Suena duro pero: no quiero cuidar a mi padre.
Esta es una frase que pocos se atreven a formular en voz alta porque lleva aparejado un juicio, casi automático, de los que te rodean. En justicia, todos tenemos derecho a expresar cualquier sentimiento que resuene en nuestro interior. Este derecho es muy superior al derecho de los demás a lanzarnos opiniones acerca de nuestras vidas, especialmente cuando desconocen nuestra realidad.
Los conceptos del padre y la madre suelen estar bastante idealizados. No podemos obviar el hecho de que algunos padres han ejercido escasamente como tal y de que existen excepciones: padres y madres ausentes e incluso violentos que no son el objeto de este artículo y que distan mucho de esa idílica perfección.
Si vuestros padres fueron un desastre, este post quizá no va con vosotros.
En esta entrada vamos a intentar resolver esa duda que corroe a mucha gente cuando se plantea “no quiero cuidar a mi padre” después de una infancia más o menos normal. Tranquilos: Aquí os diremos si sois malas personas o no.
Veamos primero qué está sucediendo.
Desde una perspectiva sociológica
Países del norte de Europa
En las sociedades de la zona norte de Europa se alienta a los jóvenes a dejar el hogar entre los 20 y los 23 años.
En España la permanencia en el nido se alarga hasta los 29.
Los mayores en estas sociedades reclaman también más autonomía. Son más partidarios de resolver sus problemas por sí solos mediante la contratación de recursos o el retiro voluntario en residencias.
Países del sur de Europa
En los países de la zona sur (Mediterráneos) la atención a los mayores ha recaído históricamente sobre la familia y en concreto sobre las mujeres. Con la entrada de la mujer en el mercado laboral esa responsabilidad o bien se ha repartido entre todos los hijos (todavía con más frecuencia entre las hermanas, sobretodo las solteras) o se gestiona mediante la contratación de recursos.
Es importante destacar que en el norte de Europa son los propios mayores quienes contratan los servicios de atención y en el sur son los hijos quienes hacen la gestión.
Cambios rápidos y falta de adaptación
Por desgracia, estos cambios logísticos han cogido con el pie cambiado a la población, que se enfrenta a ellos con cierto estupor: parece que no supiéramos de antemano que las personas envejecen y que pueden perder su autonomía.
Nuestros mayores, que han visto como las mujeres de la familia se encargaban de sus padres y abuelos de forma natural, han asumido en muchos casos que su cuidado recaería sobre sus hijas.
Esta expectativa es difícil de combatir y además es expresada con una exigencia que puede muy bien suscitar rechazo.
La realidad: Esas hijas tienen una vida propia repleta de compromisos.
Cuando la obligación es depositada en un hombre todavía (cada vez menos) asistimos a escenas de perplejidad en la que varones que apenas han sabido cuidar de sí mismos a nivel doméstico (salieron de casa de sus padres para casarse y ser atendidos por una mujer que hacía las veces de segunda madre) tienen que resolver cuestiones que les sobrepasan.
Desde una perspectiva psicológica
Vivimos en una sociedad todavía muy marcada por la moral cristiana. Esta moral choca, cada vez con más violencia, con las exigencias cotidianas de tipo laboral y las “aspiraciones” personales. Muchas de estas aspiraciones son, en muchos casos, un refrito de estereotipos inoculados por la publicidad: poca gente tiene tiempo real de reflexionar acerca de qué querría hacer realmente con su vida. Ante ese vacío es fácil intentar emular a los “influencers” que nos venden posados felices en paisajes remotos o rodeados de lujo: paraísos artificiales en los que no cabe la vejez ni la enfermedad.
La cruda realidad
Al final, cuando creemos tener nuestra rutina alineada con unos objetivos (sean más o menos realistas o más o menos reflexionados) la realidad nos golpea con su habitual crudeza. Cuando uno de nuestros familiares enferma y precisa que le hagamos un hueco en ese tiempo, tan escaso, del que disponemos, empiezan los problemas y aparece el “No quiero cuidar a mi padre”.
En estas situaciones, el ser humano debe asumir esa dura realidad: la vida no es eterna y nuestros mayores no van a estar ahí para siempre.
Hay mucho escrito acerca de la aceptación y un consenso casi general acerca de las fases del duelo, expuestas por primera vez por la psicóloga Elisabeth Kübler-Ross. La aceptación viene precedida por cuatro fases previas:
La negación, la ira, la negociación y la depresión.
Una frase como “no quiero cuidar a mi padre” puede fácilmente asociarse a esa primera fase de negación: no estamos simplemente negándonos a cuidar a nuestros padres; estamos negándonos a asumir que esas personas han envejecido y se encuentran en el tramo final de sus vidas.
