La protección de datos de las personas mayores: cuestiones a tener en cuenta

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Lorenzo Gómez

Por: Lorenzo Gómez

Periodista, redactor experto en gerontología

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La protección de los datos de personas mayores es un tema de vital importancia, y más teniendo en cuenta los avances en digitalización. Los datos de las personas mayores son, en la actualidad, un foco de interés creciente para terceros que pretendan abusar o aprovecharse de ellas.

El aislamiento, la soledad o la mera desconexión con el ritmo vertiginoso de la sociedad actual, combinados en algunos casos con otros factores que son consecuencia natural de la edad avanzada de una persona, pueden convertirse en un instrumento al servicio de aquellas personas que desean recabar datos de manera engañosa o fraudulenta.

De hecho, la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) y la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) firmaron un protocolo general de actuación, en mayo de 2023, que tendrá una vigencia de cuatro años, para colaborar conjuntamente en el refuerzo de la privacidad de las personas mayores y personas con discapacidad mayores, como colectivo especialmente vulnerable.

En España existe, desde el año 1999, una Ley Orgánica de Protección de Datos, conocida bajo el acrónimo LOPD, de obligado cumplimiento para aquellas empresas, entidades y Administraciones Públicas que manejen datos de carácter personal.

Asimismo, existe una autoridad estatal encarga de velar por el cumplimiento de esta Ley, la Agencia Española de Protección de Datos, a la cual cualquier persona puede acudir en caso de que su derecho fundamental a la protección de datos sea haya visto vulnerado por un tercero.

¿Qué es la protección de datos?

La protección de datos se refiere al conjunto de medidas y procedimientos destinados a garantizar la privacidad y el control de las personas sobre sus datos personales. Esto incluye la recopilación, almacenamiento, uso y eliminación de dicha información, asegurando que se maneje de manera segura y conforme a la ley.

La protección de datos es un derecho fundamental de las personas que consiste en un poder de disposición y de control sobre cualquier información concerniente a ellas mismas (por ejemplo, su nombre y apellidos, dirección, número de teléfono, edad, datos bancarios, historial médico, ideología, etc.).

Toda esa información concerniente a su persona y que es digna de protección de acuerdo a lo establecido en la legislación es lo que se conoce como “datos de carácter personal”.

Unas pantallas de ordenador con unos datos desenfocados y unas gafas de vista encima de una mesa.

¿Qué normativa rige la protección de datos?

En España, la protección de datos está regulada principalmente por dos normativas:

  • Reglamento General de Protección de Datos (RGPD): Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos.
  • Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD): Esta ley adapta el ordenamiento jurídico español al RGPD y completa sus disposiciones. Puedes consultarla en el Boletín Oficial del Estado.

¿Por qué es importante la protección de datos de personas mayores en domicilios y residencias?

Tratar los datos personales en el ámbito del cuidado de personas mayores es especialmente sensible, ya que a menudo implica información relacionada con la salud, temática que la RGDP incluye como ‘categoría especial’.

Es importante destacar que el cumplimiento de la normativa de protección de datos no solo es una obligación legal, sino también una muestra de respeto hacia la dignidad y privacidad de las personas mayores. Implementar buenas prácticas en el manejo de sus datos contribuye a generar confianza y a garantizar una atención de calidad.

Consejos para evitar la vulnerabilidad de la protección de datos de personas mayores

A través de las siguientes recomendaciones se pretende minimizar el riesgo de que las personas mayores sean víctimas de vulneraciones de datos, así como de posibles delitos que tengan que ver con el fraude o la usurpación de identidad.

  • Solicitar el apoyo de personas de confianza cuando se requiera realizar un trámite, ya sea en físico o de manera virtual: las personas con edades avanzadas se enfrentan a menudo a desafíos con las implementaciones de la tecnología. Es por ello que contar con la presencia de un familiar o amigo cercano ayudará a agilizar el proceso.
  • Emplear contraseñas difíciles de descifrar: para la protección de dispositivos electrónicos o correos, es importante usar credenciales que permitan la máxima protección del usuario. Una contraseña segura puede prevenir la exposición no autorizada de la información personal y reducir el riesgo de un fraude en línea o de cualquier otro delito derivado de una vulneración de datos. Además, se recomienda el uso de un administrador de contraseñas, que permita almacenarlas y generarlas de manera segura.
  • Evitar proporcionar datos personales a través de llamadas telefónicas: la delincuencia ha encontrado, a través de los nuevos sistemas digitales, una forma infalible de delitos. En el caso de personas mayores, suelen ser las víctimas predilectas de los delincuentes online. Es por ello que se recomienda no facilitar ningún dato comprometedor. Del mismo modo, hay que evitar responder llamadas de números desconocidos, verificar siempre la fuente de la llamada, desconfiar de las llamadas de emergencia y nunca aceptar ofertas inesperadas.

Una persona mayor sentada en su sofá con su tarjeta de crédito y haciendo un pago a través del móvil.

  • Dedicar unos minutos a leer el aviso de privacidad antes de proporcionar cualquier dato de carácter personal: un aviso de privacidad es un documento legal que describe cómo se recopilan, utilizan, comparten y protegen los datos personales que se proporcionan. Es importante leerlo porque brinda información sobre cómo se manejarán los datos y cómo se utilizarán. Además, contiene información sobre los derechos que puede ejercer el usuario en relación con sus datos personales, como la posibilidad de solicitar que estos se eliminen.
  • Consultar páginas oficiales en internet: sobre todo a la hora de realizar compras online, las personas mayores tienen que confiar únicamente en tiendas que dispongan de un amplio catálogo de productos y sean reconocibles, además de contar con reseñas reales. Al ingresar a páginas de internet oficiales, es posible tener la seguridad de que se está comprando en un sitio web legítimo y reconocido, lo que reduce el riesgo de ser víctimas de estafas o fraudes en línea.
  • Importante evitar abrir correos electrónicos o documentos adjuntos de personas que no se conocen: las personas de la tercera edad son a menudo víctimas de fraudes y estafas en línea, y una forma común utilizada por la delincuencia para intentar engañar a las personas usuarias es a través de correos electrónicos, documentos adjuntos y enlaces que envían personas desconocidas. Por ello, hay que evitar, en la medida de lo posible, abrir correos de desconocidos, no clicar en enlaces sospechosos y usar un antivirus para mayor confianza.
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  • Reportar a las autoridades competentes cualquier uso indebido de datos personales: en caso de sospechas de que los datos personales han sido utilizados de manera indebida, es posible presentar una reclamación ante los organismos que se encargan de velar por los derechos del usuario en internet, como por ejemplo la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), o incluso ponerlo en manos de profesionales abogados.

La protección de datos en internet es un derecho fundamental, especialmente cuando involucra a personas mayores, un grupo vulnerable ante riesgos como el robo de identidad, fraudes electrónicos y la difusión no autorizada de información personal.

El incumplimiento de un buen uso de los datos de personas mayores pueden conllevar multas y sanciones económicas muy altas, e incluso responsabilidad penal en casos graves.

Es esencial promover la educación digital en las personas mayores, capacitándolas sobre prácticas seguras, como el uso de contraseñas difíciles de descifrar y el reconocimiento de estafas en línea.

Además, las instituciones que manejan datos personales deben implementar protocolos de ciberseguridad, cifrado de información y mecanismos de autenticación robustos.

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