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Vencer al sedentarismo en la tercera edad: las claves

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En la tercera edad resulta de vital importancia mantener un estilo de vida activo, tanto física como mentalmente para poder tener un grado de bienestar óptimo. El sedentarismo puede convertirse en un enemigo silencioso que afecta negativamente la salud física y mental de las personas mayores.

¿Qué es el sedentarismo?

El sedentarismo se refiere a un estilo de vida caracterizado por la falta de actividad física regular. Las personas sedentarias pasan largos períodos sentadas o acostadas, lo que puede tener graves consecuencias para su salud.

En las recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud de la OMS en 2010, se asegura que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en todo el mundo.

La inactividad física aumenta en muchos países y ello influye en el aumento de las enfermedades crónica y en la salud general de la población.

Los períodos sedentarios son aquellos momentos en los que se llevan a cabo estas actividades que consumen muy poca energía, como por ejemplo, estar sentados a lo largo del día en el hogar o durante el tiempo de ocio.

¿Cómo afecta un estilo de vida sedentario al cuerpo?

Un estilo de vida inactivo conlleva una serie de riesgos que conviene evitar en la medida de lo posible. Es posible que una persona de edad avanzada o con dependencia tenga que estar encamada. En ese caso, existen una serie de ejercicios para poder estimular las zonas del cuerpo que pasan más tiempo en reposo, aunque conviene estar bien informados como cuidadores o delegar estas acciones a un especialista fisioterapeuta.

Un estilo de vida con el sedentarismo como protagonista provoca lo siguiente:

  • Se queman menos calorías, por tanto, es más probable que una persona mayor aumente de peso.
  • Se puede perder masa muscular y resistencia, porque no se usa tanto los músculos.
  • Los huesos se debilitan y pierden algo de su contenido mineral.
  • El metabolismo puede verse afectado y el organismo puede tener más problemas para sintetizar grasas y azúcares.
  • El sistema inmunitario puede verse debilitado.
  • Es muy probable que la persona sedentaria tenga una mala circulación sanguínea.
  • El cuerpo puede tener más inflamación.
  • Se puede desarrollar un desequilibrio hormonal.

El sedentarismo puede llevar a una serie de problemas de salud, incluyendo la obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y la pérdida de masa muscular. También puede afectar negativamente la salud mental, aumentando el riesgo de depresión y ansiedad.

Una señora mayor sentada en el sillón viendo la televisión mientras se abanica y está expuesta a un ventilador.

Acciones para evitar el sedentarismo

Romper con el sedentarismo es posible incluso en el hogar para aquellas personas más rezagadas. Las cintas de correr o elípticas son otro de los instrumentos para poder realizar ejercicio físico de forma moderada en la tercera edad.  Estas son algunas de las acciones que se pueden llevar a cabo para evitar un estilo de vida sedentario.

Establecer metas realistas

Uno de los primeros pasos para vencer al sedentarismo es establecer metas realistas. Esto podría incluir caminar 30 minutos al día o realizar ejercicios de bajo impacto.

Buscar apoyo

Contar con el apoyo de amigos o familiares puede ser fundamental. Un compañero de ejercicios puede motivar y hacer que el proceso sea más divertido. Unirse a grupos de ejercicio o participar en actividades grupales como clases de baile o senderismo puede brindar una sensación de comunidad y unión.

Diversificar las actividades

La variedad es clave para mantener el interés en la actividad física. Conviene explorar diferentes actividades como la natación, el yoga o el baile para encontrar alguna actividad que motive a la persona en cuestión.

Consultar a un profesional de la salud

Antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, es importante hablar con un profesional de la salud. Esto ayudará a determinar qué actividades son seguras y adecuadas para la persona sedentaria.

Establecer un horario

Programar la actividad física como una cita en el calendario puede ayudar a mantener la consistencia en las acciones. Además, es una eficaz manera de mantener la mente activa en todo momento.

Seguir un plan de entrenamiento

Un plan de entrenamiento estructurado proporcionará un camino claro a seguir y ayudará a medir los progresos. A día de hoy se puede acceder a multitud de planes de entrenamiento para personas mayores en internet o, si se prefiere, se puede consultar a un entrenador personal para facilitar el proceso.

Uno de los consejos principales es realizar actividades que fortalezcan los principales grupos de músculos dos o más días a la semana.

El ejercicio físico, practicado de manera apropiada, es la mejor herramienta hoy disponible para retrasar y prevenir las consecuencias del envejecimiento así como para fomentar la salud y el bienestar de la persona.

De hecho, el ejercicio físico ayuda a mantener el adecuado grado de actividad funcional para la mayoría de las funciones orgánicas. De manera directa y específica, el ejercicio físico mantiene y mejora la función muscular esquelética, osteoarticular, cardiocirculatoria, respiratoria, endocrinometabólica, inmunológica y psiconeurológica.

De manera indirecta, la práctica de ejercicio tiene efectos beneficiosos en la mayoría, si no en todas, las funciones orgánicas, contribuyendo a mantener su funcionalidad e incluso a mejorarla. Por ello, en todas las fases de la vida conviene evitar el sedentarismo, pero más aún en la tercera edad, donde se requiere de una fuerza de voluntad extra.

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