El sinhogarismo: una realidad que afecta al 5,5% de mayores de 65 años en España

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Lorenzo Gómez

Por: Lorenzo Gómez

Periodista, redactor experto en gerontología

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En 10 años, el sinhogarismo ha aumentado un 25% en nuestro país y el 5,5% del total son mayores de 65 años

Alfonso contempla cómo el frío de la noche hace acto de presencia en la ciudad. A sus 66 años ya no es tan joven y le cuesta articular los movimientos para no lesionarse. Cada mañana porta un carro de supermercado para encontrar chatarra que pasea por la calle Xàtiva de Valencia en su día a día desde hace casi dos años. Lleva mucho tiempo sin poder trabajar y no pudo sostener su alquiler que pagaba durante más de 15 años. Alfonso es una de las casi 2.000 personas mayores en España que se encuentra sin alojamiento digno.

El sinhogarismo es un fenómeno social que ha ido cogiendo presencia con el paso de los años y el encarecimiento de la vida. Los últimos datos del INE de 2022 cifran en 28.552 el número de personas sin hogar (7.276 sin techo y 21.276 sin vivienda), casi un 25% más que hace 10 años. Y estos números podrían ser mayores si se tienen en cuenta las personas que están al margen del sistema.

No obstante, según datos de Provivienda y Hogar Sí, se estima que unas 37.000 personas en territorio nacional no tiene un hogar. 

Además, el sinhogarismo se presenta en mayor medida en hombres (un 77%), y a esto hay que sumarle que pueden padecer algún trastorno psicológico. Según la Encuesta de Personas Sin Hogar del INE, con datos para 2022, en torno a un 17% de las personas sin hogar tienen diagnosticado algún trastorno mental crónico o grave, y el 57% presenta algún tipo de sintomatología depresiva.

El impacto del sinhogarismo en la salud física y mental de Alfonso

Alfonso no solo ha perdido su casa, sino también parte de su salud mental. La vida en la calle es dura, no solo por el frío o la falta de seguridad, sino por el peso de la desesperanza que va acumulando día tras día.

Según los datos del INE, en torno al 17% de las personas sin hogar sufren algún trastorno mental, y el 57% presenta síntomas de depresión.

Alfonso siente que, además del dolor físico por su lesión en la columna, su mente está atrapada en una oscuridad constante. No es raro que se sienta invisible, ignorado por quienes pasan a su lado sin apenas mirarle.

¿Cuál es el significado de sinhogarismo?

Según la RAE, el sinhogarismo es la circunstancia de la persona que carece de hogar en el que vivir y, generalmente, de cualquier medio de vida.

Este término hace referencia a la falta de un alojamiento adecuado y permanente que permita un marco de convivencia estable para las personas. Un fenómeno que se agrava si se tiene en cuenta que ya afecta directamente a un colectivo social más vulnerable, como son las personas mayores sin recursos y con una serie de impedimentos físicos y psicológicos que les impide retomar una vida normal.

El fenómeno del sinhogarismo y la compleja problemática de las personas en situación de sin hogar representa la expresión más extrema de exclusión social.

Causas del sinhogarismo

La vida de Alfonso cambió radicalmente cuando una lesión en la columna le impidió seguir trabajando como camionero hace más de una década. Su divorcio lo obligó a compartir piso, pero con el tiempo, los alquileres subieron, y su pensión no fue suficiente para cubrir los gastos. Sin trabajo, sin ahorros y sin una red de apoyo, Alfonso terminó en la calle. Su historia refleja las principales causas que llevan a las personas al sinhogarismo en España:

  • Falta de trabajo, en un 63% de los casos.
  • Falta de dinero o ahorros, en un 26,1% de los casos.
  • Carencia de documentación en regla, un 13,4%.
  • Ruptura amorosa, en un 11,8% de total.
  • Consumo de alcohol y adicciones, un 7,6%.

Existen otras causas que inciden en que las personas estén sin hogar, aunque afecta en un menor porcentaje de los casos, tales como traumas y violencia, problemas con la justicia o algún tipo de discapacidad.

Una infografía que muestra datos del sinhogarismo en España, con un mapa, gráficas y texto.

 

¿Por qué algunas personas sin hogar rechazan ir a los recursos disponibles contra el frío?

En una ciudad como Valencia que, aunque no es extremadamente fría, cuando llega el invierno se activan recursos especiales para alojar a personas que duermen en las calles, como Alfonso.

Algunas de ellas, sin embargo, rechazan acceder a pesar de las bajas temperaturas en el exterior. Los motivos tienen que ver con que estos espacios a menudo no contemplan una solución estable a medio y largo plazo, ni tienen en cuenta lo que quiere y necesita la persona.

Para la Fundación Arrels, que se encarga de atender y orientar a las personas sin hogar que viven en las calles de Barcelona, tiene como fin minimizar el impacto negativo que trae consigo esta situación y sensibilizar a la ciudadanía, denunciar situaciones injustas y aportar soluciones a las administraciones para que nadie duerma en la calle.