La extenuación: síndrome del cuidador quemado
Afrontar el cuidado de un familiar sin renunciar a la propia vida puede ser completamente agotador. Existe un síndrome, perfectamente identificado: El síndrome del cuidador quemado. Las personas que alcanzan este estado padecen alteraciones de sueño, mal humor, sensación de impotencia, aislamiento social, cambios en el apetito/peso, dificultades para concentrarse.
En estas situaciones, es normal que veamos la tarea diaria de atender a nuestro familiar como una amenaza para nuestro propio bienestar y que nos produzca rechazo: es nuestro instinto de supervivencia el que habla.
Asumir a solas el cuidado de un familiar sin ninguna ayuda puede repercutir en otros aspectos de nuestra vida: el trabajo, la pareja, por eso llega un momento en que la situación puede hacerse insostenible.
No quiero cuidar a mi padre ¿Eres una mala persona?
Por tener estas ideas no, pero tampoco te podemos expedir un certificado oficial de “buena persona” desde Aiudo sin saber si has hecho tus deberes en las demás facetas de tu vida 😉
Lo que sí podemos ofrecerte es una atención de primera calidad para tus padres que te permita mantener tu vida mientras ellos están perfectamente atendidos.
15 Responses
Perdón no se cierto si han recibido mi mensaje que acabo de exponerles
Hola estoy en situación similar mi madre ya no quiere cuidar de mi padre que porque esta cansada yo soy la hija mayor me traigo a mi padre a mi casa los fines de semana par que ella descanse tengo otra hermana que trabaja y saliendo de trabajar se pasa a cuidar de mi padre los otros días y mi otra hermana no quiere ayudar ni económicamente se la pasa en el gimnasio y con sus amigas mi esposo ya no quiere que me traiga a mi padre me presiona y me enoja el saber que mi hermana se rasque la panza tan agusto y mi otra hermana y yo seamos las que apoyamos económicamente y cuidando de mi padre enfermo. Quiero tener mi vida de antes vivo enojada y estrenada. Mi madre sino le doy dinero en veces se enoja y me exige me dice que te perdone Dios por fea pero tiene su pensión y las de mi padre .
Buen día. Traje a mi padre hace 4 años de Cuba con gran alegría, tras quedarse sólo por el fallecimiento de mi madre. He descubierto a otra persona, allá era agradable, sociable, un encanto. Desde que llegó (no tiene deterioro cognitivo) se mostró desagradable, mal educado e ingrato. Mi hijo es su único nieto y le ignora. Ha tenido tres ingresos que se complicaron y me quedé con él a tiempo completo. Pero ahora mi esposo ha enfermado de cáncer de páncreas en fase IV, y me necesita a tiempo completo. Ahora ingresaron los dos, mi padre por un tema digestivo y mi esposo para reconducir los efectos de la quimio. Le dan el alta a mi esposo pero no sé cuánto demorará en volver a ingresar, pero me necesita a su lado dado el pánico que tiene y porque hay que controlarle a cada rato. Gracias a él pude traer a mi padre porque aceptó asumir esa responsabilidad. Mi padre está aún internado pero no estoy en condiciones de cuidarle ahora mismo en casa. Se ha encamado y usa pañales. Ambas cosas por decisión propia, no hubo causas para ello y claro, ya esta atrofiado y no hay marcha atrás. Puedo estar dos horas hablándole, cortándole los pelos, poniendo crema, haciéndole las uñas y no me habla. Jamás ha preguntado por mi esposo. No estoy en condiciones de tenerle en mi casa pero tampoco puedo pagar a nadie ni una residencia. ¿Qué se hace ante ésto?
Soy cubana. Después de más de 20 años de exilio, más o menos encuentro mi estabilidad económica y familiar. Tengo dos hijos, uno de ellos de 3 años. Con mi padre tengo una relación formal, él de sentimientos poco, y un carácter malísimo. Tengo problemas de autoestima y de ira que intento superar como puedo gracias a mi infancia con él. No tengo dinero para psicólogos ni para lujos, pero tampoco me quejo. Resulta que mi padre se quiere venir a vivir conmigo. Yo no puedo con la idea. Nunca fui feliz con él, su mal carácter y sus hábitos me pueden. Y se hace mayor y la situación en Cuba cada vez peor. Sólo de pensar en que me lo he de traer y el mundo se me hace un puño. No es sólo lo económico, que es bastante, sino también lo emocional. No puedo con la idea.
Sin duda, tu situación es muy complicada y no debes sentirte mal por no querer vivir con tu padre. En estos casos, ni os queda más remedio que convivir, lo ideal sería que trabajaseis mucho en vuestra relación paternofilial, para que la experiencia sea lo más llevadera posible. ¡Un saludo!
Hola, mi padre enfermo no se deja ayudar pero se queja todo el día. Mi madre falleció hace mucho y era la única que estaba, mi padre no estaba nunca por trabajo pero tampoco se ocupó de educarme, era bastante ausente. Hoy en día anda con problemas de movilidad (salud) pero no mejora porque no hace nada de lo que los médicos le indican, yo no doy más de ayudarlo y ni siquiera lo valora. Ya no se que hacer, es muy agotadora la situación, nose que recomiendan?
