Ictus cerebral: qué es, síntomas, causas y tratamiento

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Casi el 85% de los ictus afectan a personas mayores de 65 años. Esta enfermedad es la principal causa de muerte entre las mujeres y la segunda en hombres.

Qué es un ictus

El ictus es un accidente cerebrovascular al que también se le conoce como infarto o embolia cerebral. Se produce cuando el cerebro no recibe la cantidad de sangre necesaria debido a la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo y como consecuencia, las células nerviosas no reciben oxígeno, por lo que dejan de funcionar.

Ictus: causas

La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que el 90% de los ictus podrían prevenirse conociendo los factores de riesgo.

Los principales factores de riesgo del ictus son:

  • La hipertensión: se trata de uno de los factores que más inciden en el origen de un ictus. Tanto es así que casi un 70% de los ictus en ancianos son producto de la hipertensión arterial.

 

  • Diabetes: las personas diabéticas son entre 2 y 3 veces más propensas a sufrir un ictus, pues la diabetes daña los vasos sanguíneos, favorece la presión arterial elevada y aumenta los niveles de colesterol.

 

  • Enfermedades cardiovasculares: los ancianos con problemas de corazón poseen más riesgo de sufrir un ictus. En concreto, las arritmias cardíacas son la causa de más de un 30% de los ictus en España. Por otra parte, el ataque al corazón es una de las causas de muerte más frecuentes en los supervivientes de un ictus.

 

  • Dieta inadecuada: una buena forma de prevenir el ictus es mantener una dieta saludable y equilibrada. A través de los alimentos, nuestro mayor mejorará en este y en otros campos a lo que este afecta. Las bases de su hábito alimenticio deben ser la verdura, la fruta, la fibra, el pescado y las legumbres.

 

  • Falta de actividad física: el sedentarismo favorece la aparición de multitud de problemas de salud, entre ellos, el ictus. Pues, las personas que no realizan ejercicio son más propensas a padecer otros factores de riesgo como la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares o sobrepeso.

 

  • Consumo excesivo de alcohol y tabaco: ser consumidores habituales de estos productos provoca el aumento de la presión arterial y cardiopatías de diversa consideración. En el caso específico del tabaco, la nicotina y el monóxido de carbono deterioran el sistema cardiovascular.

 

  • Antecedentes familiares: la probabilidad de sufrir un ictus aumenta si alguien de la familia también lo ha padecido.

 

  • Sexo: es más prevalente en mujeres que en hombres.

 

  • Edad: pasados los 55 años, el riesgo de padecer un ictus aumenta. Cada década vivida dobla el riesgo de padecer un ictus.

 

  • Estacionalidad: en períodos del año en los que la temperatura es más extrema (calor o frío) es cuando más ictus se producen.

Ictus: síntomas

Este accidente cardiovascular aparece de una forma repentina, sin dar ningún aviso con suficiente antelación. Por ello, es vital conocer cuáles son los primeros síntomas del ictus en ancianos, con el fin de actuar con la mayor inmediatez:

  • Debilidad. Pérdida de manera súbita de la fuerza en un lado del cuerpo: la cara, un brazo o una pierna.
  • Confusión repentina, manifestándose en la dificultad para hablar o para entender lo que se le indica.
  • Mareo y pérdida de la coordinación, lo que lleva a la pérdida del equilibrio y a una posible caída.
  • Falta de la visión, perdiéndose la visión total o parcial en uno o los dos ojos.
  • Dolor profundo de cabeza.

Estos síntomas se presentarán de diferente forma según la región del cerebro a la que el ictus haya afectado:

  • Si afecta a la región izquierda del cerebro, la zona perjudicada será la parte derecha del cuerpo y la parte izquierda de la cara, desencadenándose:
    • Parálisis del lado derecho del cuerpo.
    • Dificultades para hablar y expresarse.
    • Comportamiento más lento.
    • Pérdida de memoria.
  • Si la región afectada es la derecha será la zona izquierda la que será la dañada:
    • Parálisis del lado izquierdo del cuerpo.
    • Dificultades en la visión.
    • Comportamiento acelerado y con poca coordinación.
    • Pérdida de la memoria

Mini ictus síntomas

Los ictus leves o mini ictus no causan los síntomas propios del ictus o infarto cerebral. En este caso encontramos la atrofia o debilidad en algún lado del cuerpo, parálisis facial, dificultad para hablar, o, en caso de que se den, se producen con muy poca intensidad y desaparecen enseguida.

