El abanico, el lenguaje secreto de ‘darse aires’

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Lorenzo Gomez

Por: Lorenzo Gomez

Periodista, redactor experto en gerontología

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Si existe un objeto que esconde tras de sí un lenguaje oculto heredado generación tras generación, este es el abanico. En una época en la que impera la tecnología, este invento que facilita y hace mucho más cómoda la vida es, sin lugar a dudas, el “aire acondicionado” de todos los tiempos, el que nunca falla.

Este símbolo sirve, a partes iguales, para darse aire frente al calor y, antiguamente, para “darse aires” de superioridad o de control.

Es precisamente contra el calor por lo que más se usa para el cuidado de personas mayores en verano a día de hoy.

Una de las imágenes más icónicas es ver a mujeres y hombres, aunque sobre todo a las primeras, con este “ventilador portátil” en esos desagradables momentos en los que la canícula golpea con furia. Pero, hay un lenguaje oculto que tiene un inmenso poder comunicativo.

Origen del abanico: de Oriente camino a Europa

Aunque no se conoce con exactitud una fecha que signifique el comienzo del uso de este elemento, se cree que ya en la prehistoria existía en forma de grandes hojas de plantas. A lo largo de los siglos, multitud de países y civilizaciones lo han utilizado. Muchos de ellos se conocen gracias a los restos arqueológicos, pinturas y grabados antiguos.

La cultura griega imitó a la egipcia en su uso, tales abanicos eran diferentes del concepto que hoy en día se tiene.

El primer abanico plegable tal como se conoce hoy en día fue inventado por un chino en el siglo VII inspirándose en el mecanismo del ala de un murciélago. En Europa se conoce desde el siglo XV desde que los portugueses lo trajeron desde sus rutas comerciales al lejano oriente.

En el siglo XVIII se crea la Real Fábrica de Abanicos la cual convirtió a España en uno de los primeros productores de abanicos del mundo, haciendo frente al mercado italiano y al francés.

Un abanico decorado con adornos egipcios y el marco de oro.

No es solo un elemento refrescante contra el calor

El abanico ha tenido diversas utilidades a lo largo de la historia, además de ser una herramienta para hacer frente al calor. Algunas de las funciones adicionales del abanico sorprenderán a más de uno.

En el siglo XIX, especialmente en la sociedad victoriana, se desarrolló un lenguaje simbólico conocido como “el lenguaje de abanico” que permitía a las mujeres comunicarse de manera discreta y expresar emociones o intenciones mediante gestos y movimientos del abanico. Por ejemplo, abrirlo y cerrarlo rápidamente podía significar “te amo”, mientras que agitarlo lentamente podía expresar desinterés.

Siglos antes, los antepasados usaban el abanico como artefacto para reanimar las llamas del interior de los hogares para cocinar. 

Asimismo, el abanico se ha utilizado como un accesorio elegante a lo largo de la historia, especialmente en la moda femenina. Se decoraban con encajes, bordados y materiales lujosos, convirtiéndolos en piezas de moda exquisitas.

En algunas culturas, el abanico se ha utilizado en ceremonias religiosas y espirituales como un símbolo de purificación o como parte de rituales sagrados.

Muy ligado a lo anterior, este objeto se ha considerado una forma de arte en sí mismo. Muchos abanicos históricos se han decorado con hermosos diseños y pinturas, convirtiéndolos en piezas coleccionables y de exhibición.

En algunas culturas y épocas, el abanico se ha utilizado como un objeto de defensa personal. Algunos de ellos estaban equipados con cuchillas ocultas u otros mecanismos para la autodefensa.

Esconde un lenguaje secreto

Los abanicos se convirtieron en un elemento esencial de la moda del siglo XIX y XX. Las mujeres de la época iban a los bailes acompañadas de su madre o de cualquier otra compañía femenina que se encargaban de velar por su comportamiento. De este modo, se inventó un lenguaje secreto utilizando el abanico para poder comunicarse con sus pretendientes y pasar desapercibidas. Existieron varios tipos de lenguajes del abanico, pero todos ellos tenían en común la utilización del abanico situándolos en posiciones diferentes.

  • Sostener el abanico con la mano derecha delante del rostro: sígame.
  • Sostenerlo con la mano izquierda delante del rostro: busco conocimiento.
  • Mantenerlo en la oreja izquierda: quiero que me dejes en paz.
  • Dejarlo deslizar sobre la frente: has cambiado.
  • Moverlo con la mano izquierda: nos observan.
  • Cambiarlo a la mano derecha: eres un osado.
  • Arrojarlo con la mano: te odio.
  • Moverlo con la mano derecha: quiero a otro.
  • Dejarlo deslizar sobre la mejilla: te quiero.
  • Presentarlo cerrado: ¿Me quieres?

Una mujer posa con un abanico mientras sonríe.

  • Dejarlo deslizar sobre los ojos: vete, por favor.
  • Tocar con el dedo el borde: quiero hablar contigo.
  • Apoyarlo sobre la mejilla derecha: sí.
  • Apoyarlo sobre la mejilla izquierda: no.
  • Abrirlo y cerrarlo: eres cruel.
  • Dejarlo colgando: seguiremos siendo amigos.
  • Abanicarse despacio: estoy casada.
  • Abanicarse deprisa: estoy prometida.
  • Apoyar el abanico en los labios: bésame.
  • Abrirlo despacio: espérame.
  • Abrirlo con la mano izquierda: ven y habla conmigo.
  • Golpearlo, cerrado, sobre la mano izquierda: escríbeme.
  • Semicerrarlo en la derecha y sobre la izquierda: no puedo.
  • Abierto, tapando la boca: estoy sola.

Más allá del lenguaje, entre creencias y supersticiones

Debido al arraigo y empleo del abanico, se ha ido creando su alrededor toda una amalgama de creencias y supersticiones. Por ejemplo, se creía que si se dejaba abierto traía mala suerte, algo muy extendido en casi todos los países. También existe la antigua práctica adivinatoria del futuro mediante las varillas de un abanico.

Para hacerlo, se hace coincidir las piezas de su armazón con las palabras “nada, cobre, plata y oro”.

La última varilla será la que responda a la pregunta que se formule. Por ejemplo: “Me casaré pronto, tendré salud, me quiere mi pareja, entre otras.”.

Por otro lado, se tenía la creencia que un abanico pequeño de cobre debidamente colgado del cuello, aseguraba salud a su portador. En cambio si era de oro, se aseguraría disfrutar de una larga juventud.

Mientras que soñar con abanicos era sinónimo de sufrir pronto una traición.

Sin lugar a dudas, el abanico esconde multitud de lenguajes que trasladan emociones tanto a quien emite el mensaje como a quien lo recibe. Uno de los elementos más históricos de la humanidad, que ha ido cobrando una importancia capital y muchos eventos sociales.

Asociado históricamente a mujeres, de la tercera edad, para protegerse del calor, las más jóvenes lo han ido usando como arma infalible de seducción y de control de tiempos en el arte de la conquista del amor. Lo que está claro es que este utensilio trae consigo un sinfín de aventuras dignas de ser contadas.

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