Disponen de tres albergues en la ciudad condal, además de unos pisos tutelados en los que habita gente inicialmente sin hogar. Del mismo modo, tienen a su disposición un centro para acoger personas mayores sin recursos y suelen tener contacto con hospitales para derivar a personas que requieran de unos cuidados exhaustivos.

“Los albergues no ofrecen una seguridad y estabilidad”

A pesar de disponer de albergues, para ellos la solución no son estos espacios comunitarios, puesto que son recursos que “no ofrecen una seguridad y estabilidad a medio y largo plazo” ni tienen en cuenta la opinión de la persona: qué quiere y qué necesita.

Asimismo, tiene otra problemática, que es “generar ese vínculo de confianza previo” que se necesita para este colectivo.

Estas personas suelen portar consigo carros o animales y no quieren dejarlos en muchas ocasiones en dichos pisos.

“Desplazarse a otro sitio les cuesta de primeras, es muy difícil hacer un cambio en sus costumbres y toda su casa la llevan en el carro“, este es el principal problema que se encuentran desde Arrels, comentan a Aiudo.

Por último, otra de las barreras que perciben desde la Fundació Arrels es que alojarse en recursos temporales implica compartir un mismo espacio con muchas personas desconocidas, lo que supone una falta de intimidad, privacidad y tranquilidad, y pueden originarse problemas de convivencia.

Soluciones al sinhogarismo

A pesar de la dureza de su situación, Alfonso todavía sueña con tener un lugar propio donde recuperar su dignidad. Las soluciones que proponen las ONGs y motores activos de impacto social sobre los factores o causas que desembocan en el sinhogarismo es fundamental para proponer soluciones. Además, el Gobierno ha aprobado recientemente un nuevo modelo de cuidados que pretende proteger, entre otros colectivos vulnerables, a las personas sin hogar.

Por ejemplo, guardar un porcentaje de nuevos barrios construidos en las ciudades a viviendas asequibles. Con esta medida, que ya se ha empezado a implantar en países de la zona euro como es el caso de Finlandia, se erradica gran parte del problema existente.

Housing first y Housing led

Por otro lado, una de las soluciones que se plantean desde las organizaciones no gubernamentales dedicadas a la causa es la herramienta Housing first y Housing led.

En la primera, se pretende convertir la vivienda en un elemento prioritario en el proceso de inclusión de la persona, acompañándolo del apoyo de un equipo técnico que se basa en el respeto a la persona y su autodeterminación.

Un hombre mayor en una casa cabizbajo y pensativo con las manos apoyadas en la barbilla.

En los programas de intervención que siguen esta metodología la persona accede directamente a una vivienda desde la calle y cuenta con el apoyo de un equipo técnico que le proporcionará atención integral y personalizada a sus necesidades.

Este equipo debe tener una formación especializada y estará disponible también para urgencias 24 horas, 365 días al año. Su intervención no está limitada en el tiempo y no está condicionada al cumplimiento de un itinerario de inserción ni al alojamiento en la vivienda.

En este modelo, se prioriza ofrecer una vivienda a las personas en situación de emergencia, como Alfonso, para que puedan comenzar a reconstruir su vida con el apoyo adecuado. Alfonso podría acceder a una vivienda individual, donde un equipo especializado le ofrecería el soporte necesario para mejorar tanto su salud física como mental.

Por su parte, el Housing Led se centra en personas sin marco temporal en su trayectoria previa de sinhogarismo y procedentes tanto de la calle como de recursos de atención a personas sin hogar, que pueden, o no, sumar otros factores de exclusión y que, a priori, precisan apoyos sociales y en vivienda para alcanzar su autonomía y desinstitucionalización en un medio plazo.

Con los programas Housing led se ofrece una vivienda compartida de manera temporal a personas que necesitan un apoyo para recuperar su vida, con buenos resultados de integración social y laboral. 

La principal diferencia que tienen ambos modelos es que el Housing Led está centrado únicamente en personas que están por primera vez en una situación así, ofreciéndole una vivienda compartida y apoyo de forma temporal, mientras que el Housing First ataca justo el segmento contrario, el más vulnerable, aquellos individuos que viven en la calle, en una situación de emergencia, y necesitan una casa individual y un apoyo a largo plazo.


Según estudio de la consultora EY, en España existen 3,4 millones de casas vacías, por lo que el stock necesario existe, a falta de rehabilitar y poner a disposición de este sistema. Según esta consultora, la solución pasa por que hay determinados actores del mercado que podrían aprovechar esta solución para dar salida a parte del stock que tienen en balance y actualmente tienen difícil salida en el mercado.

Lo que él anhela es simple: un lugar donde pueda descansar sin miedo, donde sus dolores físicos y su angustia emocional puedan empezar a sanar. Porque, aunque hoy Alfonso empuja un carro por las calles de Valencia, aún guarda la esperanza de que, algún día, encontrará un lugar al que llamar hogar.

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