El otro lado del empleo del hogar: la precariedad que nadie ve

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Daniel Ibiza

Por: Daniel Ibiza

CEO-fundador, trabajador social

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En España, más de medio millón de personas, principalmente mujeres migrantes, sostienen con su esfuerzo cotidiano el sistema de cuidados. Sin embargo, sus condiciones laborales siguen marcadas por la precariedad, la informalidad y la desprotección institucional.

A esto hay que sumarle un entorno en el que los abusos, las enfermedades derivadas del sobreesfuerzo y hasta las estafas son parte cotidiana.

Una realidad invisibilizada

Según el informe Trabajo invisible y cuerpos rotos de Oxfam Intermón, en 2024 se encontraban 565.718 personas trabajando en el sector del hogar y los cuidados en España.

El 87% son mujeres y el 69% tienen nacionalidad extranjera o doble nacionalidad.

Otro dato llamativo es que España concentra el 34,5 % de las trabajadoras del hogar de la Unión Europea.

Pese a su papel esencial en el bienestar social, estas trabajadoras enfrentan condiciones laborales alarmantes:

  • El salario medio apenas alcanza los 1.000 euros mensuales.

  • El 32 % trabaja en la informalidad, sin cotizar en la Seguridad Social.

  • Solo 4 de cada 10 reciben indemnización por despido.

  • El 23,9% de los contratos son temporales y un 58,84% tienen jornadas parciales.

Estas cifras revelan una estructura laboral que perpetúa la pobreza y la vulnerabilidad de un colectivo esencial.

Una ilústración que muestra cifras del sector de las empleadas de hogar en España con dibujos.

La salud de estas personas también se ve afectada por la precariedad. En el último año, las empleadas reportaron dolores musculoesqueléticos (90,6%), estrés (65,6%) y ansiedad (59,2%). Siete de cada diez reconocen consumir de forma habitual medicamentos analgésicos para afrontar sus jornadas laborales.

Otra de las claves de esta situación radica en la escasez de ingresos. Según el mismo informe, un 37,7% de las entrevistadas declara tener severas dificultades para llegar a fin de mes.

La inestabilidad y la pobreza laboral se agudizan con la prevalencia de las jornadas parciales (58,84%) y los contratos temporales (23,9%).

Además, un 29,7% también ha experimentado impagos salariales, y el 17% han sido víctimas de proposiciones de carácter sexual. Estas situaciones se dan, en parte, por la ausencia de medidas regulatorias debido a la privacidad del lugar en el que trabajan.

Impacto en la salud y la dignidad

Otro aspecto fundamental es el impacto directo, tanto físico como mental, que tiene la carga de trabajo en estas profesionales. Del mismo informe se extrae que:

  • El 65,5% ha experimentado estrés y el 59,2% ansiedad.
  • El 74% necesita consumir analgésicos para soportar sus jornadas laborales.
  • Casi el 50% declara haber sufrido faltas de respeto, insultos o trato discriminatorio.
  • El 29,7% ha enfrentado impagos de salario y el 17% ha recibido proposiciones de carácter sexual.

Estas cifras evidencian no solo la precariedad económica, sino también la violencia estructural y el escaso reconocimiento que reciben estas trabajadoras.

Una empleada de hogar sufre dolor de cabeza mientras se la toca en un sofá con mucha ropa por tender.

Un sistema de cuidados en crisis

La falta de un sistema público de atención a la dependencia robusto y accesible ha llevado a que las trabajadoras de hogar y los cuidados se conviertan en la solución informal a las necesidades de cuidado de la población. Sin embargo, esta solución se basa en la explotación y la desprotección de quienes realizan este trabajo esencial.

Nerea Boneta, autora del informe de Oxfam Intermón, denuncia:

“Muchas de esas mujeres se ven obligadas a trabajar en régimen de interna haciendo jornadas infinitas y sin tener apenas horas de descanso o días libres, se encuentran solas y sin red familiar que las apoye. No son reconocidas ni atendidas por la Administración Pública. Se les niegan derechos tan básicos como el derecho a paro con carácter retroactivo”.

Caminos hacia la dignidad laboral

Para revertir esta situación, Oxfam Intermón y diversas organizaciones proponen:

  • Equiparar las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar con las del resto de sectores.

  • Reconocer las enfermedades profesionales derivadas de su actividad.

  • Establecer mecanismos efectivos de inspección laboral en los domicilios.

  • Implementar un sistema público y universal de cuidados que garantice derechos laborales y protección social.

Además, sindicatos como UGT y CCOO han exigido el cumplimiento del Convenio 189 de la OIT, que reconoce los derechos de las trabajadoras del hogar, y han denunciado la persistencia de contrataciones fraudulentas y condiciones ilegales en el sector.

El fraude en el sector, a la orden del día

Una consecuencia de esta situación es la proliferación de estafas en el ámbito de la asistencia domiciliaria. Un buen ejemplo de ello ocurrió el año pasado en Mallorca.

Más de 100 mujeres, en su mayoría latinoamericanas y en situación irregular en España, fueron víctimas de una estafa laboral en la isla balear. Un individuo, haciéndose pasar por representante de la empresa “Te cuidamos Baleares”, les ofrecía empleos como cuidadoras internas sin contrato, prometiendo salarios de 1.000 euros mensuales, mientras cobraba a las familias 1.800 euros por sus servicios. Las entrevistas se realizaban en lugares informales, y tras varios meses de trabajo, muchas dejaron de recibir su salario.

Falsas cuidadoras que cometen delitos en el hogar

Por otra parte, la realidad de las «falsas cuidadoras» también aflora en el sector. En el año 2024, una mujer de 47 años fue detenida en Almería por hacerse pasar por cuidadora a domicilio para estafar a ancianos.

Vestida con el uniforme de una empresa del sector, drogaba a sus víctimas con benzodiacepinas para robarles, provocando la muerte de uno de ellos. La investigación, iniciada en marzo de 2023, reveló que la detenida tenía numerosos antecedentes y había acumulado una fortuna mediante estos delitos. Fue arrestada por homicidio, robos con violencia, lesiones graves, tenencia ilícita de armas, estafa y hurto, y ya se encuentra en prisión.

Una cuidadora joven sonríe en la cocina a una señora mayor a la que cuida.

Cuidadoras que estafan económicamente a sus víctimas, un denominador común

Otra cuidadora fue juzgada en Madrid a finales del año 2024. Fue descubierta en una presunta estafa continuada durante ocho años.La mujer, para la que la fiscalía solicitó tres años de cárcel, realizaba tareas domésticas y extraía dinero de la cuenta del hombre cada vez que este lo necesitaba, lo que le dio acceso completo a sus claves y contraseñas.

Estos son algunos de los ejemplos más recientes de una realidad paralela que se da junto a la precariedad del sector.

Lo que debería ser un pilar de bienestar social se ha convertido en un espacio de precariedad y desprotección. La realidad de miles de trabajadoras del hogar y los cuidados en España es alarmante: contratos informales, abusos laborales, impagos y estafas que quedan impunes.

Instituciones, familias y sociedad civil tienen una responsabilidad compartida: dignificar este trabajo esencial, exigir cumplimiento del Convenio 189 de la OIT y promover un sistema público de cuidados justo y universal. Porque sin derechos para quienes cuidan, no hay sociedad que se sostenga.

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