendación histórica de los médicos y expertos de la psicología para envejecer con garantías de calidad de vida.
Según una investigación publicada recientemente en el Journal of Epidemiology & Community Health, un grupo de científicos ha revelado, después de estudiar a más de 28.000 personas en China, que socializar con otras personas a diario y participar en actividades grupales deportivas, académicas o artísticas, prolonga la vida de las personas mayores.
En 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, el grupo de población de adultos mayores pasará de 1.000 millones en 2020 a 1.400 millones.
Ante tal escenario, dicho estudio pone de manifiesto una de las claves del envejecimiento activo, mantener las relaciones sociales y familiares. Esta es una investigación prospectiva representativa a nivel nacional de personas mayores que viven de forma independiente que comenzó en 1998. Sin embargo, los científicos solo comenzaron a recopilar información de socialización en 2002. Este último proyecto se centró en cinco oleadas distintas de recopilación de datos hasta 2018-2019, que abarca 28,563 participantes (edad promedio 89 años).
¿Cómo fueron los resultados del estudio de socialización?
Los participantes revelaron con qué regularidad participaban en actividades sociales: casi todos los días, al menos una vez a la semana, al menos una vez al mes, ocasionalmente o nunca.
El equipo de investigadores también examinó los datos relacionados con factores influyentes, incluido el sexo, la educación, el estado civil, los ingresos del hogar, el consumo de frutas y verduras, el estilo de vida y la mala salud. Los investigadores rastrearon las tasas de supervivencia durante un promedio de cinco años o hasta la muerte.
La investigación estuvo a cargo de Ziqing Wang, Yi Zheng, Haiyan Ruan, Mentir Li y Linjia Duan, todos pertenecientes al Hospital de China Occidental de la Universidad de Sichuan en China.
Durante esos primeros cinco años, 25.406 personas del total de 28.000 no participaron en ninguna actividad social, mientras que otras 1.379 afirmaron que lo hacían a veces, 693 al menos una vez al mes, 553 al menos una vez a la semana y 532 informaron que socializaban casi a diario. Durante todo el período de seguimiento, fallecieron 21.161 (74 %) participantes, y 15.728 de esas personas fallecieron en los primeros cinco años.
Mientras tanto, hasta cinco años después del inicio del período de análisis, las tasas de mortalidad fueron de 18,4% por cada 100 personas durante un año entre quienes informaron que nunca socializaron.
Esa tasa disminuyó al 8,8% entre quienes lo hacían ocasionalmente, 8,3 entre los veían a otras personas una vez al mes, 7,5 cuando ocurría al menos una vez a la semana y 7,3 entre quienes se reunían con otros casi todos los días.
Por tanto, la investigación tiene una tendencia evidente: las personas mayores que socializan más a menudo han tenido en este estudio una mayor esperanza de vida.
Conviene recalcar que este estudio, se trata, en última instancia, de un análisis observacional y, por lo tanto, no se puede establecer una causa definitiva. Además, los autores del estudio reconocieron que no pudieron incluir posibles cambios en la socialización o los comportamientos de salud durante períodos de tiempo.
“En nuestro estudio, aunque la asociación entre la frecuencia de la actividad social y la supervivencia general se atenuó después de ajustar los factores sociodemográficos, el nivel socioeconómico, los comportamientos saludables y varias morbilidades, siguió siendo estadísticamente significativa, lo que indicó que la participación en actividades sociales per se era un predictor independiente de supervivencia general en personas mayores”, concluyeron los autores del estudio.
Más vale mejor acompañado que solo
Siempre se ha dicho el refrán de: ‘Más vale solo que mal acompañado’, pero en este caso, la ciencia está del lado de la socialización en la tercera edad.
Hay varios factores que pueden explicar por qué la socialización en la tercera edad se asocia con una mayor esperanza de vida. A continuación se presentan algunas posibles explicaciones:
- Reducción del estrés: el contacto social puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad en las personas mayores, lo que a su vez puede contribuir a una mejor salud y una mayor longevidad. Las personas que tienen una red social más amplia suelen tener un mejor estado de ánimo, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar problemas de salud mental como la depresión.
- Estimulación cognitiva: la socialización en la tercera edad puede proporcionar una estimulación cognitiva importante, ya que las personas están expuestas a nuevas ideas, perspectivas y experiencias. Esto puede ayudar a mantener el cerebro activo y funcionando de manera más eficiente, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cognitivas como el alzhéimer.
- Mejora de la calidad de vida: las personas que tienen una red social más amplia suelen tener una mejor calidad de vida en general. La socialización puede proporcionar una sensación de pertenencia y conexión con los demás, lo que puede mejorar el bienestar emocional y físico.
- Apoyo social: las personas mayores que tienen una red social fuerte pueden contar con el apoyo emocional y práctico de sus amigos y familiares en momentos difíciles. Esto puede ayudarles a hacer frente a problemas de salud y otros desafíos de la vida, lo que puede contribuir a una mayor esperanza de vida.
En resumen, la socialización en la tercera edad puede tener muchos beneficios importantes para la salud y el bienestar de las personas mayores, y estos beneficios pueden contribuir a una mayor esperanza de vida.