Juan Ignacio Vela: “En el cuidado estamos comprometidos todos como sociedad”

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Thaïs Soria

Por: Thaïs Soria

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En Aiudo, hemos tenido el privilegio de entrevistar a Juan Ignacio Vela Caudevilla, presidente de la Federación Lares, organismo que se dedica a mejorar la calidad de vida de las personas vulnerables, como son los ancianos, personas dependientes, discapacitados y aquellos en riesgo de ser excluidos por la sociedad.

Juan Ignacio es un gran profesional del mundo de la dependencia, formado en Trabajo Social y Educación Social. También forma parte de diversos grupos y equipos de trabajo en organizaciones y redes sociales de alcance nacional, como el Grupo Social Lares o CESSLE, entre otros.

¿Sin duda, el Grupo Social Lares es una entidad referente en el sector de la tercera edad. ¿De qué manera busca combatir la vulnerabilidad que afecta a las personas mayores?

Verdaderamente esta es precisamente la esencia de la propia organización. Todo lo que hacemos va dirigido a combatir la vulnerabilidad a la que se enfrentan los mayores, sobre todo aquellos que viven en situaciones de pobreza o de exclusión social.

Esto lo logramos a través del cuidado que brindamos a estas personas en todos nuestros centros, que ya son más de 1.000 en España, aunque también lo hacemos a través de otros muchos frentes, como por ejemplo es la influencia que ejercemos en el ámbito político (por medio de leyes e iniciativas con partidos políticos y organismos públicos).

Siempre intentamos que se busquen las medidas oportunas que fortalezcan al colectivo de los mayores y que combatan su vulnerabilidad. La defensa de los derechos de estas personas, que nunca caducan con la edad, deben ser reconocidos. Ahí Lares contribuye a mejorar su situación.

También Lares dispone de programas específicos, destinados a cambiar la mentalidad que tiene la sociedad y a luchar contra el edadismo, que es el tercer tipo de discriminación más importante en Europa. Combatir esto implica que se vea la imagen de las personas mayores como un valor añadido y no como un colectivo de personas que ya han vivido y que tan sólo tienen que subsistir en un segundo nivel.

Juan Ignacio Vela Caudevilla posando de frente

¿Hemos visto que recientemente habéis puesto en marcha la campaña ‘Cuidando desde la Solidaridad’. ¿En qué consiste exactamente?

Otro de los elementos más importantes y característicos de Lares es poner en valor el cuidado. Este debe ser el valor de referencia que nos caracteriza como comunidad; como grupo de personas que conviven y que comparten unos valores y unas experiencias. Compartir los cuidados desde la solidaridad es precisamente lo que hace Lares, ya que integra la atención desde unas características muy propias que tienen las organizaciones del tercer sector, como son las que agrupamos en todo el territorio, y que aplican el cuidado de una manera distinta: desde la solidaridad y la generosidad de la gente.

‘Cuidando desde la Solidaridad’ da voz a las personas que son cuidadas: las personas mayores. Esto tiene un valor muy importante a la hora de dignificar el sector y de darnos cuenta de la necesitad que tenemos de centros que acojan programas y que atiendan a personas con dependencia grave que ya no pueden estar en sus domicilios. La campaña pone en valor tanto a la persona que recibe los cuidados como a las personas que lo brindan.

Nuestros profesionales son héroes en nuestra sociedad y lideran el cuidado de aquellos que no podemos atender en el seno familiar por distintos motivos.

Se trata de una campaña sumamente importante, que recoge el sentimiento de miles de personas cuidadas y de miles de profesionales cuidadores.

Teniendo en cuenta el creciente envejecimiento poblacional, ¿Cuáles crees que son los retos de futuro a los que debe hacer frente el sector de los cuidados? ¿Deberían producirse cambios en el modelo actual?

El sector de los cuidados tiene varios elementos que son esenciales. Uno muy característico, como se ha comentado antes, es el reconocimiento del valor del cuidado.

Una sociedad que no valora el cuidado tampoco valora a los que cuidan, y si no es valorado el trabajo de los cuidadores, no es fácil que haya personas que quieran entregarse laboralmente a la atención de los demás.

