Cuando se habla de dislexia, las personas suelen asociar esta afección a niños o jóvenes, pero la realidad es que son cada vez más los episodios de dislexia en adultos mayores. Esto se debe a que estos casos no fueron diagnosticados correctamente en una edad temprana.
La Asociación Madrid por la Dislexia ha afirmado que el 10% de la sociedad está diagnosticada con este trastorno en algún grado. Sin embargo, se cree que el porcentaje es mucho mayor.
Al no detectarse a tiempo la dislexia en la niñez o juventud, la enfermedad avanza y permanece en la tercera edad. Esto se debe a que, como no se han reconocido los síntomas en el momento correcto, la persona llega a la adultez desarrollando estrategias compensatorias a sus dificultades para poder superar los obstáculos con los que se va encontrando.
¿Qué es la dislexia en adultos?
La Federación Española de Dislexia ha determinado que la dislexia es una combinación de habilidades y dificultades que afecta al proceso de aprendizaje de una o más de las estas destrezas: la lectura, la ortografía y la escritura. Es una condición constante que también puede ir acompañada de otras dificultades en áreas como la velocidad de procesamiento, memoria a corto plazo, organización, secuenciación, lenguaje hablado o habilidades motrices, entre otras.
El origen de la dislexia deriva de una alteración del neurodesarrollo, esto es, que durante el desarrollo del embrión, la formación neuronal ha sufrido ciertas alteraciones que provocaron este trastorno. Sin embargo, también puede estar relacionada con antecedentes genéticos, nacimiento prematuro o la exposición a sustancias perjudiciales como el tabaco, drogas o bebidas alcohólicas durante el embarazo.
Tipos de dislexia en personas mayores
Existen distintos tipos de dislexia, pero en adultos se han identificado los siguientes:
- Dislexia fonológica: se da si la persona realiza una lectura visual de las palabras. Las palabras que son conocidas por el paciente no inducen a error, pero sí aquellas que son compuestas. Tampoco se utilizan bien las terminaciones o las preposiciones.
- Dislexia profunda: cuando existe dificultad para conocer el significado de las palabras, leer pseudopalabras, o palabras abstractas.
- Dislexia superficial: la padecen aquellos que tienen una buena lectura de pseudopalabras pero con tendencia a cometer errores por omisión o sustitución de letras y por esto tienden a confundir palabras homófonas.
Además, encontramos dos clasificaciones más que se relacionan con la dificultad para leer de forma adecuada:
- Dislexia evolutiva: es aquella que ha acompañado a la persona durante toda su vida.
- Dislexia adquisitiva: la que se da como conciencia de una lesión cerebral que le ha provocado a la persona la pérdida de la capacidad de lectura.
¿Cuáles son los síntomas de la dislexia en adultos mayores?
Aunque el disléxico adulto no haya tenido un diagnóstico temprano, se pueden observar a simple vista los síntomas más comunes, como, por ejemplo:
- Dificultad para memorizar datos y fechas.
- Recordar con mayor facilidad las caras de las personas que los nombres.
- Confundir izquierda y derecha.
- Una visión espacial mala.
- Dificultad para encontrar las palabras adecuadas para expresarse.
- Suelen ser personas despistadas y desordenadas.
- No tener la capacidad para mantener la atención durante mucho rato.
- Dificultades para expresarse correctamente.
Si se perciben estos síntomas, se aconseja acudir a un especialista para descartar que no se estén confundiendo los síntomas de envejecimiento con los de esta enfermedad, ya que muchas veces puede provocan frustración y baja autoestima en personas mayores.
¿La dislexia tiene tratamiento?
Lamentablemente, la dislexia no tiene cura. Sin embargo, existen distintas técnicas que ayudan a tratarla y, con el tiempo, mejorar el grado de dificultad. Algunas de ellas son:
- Ejercicios para mejorar la comprensión lectora: intentar interpretar lo que se está leyendo, parar cuando es necesario y analizar, realizar preguntas y encontrar sinónimos para aquellas palabras que resulten complicadas.
- Incentivar la escritura: como bien se sabe, la mejor forma de mejorar en algo es practicando. Por eso, fomentar que la persona disléxica escriba un poco por día puede significar un gran avance.
- Promover la estructuración espacial y temporal de la persona: esto contribuirá a mejorar su sentido de la orientación, pudiendo, de a poco, diferenciar cuál es el lado izquierdo y cuál es el derecho.
- No ignorar sus sentimientos: las personas mayores afectadas por este trastorno pueden sentir estrés, ansiedad, tristeza y frustración. La dislexia puede afectar también el autoestima, por lo que es importante tener paciencia y buscar la forma de ayudar.
- Acudir a un profesional: un equipo de psicólogos y logopedas son fundamentales en estos casos, ya que estos están especializados para ayudar profesionalmente.
Test de dislexia para adultos
En la lengua castellana no existe el test de dislexia para adultos, por lo que se utiliza una evaluación similar a la de los niños. En una primera etapa, se valúa la historia personal del paciente, y sobre todo aquella escolar, ya que es en ese momento de la vida donde mayor influencia tiene este trastorno.
Enn una segunda etapa, los especialistas pasarán a descartar si las dificultades para leer y escribir que se observan se deben a un déficit a nivel cognitivo, sensorial o emocional. Al igual que ello, se evaluarán las habilidades metafonológicas, es decir, la forma de manipular fonemas, sílabas, palabras. En una tercera etapa, se examinará la atención, memoria, capacidad lingüística oral, percepción y personalidad.
Para evaluar la dislexia en adultos, lo ideal es utilizar algún test como la escala de inteligencia Wechsler para adultos.
A lo largo de los años, diferentes investigaciones han tratado de crear herramientas de detección y evaluación de dislexia en adultos, pero dada la gran cantidad de factores, tanto internos como externos, que influyen en la evolución de cada individuo, resulta una tarea difícil establecer parámetros o factores estándares para identificar este trastorno.