Más allá de esto, algunos síntomas sutiles que pueden presentar estos mini inctus son:

  • Cierta dificultad para hablar.
  • Desorientación durante 1 o 2 minutos.
  • Dolores de cabeza cortos pero muy intensos.

Tipos de ictus

Ictus Isquémico o infarto cerebral

El ictus isquémico sucede cuando una arteria del cerebro queda taponada por un trombo o coágulo de sangre. Éste es el culpable de limitar de manera parcial o total el flujo sanguíneo disminuyendo la cantidad de oxígeno que llega al cerebro.

Ictus Hemorrágico

El ictus hemorrágico se da en menor medida entre los afectados (entre un 10 y el 15% de los casos). Se  origina al romperse un vaso sanguíneo (vena o arteria) que desemboca en una hemorragia cerebral. El oxígeno deja de llegar al cerebro, por lo que las células nerviosas dejan de funcionar y mueren en pocos minutos.

Otra causa importante de ictus es la fibrilación auricular. Es el tipo de arritmia mas frecuente y afecta a mas de 650.000 españoles suponiendo un gran problema de salud y  aumentando el riesgo de sufrir episodios cardíacos.

Método F.A.S.T.

Para actuar con la inmediatez que señalábamos anteriormente, tras llamar al médico y esperar su llegada, debemos realizarle a nuestro mayor el llamado método F.A.S.T., la mejor herramienta de evaluación prehospitalaria para la detección del ictus.

Este consiste en realizar lo siguiente:

  • F (Face Cara): decirle a nuestro familiar que sonría para comprobar si al hacerlo su boca se desvía hacia un lado determinado.
  • A (ArmsBrazos): demandarle que levante cada una de las extremidades de manera individual, primero una y luego otra.
  • S (Speech – Lenguaje): pedirle que hable con el fin de advertir si ha perdido la capacidad de expresarse con normalidad.
  • T (Time – Time): se refiere a la gran importancia de la variable tiempo. Llamar inmediatamente al teléfono de emergencias para que pueda ser atendido a la mayor brevedad reducirá el riesgo de muerte y las demás consecuencias que de él se derivan.

Repetición de ictus en ancianos

La mayoría de las repeticiones de ictus se producen durante la primera semana. Así, tras un primer ictus, el 52% de los pacientes sufren una repetición en los 7 días siguientes y un 42% en los 30 días.

La probabilidad de que el ictus se repita depende, sobre todo, de los factores de riesgo que el paciente lleve asociados y de la gravedad del ictus que ha sufrido. Por ello, la mejor manera de prevenir este accidente cerebrovascular, así como si este se produce evitar su repetición es que nuestros mayores mantengan una rutina adecuada y que estén siempre atendidos para poder actuar ante esta afección repentina.

Ictus: tratamiento y recuperación

El ictus cerebral en ancianos suele dejar graves secuelas, pero mediante una ayuda permanente y especializada, la recuperación del ictus en ancianos es posible.

Tratamiento neurológico

Para ello, se llevará a cabo un tratamiento neurológico, cuyos resultados serán claramente visibles. Entre ellos, por ejemplo, nuestro familiar mejorará algo tan esencial como el poder caminar: la alteración de la marcha puede revertir en un 30% en la mayoría de los casos y un porcentaje mayor en aquellos que realicen rehabilitación.

Los expertos médicos analizarán qué sistemas neurológicos de nuestro familiar han sido dañados de manera notable y cuáles continúan intactos. A partir de ello, fijarán su esfuerzo en estos últimos y, ayudándose de ellos, le enseñarán distintas estrategias motoras que les obliguen a utilizarlos.

La edad es importante, pero lo es más el tipo de tratamiento que a la persona mayor se le aplique. De este modo, la recuperación del ictus en ancianos de 90 años viene determinada más por el grado de alteración funcional y neurológica que ha sufrido que por la propia edad. De ahí la importancia de que animemos a nuestro familiar a esforzarse para conseguir disminuir las secuelas, pues su edad, por muy elevada que sea, no debe ser un argumento para no emprender una rehabilitación ambiciosa.

Al igual que la intervención y el seguimiento médico es fundamental, para reducir las consecuencias del ictus en ancianos, el tratamiento doméstico constante y estable se hace esencial. Gracias a él, nuestro familiar se adaptará a los nuevos hábitos de vida que debe mantener, al mismo tiempo que se sentirá protegido y seguro ante cualquier nuevo problema de salud que pueda surgirle.

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