Tenemos, por tanto, un reto muy importante: volver a poner en la agenda de todas las políticas y en el interés de la ciudadanía en general, el cuidado como un elemento esencial. También tenemos que aprender que en el cuidado estamos comprometidos todos como sociedad, aunque lo deberían liderar las administraciones públicas.

Es inevitable la colaboración y la cooperación de toda la ciudadanía y de las entidades sociales que nos hemos puesto a disposición de las administraciones para cooperar en una responsabilidad que, subsidiariamente a la familia, la tiene el Estado.

¿Por qué consideras que es tan importante la aplicación del nuevo Modelo de Atención Integral Centrado en la Persona (AICP)? ¿Qué cambios representa frente al modelo antiguo?

Lares tiene en su carta de identidad los valores del humanismo cristiano. Precisamente, la atención integral centrada en la persona, que es un modelo con un enfoque de derechos y que está, indudablemente, enmarcada en la atención personalizada, es el modelo que siempre hemos intentado mantener. Por lo tanto, nos es imposible seguir un modelo donde la persona no esté en el centro de nuestra operación.

Detalle de un hombre mayor sujetando un bastón

No se nos está hablando, por lo tanto, de algo novedoso para nosotros, sino que se está dando valor a lo que Lares, desde hace muchos años, está diciendo que debe de cambiar en nuestra sociedad.

¿Crees que son compatibles los servicios que ofrecen las residencias con la asistencia domiciliaria? ¿Qué puntos de unión hay entre ambos servicios?

Hablar de un solo recurso como itinerario de la dependencia es bastante irrealista. Tendrían que haber plataformas de dependencia de cuidados, que sean integrales y que aparezcan desde los primeros indicios de la dependencia, hasta niveles más altos. Todo ello, integrado dentro de un mismo sistema de cuidados.

Lares así lo pone en marcha en sus programas. Por ejemplo, el modelo de aicp.com, que trabaja con el Ministerio, pone precisamente eso en valor: la gestión de casos que equilibra, de alguna manera, la atención con las necesidades y las prioridades que tiene el usuario. Juntando estos elementos, se constituye un itinerario en el cual la persona y la familia van adquiriendo y asumiendo recursos flexibles y adaptados. Por lo tanto, no serán la ayuda domiciliaria como la conocemos ahora ni el modelo residencial elementos aislados, sino que estarán todos integrados.

La integración de estos recursos, junto con el de teleasistencia y otros muchos, estarán dentro de esta plataforma de cuidados que daremos las entidades sociales para ayudar y cubrir las necesidades de las personas dependientes y más frágiles de la sociedad.

Tanto desde Aiudo como desde el Grupo Social Lares y otras organizaciones, insistimos mucho en la necesidad de dignificar el sector. ¿Crees que estamos cerca de lograrlo? ¿Qué cambios sustanciales deberían producirse para que esto ocurra?

El sector se dignificará cuando las personas mayores y su imagen estén por encima de las discriminaciones: del edadismo y de la gerontofobia, que hemos vivido sobre todo con la pandemia y que Lares denuncia habitualmente. Es decir, cuando exista una dignificación de las personas mayores y de quienes trabajan con ellos, habremos avanzado mucho en la dignificación del sector.

Debe ser entendido por todos que los cuidadores son la solución y no un problema, pues son los que realizan esa labor de atención que necesitamos. Dignificar el mundo laboral de los cuidados significa también dignificar sueldos y condiciones laborales.

En esto, Lares está comprometido, tanto con la negociación colectiva como con los cambios que se han producido, a la par que exige a las administraciones que aporten el coste real que suponen estos cuidados en nuestra sociedad en sus plazas concertadas, pues es sobradamente conocido que hay miles de personas que esperan una plaza y no se les concede porque la administración no articula estas medidas, o que mueren miles de personas, más de 70 cada día, esperando una plaza concedida. Las administraciones deben pagar esas plazas al precio justo.

También se necesita un salario emocional; que la sociedad conozca los cuidados y agradezca el trabajo que se está haciendo. Todas estas medidas son imprescindibles para lograr una dignificación integral: de los mayores, de los cuidados y del mundo laboral y profesional. Para esto último también es imprescindible la formación, y su aplicación en los modelos de atención centrada en la persona.

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