La edad, sinónimo de mejores personas según un estudio estadounidense

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Daniel Ibiza

Por: Daniel Ibiza

CEO-fundador, trabajador social

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Un estudio realizado en Estados Unidos revela que las personas se sienten más satisfechas consigo mismas y se preocupan más por las personas según avanzan en edad.

Cumplir años siempre va ligado a hacer balance de todas las cosas positivas y negativas que se dejan en el camino.

Según un estudio estadounidense, lo cierto es que cuanto más años se tiene, más solidarios, amables y empáticos se vuelven las personas. Ese desbordamiento de humanidad parece estar relacionado con la producción de una hormona, la oxitocina.

El ser humano produce mayores cantidades de oxitocina conforme más años cumple

De esta forma, la oxitocina puede comportarse como una hormona o como un neurotransmisor que influye sobre la actividad del sistema nervioso vegetativo.

También interviene en varios procesos fisiológicos, activa comportamientos a nivel mecánico en determinados órganos e influye en distintas áreas cerebrales. Asimismo, es conocida como la “hormona de la felicidad”.

Esta investigación está publicada en la revista ‘Frontiers in Behavioral Neuroscience’ (Fronteras de la Neurociencia del Comportamiento) lleva la firma de Paul Zaj, de la Universidad de Graduados de Claremont en Estados Unidos.

Los aspectos sociales: mayor preocupación cuando se envejece

El estudio demuestra que la liberación de oxitocina aumenta con la edad y eso, explican los científicos, se debe a que las personas se preocupan más por los aspectos sociales que les rodean a medida que envejecen.

La oxitocina es un neuroquímico, una hormona relacionada con el apego, la confianza entre las personas, la comprensión o empatía y la generosidad. El equipo de investigadores quería comprobar si existía una base neuroquímica en el hecho de que las personas mayores pasen más tiempo y destinen más fondos a organizaciones benéficas que los jóvenes.

Un plano de unas manos de una señora mayor y una mujer joven. La mujer mayor tiene un gesto de coger las otras manos en un gesto de ayuda.

En este sentido, esta es la primera vez que se demuestra que se da un cambio claro en la producción de oxitocina con conductas sociales pasadas, lo que podría afirmar que el cerebro genera más hormonas de la felicidad cuanto más amor hay en las acciones.

“Las personas mayores pasan más tiempo como voluntarios y donan una mayor proporción de sus ingresos a organizaciones benéficas. Queríamos ver si había una base científica y neuroquímica para explicar estos comportamientos”, afirma el doctor Paul Zak, de la Universidad de Claremont.

Paul Zaj, autor de la investigación. Fuente: Claremont Graduate University.

El envejecimiento activo, fuente de alimentación de la eficiencia y calidad de vida

Pero esto no acaba aquí, puesto que las investigaciones en la relación entre el envejecimiento y los aspectos positivos que provoca han sido muchos.

Estudios previos han constatado que el envejecimiento afecta la eficiencia y la velocidad de procesamiento, el aprendizaje explícito, la memoria de trabajo, la atención y la resolución de problemas.

Dicho de otro modo más científico y técnico, estos cambios pueden resultar de la reducción del volumen de materia gris en distintas regiones del cerebro a medida que se envejece, incluida la corteza cingulada anterior, la corteza frontal orbital, el surco temporal superior, la ínsula y el cuerpo estriado dorsal y ventral.

Una pareja de ancianos pasea por la orilla de la playa tranquilamente.

Las emociones y las relaciones, también cambian con la edad

Los comportamientos sociales y las respuestas emocionales también cambian con la edad. Las personas mayores dedican más tiempo al voluntariado y donan una mayor proporción de sus ingresos a organizaciones benéficas en comparación con los más jóvenes.

En estudios de laboratorio se ha confirmado que las personas mayores comparten más dinero con extraños que los adultos más jóvenes.

Esto incluye un mayor afecto positivo, ya que las personas mayores pueden desarrollar habilidades que mejoran su estado de ánimo y que es menos probable que usen los jóvenes, aunque los científicos admiten que existe una variación significativa entre cada individuo.

El estudio afirma que las personas se vuelven más amables conforme envejecen, ya que la oxitocina se libera más y hay una mayor satisfacción y felicidad con la edad

Dos personas mayores se relajan y conversan en unas sillas al aire libre mientras toman un café.

La oxitocina está tan íntimamente relacionada con la bondad y la felicidad, según informan los especialistas, que la satisfacción con la vida podría incrementarse con actos de bondad. Por ejemplo, con acciones como ser integrante de una ONG.

Esta acción sería un motor aceptable para iniciar un círculo virtuoso, o ciclo de retroalimentación positiva, de sentirse mejor haciendo más actos buenos y productivos.

“Esta investigación proporciona una explicación neurológica de por qué muchas personas se vuelven más agradables a medida que envejecen, explica Paul J Zak, especialista del Centro de Estudios de Neuroeconomía y autor de dicha investigación.

Cumplir años puede significar una vida mejor

Cumplir años, dice la investigación, que aporta lecciones de vida y, en la vejez, la actividad social se vuelve cada vez más importante y muy difícil de satisfacer.

En este sentido, la investigación estadounidense muestra que la demanda de interacciones sociales crece con la edad y las personas mayores que satisfacen esta demanda viven mejor

“De manera más general, la investigación muestra que las personas de todas las edades pueden aumentar su satisfacción con la vida al incrementar la cantidad y el tipo de comportamientos de ayuda que realizan, es decir, la retroalimentación de ayudar a otras personas ayuda al cerebro a liberar más oxitocina.

Un plano detalle de unas manos de una persona anciana agarrando unas manos de una persona joven.

“Ayudar a los demás no solo es agradable, sino que también puede hacer que las personas sean más felices y saludables”, define el autor de la investigación.

Las personas necesitan a otros para prosperar y cuando entendemos esto, podemos crear más oportunidades para conectarnos con otros en el trabajo, durante el tiempo libre y elegir participar en más actividades sociales”, concluyó el científico.

La filosofía ya avisaba de este fenómeno: la neuroeconomía al poder

“Nuestros hallazgos son coincidentes con la mayoría de religiones y filosofías del mundo, que proclaman que la satisfacción con la vida de uno aumenta al ayudar a los demás“, argumenta Paul Zaj, experto en lo que ha venido a denominarse neuroeconomía.

Se trata de una nueva disciplina que estudia cómo el cerebro toma y procesa decisiones de tipo económico y la manera en que los valores humanos influyen en ello.

Su objetivo principal es estudiar cómo las personas toman decisiones relacionadas con la economía. Para ello, alejándose del supuesto clásico de economía de que los agentes son racionales y toman decisiones óptimas tomando en cuenta la información disponible

Además, la neuroeconomía tiene su origen en Estados Unidos, como el objeto de estudio, y surge como una respuesta al hecho evidente de que muchas personas parecen tomar decisiones económicas no racionales.

Por tanto, el equipo de científicos de Zak quería comprobar si existía una base neuroquímica en el hecho de que las personas mayores pasen más tiempo y destinen más fondos a organizaciones benéficas que los jóvenes, y concluyeron en que sí.

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