El cuidado físico de cualquier persona conlleva una serie de riesgos para quien ejerce de cuidador, por lo que es sumamente importante realizar ciertos movimientos de una forma concreta. De igual modo, debemos tener en cuenta una serie de consejos para realizar estas tareas de forma controlada y prevenir lesiones. Así, estaremos realizando nuestro trabajo de una manera efectiva y segura para ambas partes.
Cómo podemos prepararnos como cuidadores
Aunque nos parezca algo sencillo y simple es importante prepararse. Adoptar algunas actitudes para facilitar la labor que vamos a realizar, como por ejemplo:
- No todas las acciones que desempeñamos para asistir son viables para una única persona. Es importante pedir ayuda a un tercero o valernos de medios técnicos cuando sea necesario. Así evitaremos un sobreesfuerzo y no pondremos en peligro nuestra propia salud y a quien estamos auxiliando.
- Para cualquier persona es necesario ejercitarse regularmente y llevar una vida lo menos sedentaria posible. Mucho más cuando nuestro trabajo consiste en una actividad como esta, donde cargaremos peso y estaremos en movimiento. Ayudaremos a prevenir lesiones y molestias en los momentos que requieran más fuerza y agilidad.
- Es fundamental un buen descanso y una alimentación saludable que evitará desgaste mental y físico para dar nuestra atención a quienes nos necesitan.
- Evitar prisas, situaciones de estrés y actividades bruscas. Como decíamos, no es solo es el descanso físico sino también el mental, el que hará que realicemos esta labor de forma fluida y llevadera.
Adaptar el entorno para facilitarnos el cuidado
Además de ser relevante nuestra predisposición y preparación, también importa el espacio en el que vamos a cuidar a la persona mayor:
- En la medida de lo posible, es esencial evitar obstáculos en las zonas donde llevemos a cabo las actividades de cuidado. Apartaremos objetos que perturben la movilidad, muebles que sean prescindibles y todo tipo de materiales que dificulten las maniobras y puedan provocar lesiones en cuidadores y en asistidos.
- También es muy útil valerse de asideros, que supongan una ayuda para nosotros y para ellos, en zonas tan importantes como pasillos o baños.
- Si utilizamos silla de ruedas o cualquier otro instrumento que nos ayude con la movilidad, intentaremos facilitar los desplazamientos colocando el mobiliario a distancia y observando previamente si los huecos de las puertas son los adecuados para el ancho de los mismos.
Cómo prevenir lesiones en cuidadores
Por último, una serie de detalles que son de total utilidad para evitar daños a largo plazo:
- En todo momento, comunicarnos si es posible con la persona a la que estamos asistiendo. De esta manera nos facilitará los movimientos y hará nuestra propia labor más fluida.
- Es fundamental mantener una buena postura a la hora de realizar ciertos movimientos o cargar peso. La espalda recta, las piernas flexionadas y los pies separados en apoyo es una forma infalible de mantenernos estables y seguros.
- Realizar movimientos cortos y mantener poco espacio para olvidarnos de posibles caidas. Estaremos reforzando la confianza y la seguridad entre ambos, lo que será imprescindible para evitar daños graves.
- Crear contrapeso con nuestro propio cuerpo y mantener los músculos activos es también algo fundamental.
Evitar pequeñas lesiones como contracturas, hinchazones o hematomas, así como daños más graves como esguinces o hernias, se basa tanto en un trabajo de preparación previo como en técnicas concretas.
Mencionamos solo una pequeña parte de toda la preparación y las claves a tener en cuenta para desempeñar un trabajo seguro y efectivo a la hora de prevenir lesiones. No obstante, puedes consultar todas las guías que aconsejamos para ayudar al trabajo de cuidado a terceros de una manera óptima, una labor tan necesaria e importante.