Hola, Pedro. En ese caso, lo mejor sería considerar contratar a una cuidadora, ya sea por horas o interna, que te pueda ayudar con los cuidados de tu padre.
A ver, tanto trabajo cuesta razonar que vivimos en una sociedad enferma donde resulta prácticamente incompatible los cuidados con el trabajo y la vida diaria? y, por otro lado, quién se puede permitir contratar a una persona que cuide de tus padres? aunque sea una hora?. Quienes puedan, suerte que tienen.
A mi lo que me pasa es que vivo con mi padre, mi madre era quien se ocupaba de todo, mi padre solo ponía el dinero, que no es poco, pero desde que falleció mi madre, mi padre ha pretendido que yo me ocupara de todo lo de la casa.
Al final contratamos a alguien que limpia y cocina por horas.
Pero mi sentimiento es ese :”No quiero cuidar de mi padre”.
Nunca recibimos educación emocional… no aprendí a AMAR a mis padres y ahora me cuesta un mundo.
La sensación de perder la libertad por alguien que nunca ha hecho ningún esfuerzo (igual que yo desgraciadamente) por cuidarse por sí mismo , es horrible.
Yo no tengo hijos y mi pensión será ridícula, así q no tendré quien me cuide ni dinero para contratar a nadie (el karma jaja)
Hola, tu historia la verdad es que es complicada. Nuestra recomendación es que busques apoyo con un profesional de la psicología. Quizás pueda darte las pautas que necesitas para poder afrontar esta situación de la mejor manera posible. ¡Esperamos que estés bien! 🙂
buenos mi padre no es mayor,tiene 56años con parkinson,soy su hija mayor,de su primera mujer,tiene dos hijos más de otra mujer,de mi nunca se preocupó nunca me educó,si q lo tuve presente como amigo xq como padre deja q desear….el siempre ha tenido maña cabeza de echo se va a quedar en la calle por no pagar…yo no puedo tenerlo conmigo por mí trabajo,porq no tengo sitio,y por q nunca se preocupó de mi ,ya q mi madre tampoco lo hizo,menuda adolescencia tuve… ahora tengo 31 con mi vida bastante asentada,yo lo ayudo y viene a mi casa a veces,yo no duermo de pensar q puedo hacer con el para que no se vea tirado como un perro,por qué aún se defiende pero si enfermedad avanza…y el no lo reconoce q lo tiene..yo siento que me hundo cada día …quiero tener mi propia familia pero no lo consigo…me.juzgan por no querer tenerlo conmigo pero nadie sabe lo que yo llevo dentro de mi…tampoco quiero verlo tirado.
Hola, Sara. No cabe duda de que tu caso es complicado, no obstante, seguramente la mejor opción para ti en estos momentos sea contar con el apoyo de una cuidadora. Puede ser una cuidadora interna o por horas, que se encargue de cuidar de tu padre sin necesidad de meterlo en una residencia. Gracias a este apoyo, tu padre podría contar con los cuidados de una profesional desde la comodidad de su casa. En Aiudo somos expertos en buscar las mejores cuidadoras para cada caso, por lo que te recomendamos que entres en https://aiudo.es/ y nos pidas información. ¡Un saludo! 🙂
Mis padres separados hace tiempo nunca me han querido tener a su lado cada uno hizo su vida y resulta k ahora son mayores y cada uno por su lado me exigen k los cuide y yo no quiero. Tengo dos hermanos mas pero a ellos no se lo dicen y por ser mujer me toca a mi. Nunca me han apoyado en nada y a los otros hermanos si todo se lo justifican uno por ser pequeño 20 años y otro por tener 4 hijos y no puedes.Y ahora me toca todo a mi??? Y me lo exigen a cambio de harencia k me corresponde por cierto la peor parte. No entiendo nada. No tengo relacion con mis hermanos ni me llaman y no me responde uno de ellos. En fin …resumiendo no entiendo nada necesito un abogado o una psicólogo? Gracias
Muy buenas, me gustaría saber mas del tema ami también, mis padres nunca han ejercido como han debido, ni en comida, ni en ropa ni salud, quisiera saber mas sobre este tema, me uno
Te están básicamente manipulando. A cambio de herencia dijiste? No se en que estado mental estás pero si un familiar hace eso no es digno de nada de parte tuya. Estoy en una situación difícil y similar también y se juntó con la enfermedad de uno de mis progenitores. Después de hacer coaching, constelaciones y mil otras cosas decidí alejarme. Que dios y la patria me lo demanden si estoy en falta. Mis familiares y sus dichos me importan muy poco. Te deseo la fuerza para que hagas lo que te haga bien.